Reseña: La manzana de Newton

     Última actualizacón: 26 febrero 2018 a las 22:25

Ficha Técnica

Título: La manzana de Newton
Editores: Ronald L. Numbers y Kostas Kampourakis
Edita: Biblioteca Buridán, 2017
Encuadernación: Tapa blanda.
Número de páginas: 308 p.

RESEÑA DEL EDITOR

La caída de una manzana inspiró a Newton el descubrimiento de la ley de la gravedad, o eso nos habían dicho siempre. ¿Es verdad? Quizás no. «La manzana de Newton y otros mitos acerca de la ciencia» –continuación de «Galileo fue a la cárcel y otros mitos acerca de la ciencia y la religión», también publicado en Biblioteca Buridán– refuta una serie de errores o ideas falsas que han llegado a ser tan populares que suelen pasar acríticamente por verdades indiscutibles y los sustituye por una descripción más veraz de los grandes avances científicos que están en su base.

Entre los mitos refutados en este volumen está la idea de que durante la Edad Media la ciencia estuvo totalmente estancada y que de hecho no hubo actividad científica alguna entre la antigüedad griega y la Revolución científica; que la alquimia y la astrología eran puras supersticiones sin el menor contenido cognitivo; que solo por temor a la reacción pública Darwin demoró tantos años la publicación de su teoría de la evolución; que Gregor Mendel estuvo muy por delante de su tiempo como pionero de la genética. Varios mitos del siglo XX acerca de la física de partículas, la teoría de la relatividad de Einstein y muchos otros son igualmente desacreditados. Los mitos se resisten a morir por mucho que sean refutados, y en esta colección de ensayos, editada por Ronald L. Numbers y Kostas Kampourakis, los colaboradores, la mayoría de ellos profesores de historia de la ciencia, abordan algunos de los mitos más persistentes y nocivos para el conocimiento, refutándolos y situándolos en su contexto histórico.

RESEÑA

«La manzana de Newton» es un libro necesario: era necesario que alguien lo escribiera –y no podría recomendar mejores colaboradores–, y también era necesario que alguna editorial se lanzara a publicarlo en castellano. Es un libro que nos enseña que los mitos históricos acerca de la ciencia –porque el primer paso es admitir que esos mitos existen y están muy arraigados– dificultan la alfabetización científica y presentan una imagen distorsionada de cómo se ha hecho –y como se hace también hoy– la ciencia.

Entendiendo por mitos en este texto aquellas afirmaciones que son falsas, vemos que no sólo han adquirido una gran difusión, sino que pese a haber sido refutados en muchas ocasiones, mantienen todavía su poder porque la falsificación de los hechos es muy duradera. Pero un mito no es simplemente una completa invención de un suceso.

Las historias tradicionales acerca de determinados acontecimientos relacionados con la ciencia a menudo ocultan otros componentes muy importantes de esos logros científicos, como la contribución de colegas o ayudantes del descubridor, o la posibilidad de que la suerte haya desempeñado un papel muy relevante en el descubrimiento. Las historias que se centran en un componente concreto de un logro científico pueden llegar a pasar por alto otros componentes que son igualmente importantes.

Esto puede llevar a una serie de estereotipos sobre cómo se producen los avances científicos. Algunos de estos estereotipos se exponen en los últimos capítulos del libro, que se centran en cómo se practica la ciencia y en el tipo de conocimientos que produce. Los primeros capítulos, en cambio, exploran algunos tópicos acerca de la ciencia y algunas falsas representaciones relativas a los métodos empleados y a los logros realizados por algunos de los más famosos científicos.

Por ejemplo, entre estos últimos podemos destacar el mito relativo a que no hubo actividad científica desde la antigüedad griega a la revolución científica (aquí Carl Sagan jugó un negativo papel al defender el mito en su, por otra parte, memorable libro «Cosmos»); que antes de Colón, los geógrafos y otros personajes cultos de la época creían que la Tierra era plana; o que las explicaciones acerca de la evolución biológica de ofrecieron Darwin y Wallace eran prácticamente idénticas.

Estudiantes, educadores y el público en general necesitan no solo adquirir el conocimiento de estas cuestiones científicas, sino también entender lo que se conoce como «la naturaleza de la ciencia», es decir, cómo se practica la ciencia, qué tipo de cuestiones se plantean los científicos y qué tipo de conocimientos producen. En definitiva, podríamos resumir esta aspiración diciendo que ciudadanos más y mejor informados son capaces de tomar decisiones razonables.

Se trata de un libro tremendamente interesante. Tras su lectura obtenemos no sólo un mejor conocimiento de algunos de los momentos más importantes de la historia de la ciencia –y de sus protagonistas–, sino que se convierte en una herramienta muy útil para cualquiera que quiera profundizar en ellos y obtener una comprensión global de los mismos desde diferentes perspectivas.

El libro se divide en cuatro partes. Como hemos apuntado, la primera se dedica a analizar los mitos relativos a los precursores de la ciencia moderna durante la Edad Media y Moderna; la segunda parte se centra en el siglo XIX, y la tercera en el siglo XX. Por último, la cuarta parte aborda cuestiones generales relacionadas con «la naturaleza de la ciencia». En general, el libro trata de refutar los mitos clásicos acerca de sucesos históricos, los relativos a cómo se practica la ciencia y también aquellos que implican a los propios científicos.

Sucede muy a menudo –más de lo que cualquier divulgador científico serio quisiera admitir– que a fuerza de tomar determinados datos de un mismo tipo de fuentes, repetimos sin contrastar historias acerca de cómo nacieron algunas teorías, de cómo funciona el método científico o cómo se produjo realmente ese hecho que removió los cimientos de la ciencia en su época. Este libro nos recuerda que debemos ser cuidadosos a la hora de acercarnos al pasado, que hemos de evitar caer de forma perezosa en manidos clichés y que, para evitarlo, debemos recurrir a distintas fuentes para contrastar toda la información que creemos saber.

Libros como el presente nos ayudan no solo a situar en su debido contexto histórico algunos de los momentos más trascendentales de la historia del pensamiento humano, sino que nos hacen pensar en qué es realmente la ciencia, cómo desarrollan su trabajo diariamente miles de científicos y a entender que ellos, como nosotros, tenemos limitaciones –en el sentido de sesgos– que debemos saber que existen para poder contrarrestarlos.

Más de treinta páginas de notas al final del texto nos guiarán si queremos profundizar en cualquiera de los temas tratados; y junto a ellas, contamos con un completo índice onomástico y por materias que facilitará la labor de localizar cualquier pasaje que estemos buscando.

En definitiva, se trata de un libro muy recomendable y que vamos a consultar a menudo, así que debe estar en la biblioteca de toda persona interesada en el desarrollo del conocimiento que hemos acumulado sobre la naturaleza.

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Reseña: La manzana de Newton
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Reseña del libro «La manzana de Newton», un libro que nos enseña que los mitos históricos acerca de la ciencia –porque el primer paso es admitir que esos mitos existen y están muy arraigados– dificultan la alfabetización científica y presentan una imagen distorsionada de cómo se ha hecho –y como se hace también hoy– la ciencia.
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Publicado por José Luis Moreno

Jurista amante de la ciencia y bibliofrénico. Curioso por naturaleza. Desde muy pronto comencé a leer los libros que tenía a mano, obras de Salgari, Verne y Dumas entre otros muchos autores, que hicieron volar mi imaginación. Sin embargo, hubo otros libros que me permitieron descubrir las grandes civilizaciones, la arqueología, la astronomía, el origen del hombre y la evolución de la vida en la Tierra. Estos temas me apasionaron, y desde entonces no ha dejado de crecer mi curiosidad. Ahora realizo un doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Málaga donde estudio el derecho a la ciencia recogido en los artículos 20.1.b) y 44.2 CE, profundizando en la limitación que supone la gestión pública de la ciencia por parte del Estado, todo ello con miras a ofrecer propuestas de mejora del sistema de ciencia y tecnología. Socio de número de la AEAC, miembro de AHdC; AEC2, StopFMF y ARP-SAPC

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