La evolución humana en «2001: Una odisea del espacio»

El 6 de abril de 1968, en el Cinerama Theatre Broadway de la ciudad de Nueva York, se estrenó la película 2001: a space odyssey 1. Stanley Kubrick no solo dirigió la película, sino que escribió el guion junto al novelista Arthur C. Clarke basándose en un relato corto de este último titulado «El centinela», escrito en 1948 y publicado originalmente en la revista «10 Story Fantasy» en 1951 2.

«2001: Una odisea del espacio» es considerada hoy en día como una de las mejores películas de ciencia ficción de todos los tiempos.

Tráiler de la película 2001 A Space Odyssey.CC.

Dado que hoy se cumple el 50 aniversario de su estreno en EE.UU., quería aprovechar la ocasión para contaros algunos detalles que quizás no conozcáis de la escena inicial –ya convertida en un icono en sí misma– y que tiene especial relevancia para la paleoantropología.

2001: Una odisea del espacio

Al comienzo de la película, una frase sobreimpresa nos da cuenta de lo que vamos a ver: The dawn of man, que yo traduciría como «Los albores (o el origen) de la humanidad».

Un lento amanecer abre paso a un paisaje agreste, una región semiárida que fácilmente podemos asociar con una región de África, donde vemos a un grupo de animales de aspecto simiesco ­–en posición cuadrúpeda y con el cuerpo completamente cubierto de pelo– alimentándose de lo que encuentran a su alrededor, insectos, bayas y otros frutos.

La siguiente escena nos traslada a una charca donde el grupo está reunido desparasitándose y bebiendo tranquilamente, una conducta comparable a la que hoy en día realizan los chimpancés. Esta imagen apacible se ve alterada cuando otro grupo de «simios» asoma por una pequeña colina. Ambos grupos comienzan a gesticular, hacer aspavientos y gritar en un intento de defender, unos su territorio y otros su derecho a acceder al agua de la charca. La cosa no va más allá y, finalmente, el grupo «invasor» se hace con el acceso al líquido al tiempo que los otros se marchan.

Otra escena. Llega un nuevo día –y suponemos que ha transcurrido una gran cantidad de tiempo– y aparece uno de los personajes más importantes de la película: una piedra de color negro, con forma de paralelepípedo, perfectamente pulimentada y clavada en el suelo en posición vertical. Los simios se sorprenden de su presencia pero tampoco le dan mayor importancia.

2001: Una odisea del espacio. 1968. Metro-Goldwyn-Mayer

Al siguiente amanecer – ¿un nuevo salto temporal?– y, a la sombra del «monolito», vemos cómo uno de estos antepasados coge el hueso de un animal muerto y comienza a golpear su esqueleto al tiempo que se yergue sobre las dos piernas traseras. De golpear un cráneo a emplear ese hueso como arma para cazar animales transcurren unos pocos fotogramas. Ya tenemos a nuestro antepasado cazador.

2001: Una odisea del espacio. 1968. Metro-Goldwyn-Mayer

A partir de aquí las cosas comienzan a ir más deprisa: estos primates comienzan a comer carne, a manejar herramientas con las extremidades superiores, vemos a crías «aprendiendo» lo que es una maza 3 y por último, a un grupo rival caminar erguidos sobre dos piernas y a uno de sus miembros matar a golpes a otro de sus congéneres con la nueva arma. Como se suele decir, el resto es historia.

2001: Una odisea del espacio. 1968. Metro-Goldwyn-Mayer

Supongo que pocos de los que estáis leyendo estas líneas no habéis visto o no recordáis esta escena pero, por si acaso, os la dejo completa (podéis agrandar el reproductor):

Lo que Kubrick y Clarke quisieron poner de manifiesto en los primeros minutos de la película es la representación gráfica de la idea dominante en esa época acerca de la evolución de nuestros antepasados, la aparición de un animal que camina sobre dos piernas y es capaz de cazar y matar otros animales para su sustento. Un hueso se convierte «de pronto» en una herramienta para golpear, pero también para matar. Es un salto evolutivo gigantesco y dramático.

La hipótesis del «simio asesino»

Este planteamiento tiene su origen en una hipótesis defendida por uno de los paleoantropólogos pioneros en el estudio de la evolución humana: Raymond Dart. Él sostenía que Australopithecus africanus –que vemos «evolucionando» en los minutos iniciales de la película– eran una especie agresiva que utilizaba huesos y cuernos como armas y los empleaba para matar tanto a sus rivales como a otros animales. Llamada killer ape hypothesis o hipótesis del «simio asesino» tuvo una acogida desigual entre la comunidad científica 4.

El Dr. Dart había llegado a esa conclusión al quedar impresionado por la gran cantidad y diversidad de huesos fosilizados encontrados en Makapansgat, un yacimiento sudafricano que hoy forma parte de lo que conocemos como la Cuna de la Humanidad, donde Dart estuvo gran parte de su carrera realizando excavaciones.

Al recopilar diferentes restos fósiles se dio cuenta de que casi todos los huesos estaban fragmentados, aparecían literalmente destrozados debido a lo que él pensó eran golpes intencionados (como los golpes que vemos en la película). También se encontraron «porras» y «lanzas» hechas con huesos y cuernos de antílope cuyas puntas parecían coincidir con las marcas que presentaban algunos de los fósiles recuperados. Así, esos huesos se convirtieron en la prueba de las primeras «luchas» o «guerras» de la humanidad.

Una visión diferente.

Uno de los discípulos del Dr. Dart, Bob Brain, tenía una versión más «optimista». Brain se preguntó cómo se habían formado los fósiles y cuál era el motivo de que aparecieran incrustados literalmente en los bloques de roca (en brecha). Debemos recordar que el yacimiento de Makapansgat había sido una mina de la que se extraía el mineral empleando explosivos. No es necesario decir que los mineros tenían un nulo interés en el estudio de los restos fósiles. Su única preocupación era recuperar la mayor cantidad de mineral con el menor esfuerzo posible.

En este sentido, Brain se preguntó si las marcas que presentaban los fósiles ­—esas fracturas y marcas características— se debían más bien a la forma en que se había producido la fosilización, que a la manera en que habían muerto nuestros antepasados. Tras años de trabajos, concluyó que los fósiles presentaban esas marcas características porque en realidad eran los restos dejados por carnívoros después de cazarlos y comérselos 5.

Los leopardos, hienas, tigres dientes de sable y gatos gigantes con los que convivían nuestros antepasados, eran uno de nuestros principales depredadores. Literalmente nos daban caza, y conducían sus trofeos a la profundidad de las cuevas para devorarlos tranquilamente. El paso de decenas de miles de año hizo el resto.

The man hunters

 No quería terminar sin contaros otra anécdota en relación con la película. En términos generales, la opinión mayoritaria es que la película mantiene una buena coherencia científica tanto en los efectos especiales como en el argumento en sí mismo.

En lo que respecta a la escena inicial, los realizadores contaron con el asesoramiento científico y colaboración de los paleoantropólogos F. Clark HowellPhillip Tobias. Este último fue el encargado de trabajar con los actores que interpretaban a los «simios» bajo unos pesados y calurosos disfraces para que comprendieran cómo se comportaban y caminaban los australopitecinos. Algunas de las sesiones de trabajo aparecieron en un documental titulado The man hunters 6 emitido por primera vez en 1971. Puedes verlas a continuación:

El documental completo, para quien tenga interés, lo podéis ver aquí.

Notas

  1. Titulada en España como «2001: Una odisea del espacio».
  2. Y que más adelante, tras desarrollar más el argumento, se convertiría en una novela homónima, publicada el mismo año del estreno de la película.
  3. En la película utilizaron para esta escena a crías reales de chimpancés.
  4. El profesor Dart estaba acostumbrado a esta situación ya que su descripción del «niño de Taung» también fue acogida con escepticismo, aunque finalmente se impuso como acertada.
  5. Los agujeros de algunos cráneos coincidían exactamente con la posición de los colmillos de los depredadores.
  6.  The Man Hunters. Directed by NICHOLAS NOXON with F. CLARK HOWELL and PHILLIP TOBIAS as scientific consultants. Produced by MGM in association with Time-Life Books. 16mm, color, sound, 52 minutes.
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La evolución humana en «2001: Una odisea del espacio»
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La evolución humana en «2001: Una odisea del espacio»
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Hoy se cumple el 50 aniversario del estreno en EE.UU. de la película «2001: Una odisea del espacio», y quería aprovechar la ocasión para contaros algunos detalles que quizás no conozcáis de la escena inicial –ya convertida en un icono en sí misma– y que tiene especial relevancia para la paleoantropología.
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Publicado por José Luis Moreno

Jurista amante de la ciencia y bibliofrénico. Curioso por naturaleza. Desde muy pronto comencé a leer los libros que tenía a mano, obras de Salgari, Verne y Dumas entre otros muchos autores, que hicieron volar mi imaginación. Sin embargo, hubo otros libros que me permitieron descubrir las grandes civilizaciones, la arqueología, la astronomía, el origen del hombre y la evolución de la vida en la Tierra. Estos temas me apasionaron, y desde entonces no ha dejado de crecer mi curiosidad. Ahora realizo un doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Málaga donde estudio el derecho a la ciencia recogido en los artículos 20.1.b) y 44.2 CE, profundizando en la limitación que supone la gestión pública de la ciencia por parte del Estado, todo ello con miras a ofrecer propuestas de mejora del sistema de ciencia y tecnología. Socio de número de la AEAC, miembro de AHdC; AEC2, StopFMF y ARP-SAPC

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