Reseña: Del mito al laboratorio. La inspiración de la mitología en la ciencia

     Última actualizacón: 5 mayo 2019 a las 18:56

Ficha Técnica

Título: Del mito al laboratorio. La inspiración de la mitología en la ciencia
Autor: Daniel Carlos Torregrosa López
Edita: Ediciones Cálamo, 2018
Encuadernación: Tapa blanda con solapas.
Número de páginas: 208 p.
ISBN: 978-8416742110

Reseña del editor

La mitología clásica ha alimentado durante miles de años todas las formas de expresión en las humanidades y las bellas artes. Los mitos surgieron como posible explicación de fenómenos naturales, pero también para responder a eternas preguntas sobre el origen y destino de nuestra especie, un esfuerzo imaginativo para superar los límites del saber racional de cada época. Por eso, no resulta extraño que la ciencia y la tecnología se hayan impregnado a menudo de la mitología clásica, y en especial para inspirar la nomenclatura de invenciones y descubrimientos. ‘Del mito al laboratorio’ nos habla de esos personajes mitológicos, cuyos nombres e historias captaron la atención de la comunidad científica hasta el punto de homenajearlos al bautizar muchas «criaturas» nacidas de sus investigaciones.

Reseña

Los mitos clásicos nos hablan de personajes extraordinarios, seres imposibles, habitantes de un mundo que no se corresponde con la realidad que conocemos. Un lugar regentado por dioses y diosas, animales increíbles, hombres y mujeres inmortales, guerreras y guerreros invencibles, gigantes, sirenas y monstruos.

Con esta descripción, Daniel Torregrosa nos invita a comenzar un viaje por la mitología. No hay mejor forma de empezar un libro que nos da a conocer algunas de las historias y leyendas que han cautivado a diferentes pueblos durante miles de años; hasta el punto de que numerosos científicos –también de diferentes épocas– han acudido a ellas cuando han tenido que nombrar algún nuevo descubrimiento.

A los seres humanos nos encanta contar y que nos cuenten historias. Estudios recientes sostienen que nos apasiona la narrativa desde que nos reuníamos alrededor del fuego para hablar de nuestros antepasados; y que esta necesidad ha llegado hasta nuestros días, como cuando nos sentamos delante del televisor y hacemos un «maratón de series». Se trata de un rasgo cultural que nos ha ayudado a articular unos sistemas de cooperación eficaces tanto a las sociedades de cazadores-recolectores como, extrapolando la situación hacia el pasado, a los primeros miembros de nuestra especie.

Joseph Campbell, que dedicó toda su vida a estudiar los mitos de diferentes pueblos y escribir sobre ellos (fue un pensador excepcional), defiende que «la reliquia de esas “viejas historias” adornan las paredes de nuestro sistema interior de creencias, como restos de antiguos utensilios en un yacimiento arqueológico». Y es que encontramos en todo el mundo, y en momentos diferentes de la historia, que estos «arquetipos» o «ideas elementales» han aparecido con vestimentas muy diferentes; diferencias que tienen que ver con las cambiantes condiciones ambientales e históricas.

El libro que ahora reseño tiene una estructura muy sencilla que le otorga un toque de frescura y facilita su lectura: en cada capítulo se presenta a un personaje mitológico que ha sido utilizado por distintos científicos para nombrar algún descubrimiento (constelaciones, planetas, elementos químicos, especies animales etc.). A través de sus páginas nos adentramos en detalles fascinantes de la mitología grecorromana y nórdica sobre todo; pero también de la mitología inuit, de la isla de Pascua (Rapa Nui), de la isla de Hawái, la mitología egipcia, la hindú o la fenicia. Y por supuesto, nos daremos cuenta que los científicos no son personajes extraños que viven «encerrados» en sus laboratorios o universidades, sino que están conectados con su cultura y sus raíces sociales.

Volviendo a Campbell, el mito sirve básicamente para establecer cuatro funciones:

  • La primera es la función mística, la que nos hace advertir cuán maravilloso es el universo, y te hace experimentar un pavor reverencial ante este misterio.
  • La segunda es una dimensión cosmológica, la dimensión relacionada con la ciencia: mostrarte cuál es la forma del universo, pero mostrártela de tal modo que el misterio se haga patente.
  • La tercera función es la sociológica: fundamentar y validar un cierto orden social. Y aquí es donde los mitos varían enormemente de un lugar a otro.
  • Y hay una cuarta función del mito, y es ésta la que creo que hoy debería interesarnos a todos: la función pedagógica, la enseñanza de cómo vivir una vida humana bajo cualquier circunstancia. Los mitos pueden enseñártelo.

«Del mito al laboratorio. La inspiración de la mitología en la ciencia» es un libro repleto de curiosidades y que despierta curiosidad.

Ahora que lo he leído, lo estoy leyendo con mis hijas (tienen ocho años) y os puedo asegurar que están disfrutando muchísimo: no solo quieren saber más sobre los diferentes mitos, sino también sobre astronomía, biología, historia etc. Estamos, en definitiva, ante un libro que hará las delicias de toda la familia.

No hay mejor complemento a esta reseña que la entrevista que Luis Quevedo le ha hecho al autor para su podcast «El Método»:

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Del mito al laboratorio. La inspiración de la mitología en la ciencia
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Del mito al laboratorio. La inspiración de la mitología en la ciencia
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Reseña del libro «Del mito al laboratorio. La inspiración de la mitología en la ciencia» escrito por Daniel Torregrosa y publicado por la Editorial Cálamo.
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Publicado por José Luis Moreno

Jurista amante de la ciencia y bibliofrénico. Curioso por naturaleza. Desde muy pronto comencé a leer los libros que tenía a mano, obras de Salgari, Verne y Dumas entre otros muchos autores, que hicieron volar mi imaginación. Sin embargo, hubo otros libros que me permitieron descubrir las grandes civilizaciones, la arqueología, la astronomía, el origen del hombre y la evolución de la vida en la Tierra. Estos temas me apasionaron, y desde entonces no ha dejado de crecer mi curiosidad. Ahora realizo un doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Málaga donde estudio el derecho a la ciencia recogido en los artículos 20.1.b) y 44.2 CE, profundizando en la limitación que supone la gestión pública de la ciencia por parte del Estado, todo ello con miras a ofrecer propuestas de mejora del sistema de ciencia y tecnología. Socio de número de la AEAC, miembro de AHdC; AEC2, StopFMF y ARP-SAPC

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