paleoantropología

Una estrella en ascenso para buscar el origen de la humanidad. La cueva Rising Star.

Una estrella en ascenso para buscar el origen de la humanidad. La cueva Rising Star.

     Última actualizacón: 8 marzo 2018 a las 13:28

El pasado día 6 de noviembre se anunciaba en la Universidad Witwatersrand el comienzo de las excavaciones en un nuevo yacimiento, la cueva Rising Star. El paleoantropólogo Lee Berger dirige la expedición conformada por un grupo de investigadores internacionales en el lugar que podría albergar los restos fósiles más antiguos de los primeros humanos. El Cradle of Humankind World Heritage Site (COHWHS), situado a unos 40 kilómetros al norte de Johannesburgo, es famoso por el registro fósil que alberga, algunos de cuyos descubrimientos más importantes fueron Mrs. Ples (un cráneo de Australopithecus africanus apodado de esa forma por los periodistas para reducir su nombre original: Plesianthropus transvaalensis), y los restos fósiles de Australopithecus sediba desenterrados en las Cuevas de Malapa por el propio Berger y que supuso su salto a la fama mundial.

El “Yacimiento de fósiles humanos de Sudáfrica” (llamado antes de julio de este año “Yacimiento de homínidos fósiles de Sterkfontein, Swartkrans, Kromdraai y sus alrededores”) es el lugar donde se encontró, en 1924, el célebre cráneo fósil de Taung, perteneciente a un espécimen de australopiteco africano. En el valle de Makapan hay numerosas grutas con vestigios arqueológicos que atestiguan la presencia de un asentamiento humano de 3.300.000 años de antigüedad y es aquí donde se está desarrollando esta nueva misión.

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Discurso de Lee Berger explicando los detalles de la expedición (en inglés)

El último descubrimiento en la zona lo logró una expedición dirigida por Berger con el objetivo de recorrer los más profundos recovecos de las cuevas:

«El líder del equipo de exploración Pedro Boshoff y sus dos ayudantes, Steve Tucker y Rick Hunter, fueron capaces de acceder a una cámara profunda que es casi imposible de alcanzar, donde han encontrado algunos fósiles significativos en la superficie de suelo de la cueva” explica Berger.

De esta forma, el primer paso de la expedición Rising Star «estrella en ascenso» es, por tanto, extraer los fósiles de la cueva y estudiarlos minuciosamente antes de hacer ningún pronunciamiento.

“Todavía no sabemos qué especie de homínido hemos encontrado, y no  especularemos. Nuestro propósito es sacar los fósiles con cuidado, estudiarlos, compararlos con otro material fósil de todas las partes del mundo y, entonces, analizarlo y describirlo. Esto es parte del proceso científico y esperamos publicar nuestros descubrimientos ―si todo va bien― a finales de 2014”.

El desafío clave es que el nuevo yacimiento se encuentra en una cueva a una profundidad de 30 metros y con una abertura muy pequeña donde únicamente personas con un diámetro de busto de 18 centímetros o menos pueden acceder. Debido a estas limitaciones, Berger hizo un llamamiento a su comunidad de amigos de Facebook, Twitter y LinkedIn para que le ayudaran a encontrar “espeleólogos especializados, preferiblemente delgados y pequeños, con excelentes habilidades arqueológicas, paleontológicas y de excavación”. En cuestión de días, Berger disponía de una lista de 57 candidatos cualificados, de los que seis fueron elegidos (todas ellas mujeres).

Mapa de los yacimientos de la Cuna de la Humanidad.

“Contamos con científicos perfectamente entrenados con experiencia en espeleología procedentes de EE.UU., Canadá y Australia y que actualmente están en Sudáfrica preparándose para la excavación. Solo un reducido número de personas tendrán autorización para acceder al yacimiento restringido, ya que una de mis prioridades es la seguridad de nuestros científicos e investigadores. Tenemos que hacer lo mejor que podamos bajo estas circunstancias para sacar los fósiles de la cueva, a través de un proceso de recuperación muy complejo”

En este sitio, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1999, es necesario cumplir unos requisitos muy estrictos a la hora de lleva a cabo excavaciones. Para ello se e trabaja siguiendo a rajatabla los criterios establecidos en la Convención de Patrimonio de la Humanidad, las Guías operacionales y el Acta de la Convención de Patrimonio de la Humanidad de 1999.

Lee Berger afirma que siempre ha enfatizado la necesidad de mostrar los descubrimientos científicos al público, como ya hizo con el descubrimiento de Australopithecus sediba in 2008. Con el mismo espíritu, la expedición está siendo seguida de cerca por un equipo de National Geographic que se asegura de que las todas las actualizaciones llegan en vivo al publico por todos los canales de comunicación social. Por ejemplo, los avances en la excavación podrán ser seguidos a través del blog dirigido por National Geographic que se actualiza a diario, así como siguiendo la cuenta de Twitter.

Comienzan los trabajos in situ

Los trabajos en la zona de investigación comenzaron el pasado día 7 de noviembre con actividades logísticas y de montaje de las tiendas de campaña (que serán el hogar de entre 30 y 60 científicos y espeleólogos). Son un total de quince tiendas dobles, una tienda médica y que posee conexión a internet, una tienda comedor, generadores y tienda de almacenamiento (la tienda “científica” se instalará más lejos de este campamento).

El día siguiente se dedicó a terminar de montar las tiendas (incluidas las duchas) así como tender los cables necesarios para introducir luces dentro de la cueva. Los investigadores procederán con mucha cautela y emplearán las técnicas más novedosas para escanear en tres dimensiones todo el recorrido, permitiendo un seguimiento segundo a segundo desde el exterior. Nada se deja al azar y se toman muestras y fotografías del interior.

Berger llama a las especialistas «astronautas subterráneas», y con mucha razón. Vean este vídeo y entenderán porqué:

El día 10 se produjo la primera gran noticia al localizar una mandíbula, un cráneo y muchos más restos fósiles. El equipo de científicos de avanzada nº 1, formado por Becca Peixotto, Marina Elliott, y Hannah Morris colocaron unas banderas sobre cada fósil y luego escanearon en 3D toda la zona antes siquiera de tocar ningún espécimen. Todas estas operaciones eran seguidas por el equipo de superficie en tiempo real a través de las cámaras instaladas.

Los trabajos continúan y resulta fascinante y apasionante poder seguirlos casi en tiempo real y tener la sensación de que se está allí con los científicos, que podemos tocar los restos fósiles, que estamos desentrañando un misterio de millones de años y que se resolverán muchas de las dudas aún pendientes de resolver acerca de nuestro origen como especie.

Referencias

Biografía y entrevista a Lee Berger en National Geographic

Página oficial del centro de visitantes de Maropeng

Entrevista a Lee Berger tras el descubrimiento de Australopithecus sediba

Publicado por José Luis Moreno en ANTROPOLOGÍA, 2 comentarios
Para entender la paleoantropología. 1ª parte: Los fósiles

Para entender la paleoantropología. 1ª parte: Los fósiles

     Última actualizacón: 15 marzo 2018 a las 19:47

Hace unos días los medios de comunicación y las redes sociales se hicieron eco de una nueva “revolución” en la paleoantropología. Me estoy refiriendo a la publicación en la revista Science de un estudio realizado por el equipo que trabaja en el yacimiento de Dmanisi, en Georgia.

Portada revista Science - 18 octubre 2013

Portada revista Science (18 octubre 2013)

Las conclusiones, tras analizar uno de los restos craneales de homínidos más completos y antiguos conocidos fuera de África ―con cerca de 1.8 millones de años de antigüedad― y su relación con otros fósiles del mismo yacimiento, apuntaban a que la variabilidad de los homininos de Dmanisi relativizarían las diferencias que hasta ahora habían servido para identificar especies como Homo habilis, Homo rudolfensis, Homo ergaster u Homo erectus (para Lordkipanidze, autor principal de la investigación, «las diferencias entre estos fósiles de Dmanisi no son más pronunciadas que las que existen entre cinco humanos modernos o cinco chimpancés»). Siguiendo este razonamiento, los investigadores sostienen que todos ellos formarían parte de una misma especie, siendo como mucho variantes regionales o «razas» de un único linaje que habría ocupado durante cientos de miles, o incluso millones de años, la práctica totalidad de los continentes euroasiático y africano.

Para poder llegar a esta conclusión, eso sí, los autores han partido de la premisa de que los cinco individuos encontrados en Dmanisi vivieron en el mismo lugar y en el mismo tiempo geológico, pertenecieron a la misma población y, por ende, a la misma especie. De esta forma, en lugar de varias especies de Homo ecológicamente especializadas, los autores creen que existió una sola especie que surgió en África. El equipo al menos ha sido cauto a la hora de proponer un nombre científico y ha preferido denominarlo el «Homo temprano».

Dmanisi

Los cinco cráneos de Dmanisi

Ni que decir tiene que este estudio ha suscitado un intenso debate y duras críticas por parte de otros colegas. Sin embargo, no quiero extenderme ahora en este asunto que dejaré para una próxima anotación donde analizaré en detalle la cuestión (recomiendo en cualquier caso la lectura de «Dmanisi nos trae de cráneo» por María Martinón-Torres, responsable del grupo de antropología dental del CENIEH, y «Los nombres escritos en las rocas«, de Emiliano Bruner)

En su lugar quería resaltar el vivo interés que estas investigaciones despiertan en el público en general: se hace patente cuando se escuchan comentarios en la calle sobre la evolución humana, se leen las anotaciones en blogs que normalmente no tratan estos temas, así como el impacto en las redes sociales como Facebook o Twitter. Como ya sabrán ustedes ―que leen habitualmente lo que escribo― soy un apasionado de la paleoantropología, siento una gran curiosidad por comprender la evolución humana y trato de explicar la expansión de Homo sapiens por el planeta tras su salida de África (me refiero a la serie monográfica “El viaje más largo”). Sin embargo creo que no les he facilitado los conceptos esenciales para comprender en profundidad lo que trato de explicar y el reto que supone la investigación de nuestros orígenes. El objetivo por tanto de esta anotación (y algunas más) será tratar de paliar este error.

La paleoantropología

Comencemos por explicar qué es la paleoantropología. Podemos definir esta disciplina, en un sentido amplio, como la rama de la antropología que estudia la evolución humana y su registro fósil. Por lo tanto, entran dentro de su campo de investigación la evolución humana y de los primates, la prehistoria, así como el trasfondo biológico y geológico esenciales para una compresión global de esos temas. La mejor manera de ver el amplio abanico de disciplinas que engloba su ámbito de actuación es examinado el siguiente diagrama:

disciplinas

Vemos como la paleoantropología participa tanto de aspectos de la biología, la antropología y arqueología, así como la geología. En esta y sucesivas anotaciones vamos a introducirnos en cada uno de estos ámbitos para comprender mejor su importancia y su interrelación.

La paleontología es la ciencia que estudia los seres orgánicos que vivieron en épocas pasadas con el objetivo de establecer sus relaciones mutuas y con el medio ambiente donde vivieron, así como su ordenación en el tiempo ―la etimología griega se compone de tres raíces: «παλαιός» (palaios: antiguo), «συτσς» (ontos: el ser, lo que es) y «λογος» (logos: tratado, fundamento, razón).

Este estudio es posible gracias a los restos de tales organismos que han llegado hasta nosotros formando parte de las rocas sedimentarias, los fósiles, la primera fuente de conocimiento acerca de la vida extinta ―la palabra fósil deriva del latín fossilis, y fue empleada por Plinio el Viejo para designar de forma genérica cualquier objeto enterrado bajo tierra (en su sentido original, un fósil era cualquier cosa curiosa que estaba enterrada, de ahí que entraran en su definición los minerales y las rocas).

En la actualidad, y empleada como sustantivo, se aplica exclusivamente a los restos o vestigios de un organismo que vivió en el pasado y que han sufrido un proceso de fosilización gracias al cual se han conservado. Los fósiles se pueden encontrar incrustados en las rocas como partes duras petrificadas del organismo, o como moldes de su configuración externa o interna. Las huellas también tienen la consideración de fósiles.

La paleontología, por tanto, es la ciencia que se ocupa del estudio de los fósiles en todos sus aspectos, analizando en detalle sus estructuras y buscando una interpretación lógica a las diversas particularidades que nos ofrecen, teniendo presente lo que observamos en los animales y vegetales actuales. Su objetivo es llegar a un conocimiento total de los seres vivos que precedieron en el tiempo a los actuales, de su género de vida, condiciones ambientales y bióticas en que se desarrollaron, causas de su muerte o desaparición, así como las posibles relaciones genéticas entre ellos.

En definitiva, la paleoantropología es, siguiendo esta argumentación, el estudio de los fósiles humanos y de sus antepasados.

El proceso de fosilización

Yacimiento de Dmanisi - cortesía de David Lordkipanidze

Yacimiento de Dmanisi – cortesía de David Lordkipanidze

La fosilización es el conjunto de procesos que hacen que un organismo, alguna de sus partes, o los rastros de su actividad, pasen a formar parte del registro fósil. Su escala de duración se mide en millones de años, tiempo durante el que se desencadenan transformaciones más o menos profundas que afectan a su composición y estructura. En realidad, la conservación en el tiempo de los restos de seres vivos es un fenómeno excepcionalmente raro ya que la mayoría de sus componentes tienden a descomponerse rápidamente después de la muerte y a desaparecer sin dejar rastro. De ahí que el trabajo de los científicos sea extremadamente complicado ya que tienen que contentarse, en la mayoría de los casos, con materiales muy escasos (aunque en ocasiones haya sorpresas llamativas como el caso de Autralopithecus afarensis – Lucy, donde se ha podido recuperar un esqueleto casi completo)

Como todos sabemos, cuando un ser vivo muere comienza su descomposición. Esto es lo que llamamos biodegradación y comprende aquellos procesos de descomposición de la materia orgánica que constituye las partes blandas del organismo por la actividad de microorganismos como bacterias, hongos, algas, protozoos y nematodos (la propia flora intestinal de los cadáveres segrega enzimas que también contribuyen a la biodegradación). Tampoco debemos olvidar la actividad de insectos, carnívoros carroñeros y saprótrofos en general.

Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con que estos restos orgánicos quedan rápidamente incluidos en un material protector que los aísla del contacto de la atmósfera y de los microorganismos, dando comienzo una serie de transformaciones químicas que reemplazarán los compuestos orgánicos por minerales, generalmente calcita, sílice, pirita o carbono, que es lo que hace que perduren en el tiempo. Esta transformación depende en parte de la composición originaria del resto orgánico, y en parte también de las condiciones geoquímicas del sustrato en las que se encuentre durante el proceso.

La carbonatación es el proceso de fosilización más frecuente y consiste en la sustitución de los restos orgánicos duros por carbonato cálcico en forma de calcita. El carbonato cálcico en forma de calcita es el mineral de mayor presencia y movilidad en las rocas sedimentarias, y en consecuencia, es también el agente fosilizante más frecuente. Este hecho, unido a que es el principal componente de conchas y esqueletos de muchos organismos (como moluscos y corales), hace que esta forma de fosilización sea la más habitual y permite que los restos mantengan su composición original. Por otro lado, el fosfato de calcio forma parte de muchos restos esqueléticos, como los huesos de los vertebrados donde hasta el setenta por ciento del hueso está constituido por hidroxiapatita, un mineral de fosfato de calcio (también llamado mineral de hueso). Una gran proporción del esmalte dental también es fosfato de calcio. En general, durante el proceso de fosilización es sustituido por carbonato cálcico, aunque siempre queda una parte de fosfato que sirve en ocasiones para reconocer la naturaleza de un fragmento fósil que no se puede determinar directamente.

coral fosil

Coral fósil (CC)

Por ejemplo, el esqueleto de los corales está formado por calcita lo que facilita su rápida fosilización y la conservación extraordinaria de sus detalles. La concha de muchos moluscos también está formada por carbonato cálcico en forma de aragonito, que termina transformándose en calcita al ser ésta la estructura más estable para el carbonato cálcico.

De otro lado, la carbonificación es la forma más habitual de fosilización de los restos vegetales ―compuestos principalmente por celulosa― y de los artrópodos ―en los que su esqueleto está formado por quitina― donde la materia orgánica se transforma en una masa pastosa rica en carbono. Cuando los restos son de origen animal da lugar a los sapropeles, de los que eventualmente pueden formarse hidrocarburos; mientras que cuando se trata de restos vegetales, la acumulación de troncos y hojas en un ambiente con ausencia de oxígeno produce en primer lugar humus, y si el proceso continúa con un aumento de la presión y con una progresiva sustitución del resto de los componentes orgánicos por carbono, acaba formándose carbón (turba, lignito, hulla o antracita).

Estos son solo algunos ejemplos para ilustrar que la fosilización afecta de manera diferente a los organismos o a sus partes, en función de su composición, estructura y comportamiento en las sucesivas etapas del proceso, así como según las condiciones ambientales a las que han estado sometidos. Ninguno de estos factores determina por sí mismo, o garantiza, que sus restos lleguen a fosilizar. Se han recuperado fósiles de organismos de cuerpo blando, sin porciones esqueléticas mineralizadas, que estaban constituidos exclusivamente por compuestos orgánicos fácilmente biodegradables; mientras que han sido destruidos numerosos restos esqueléticos duros que estaban constituidos por minerales relativamente estables (las partes esqueléticas se vuelven ante todo porosas por la destrucción de la materia orgánica asociada, y luego, a causa de esta porosidad, pueden llegar a desaparecer por disolución química).

La tafonomía

El término tafonomía fue propuesto por primera vez por el paleontólogo ruso (y escritor de ciencia ficción) Iván Antónovich Yefrémov en un artículo publicado en 1940 titulado Taphonomy: new branch of paleontology. La tafonomía ―palabra que deriva del griego «τάφος» (taphos: enterramiento), y «νόμος» (nomos: ley)― se ocupa del estudio de los procesos de fosilización y de la formación de los yacimientos de fósiles.

Para cumplir su objetivo toma en consideración dos hechos básicos de la paleontología: en primer lugar, que los fósiles no representan, normalmente, al organismo tal y como era antes de la muerte; y en segundo término, que las asociaciones fósiles tampoco representan, normalmente, las comunidades vivas de dichos organismos. Es importante tener esto presente ―aunque pueda parecer una obviedad― para evitar interpretaciones erróneas a la hora de analizar los fósiles: éstos únicamente son los restos, casi siempre incompletos, de organismos descompuestos que han quedado enterrados en los sedimentos.

Veamos los factores biológicos y geológicos básicos que contribuyen a la formación de yacimientos, o que son la causa de que nunca lleguen a formarse:

  • Factores biológicos. En primer término, es preciso tener en cuenta la dinámica de las poblaciones y las causas que condicionan la concentración de los seres vivos a causa, por ejemplo, de su alimentación. En segundo lugar, las causas que condicionan la acumulación de cadáveres (como el caso de un grupo de animales que, huyendo a la carrera de un depredador, caen a un río o por un acantilado). También se dan factores biológicos negativos, como la destrucción sistemática de los restos por los animales carnívoros o los carroñeros; así como algunos procesos bacterianos que no dan lugar a la fosilización.
  • Factores geológicos. Para la fosilización se requiere:

Que los restos orgánicos se acumulen en un área de sedimentación;

Que la sedimentación se realice con cierta velocidad, para que cubra los restos en poco tiempo, evitando que se destruyan.

Que los sedimentos sean de tal naturaleza que permitan la conservación de esos restos (como vimos por ejemplo al describir los procesos de fosilización, si hay déficit de carbonato cálcico los restos se disuelven sin fosilizar).

Por lo tanto, entre los factores geológicos se cuentan los procesos hidrodinámicos, en los que interviene la velocidad de la corriente de agua; los procesos de formación de la roca sedimentaria donde quedan depositados los restos (llamada diagénesis), los fenómenos de deformación de la corteza (diastrofismo tectónico y metamorfismo) que suelen destruir los fósiles (por ejemplo, en las rocas metamórficas los fósiles son muy raros ya que generalmente se han destruido al alterarse la composición y la estructura del sustrato en el que se encuentran).

Etapas de la formación de un yacimiento

Formacion yacimiento

Del conjunto de animales o vegetales existentes en una determinada zona (biocenosis) se produce la muerte y acumulación de cadáveres (tanatocenosis). En esta fase es normal que desaparezcan las especies raras, poco numerosas, por una simple ley estadística; de ahí que la tanatocenosis contendrá un término medio de la biocenosis donde, en general, solo estarán representadas las formas más abundantes.

La siguiente etapa consiste en que los restos queden depositados en un área de sedimentación. Esto suele producirse con posterioridad al transporte de los restos (por cursos de agua, condiciones meteorológicas etc.) donde que se pierden muchos elementos como las formas muy grandes o muy pequeñas y, en general, aquellos que por flotar en el agua (como los restos vegetales, las conchas de ciertos ammonites etc.) no quedan depositados en la misma área de sedimentación de la mayoría.

La etapa siguiente es la fosilización en la que se eliminan normalmente las formas carentes de esqueleto o que lo tienen cartilaginoso o poco mineralizado como hemos visto con anterioridad.

Las diferentes etapas recorridas suponen una serie de auténticas “cribas” que dan origen a una progresiva “selección” por lo que, en un yacimiento dado, los animales o vegetales allí asociados pueden no haber formado una única biocenosis y sería erróneo suponer que vivieron juntos, igual que de la escasez de restos vegetales sería erróneo suponer que el continente era desértico (la ausencia de determinados fósiles en los yacimientos nunca demuestra que no existiesen, sino únicamente que sus restos no llegaron a las áreas de sedimentación o que no pudieron fosilizar).

Por último, suponiendo que se den todas las circunstancias adecuadas para que llegue a formarse un yacimiento de fósiles en la superficie, éste va ganando profundidad en la litosfera por depósitos sucesivos de nuevos sedimentos (aunque esta profundidad no debe ser excesiva para que no lleguen a actuar sobre el yacimiento los procesos de diastrofismo que lo destruirían). Así, queda incorporado a las rocas sedimentarias durante millones de años, sometido a todas las vicisitudes geológicas por las que pase la formación sedimentaria a que pertenece. Y si todos esos procesos geológicos no lo han destruido, entonces está en condiciones de aflorar de nuevo —como consecuencia de los procesos de erosión que ponen al descubierto zonas de la litosfera cada vez más profundas— permitiendo que los encontremos y analicemos.

Publicado por José Luis Moreno en ANTROPOLOGÍA, 4 comentarios
La cuna de la humanidad

La cuna de la humanidad

     Última actualizacón: 25 enero 2017 a las 22:27

Este es el primero de una larga serie de artículos donde intentaré ofrecer una visión global acerca de una cuestión fundamental: el origen del género humano y su dispersión por todo el planeta.

Para alcanzar este objetivo será necesario acudir a la paleoantropología, arqueología, geología, biología, genética, e incluso la astronomía, para comprender los complejos procesos que llevaron al surgimiento de nuestra especie y posibilitaron que en la actualidad hayamos colonizado todos los rincones del globo.

El mecanismo de publicación será el siguiente: he abierto una página exclusiva para este tema denominada “El viaje…”, punto de referencia desde donde se podrá acceder a todo el contenido. Para facilitar la tarea, iré abriendo sucesivas páginas jerarquizadas que englobarán periodos de tiempo relevantes desde el punto de vista de la colonización del planeta y que, a modo de «etapas», divide el largo viaje.

Mi intención es ofrecer una explicación lo más accesible posible de esta materia aunque sin perder rigor.  Esto obligará comprender algunos de los conceptos, teorías y tecnicismos propios de las ciencias implicadas. Con idéntica función de ayuda, he creado una página llamada “Glosario” donde se explicarán estos términos (junto con su traducción al inglés por ser el idioma mayoritario en el que se escriben los más relevantes artículos científicos sobre el tema) y que será actualizada a medida que vaya aumentando el contenido principal. En cada término se indicará la fuente que utilizo para su definición así como, en el caso de ser necesario, una breve explicación más detallada.  Las palabras que se incluyen en el glosario aparecerán resaltadas en color azul.

Decir por último que emplearé a menudo el mapa que aparece más abajo para ilustrar las diferentes «etapas» que conforman este viaje: se trata de un mapa físico que he ido adaptando a mis necesidades, por lo que sus aciertos y errores serán solo míos. Aunque la mayoría de las imágenes y gráficos que acompañan los artículos son elaboraciones propias (y así se indicará) he recurrido a otras muchas fuentes por lo que aparecerán debidamente citadas.

Bien, hasta aquí los primeros pasos y un pequeño resumen del contenido que en breve podréis leer con detenimiento en la página que alberga todo el material.

Solo me queda pediros que participéis en el proyecto, que debatamos, me critiquéis si es necesario y, en definitiva, que recorramos juntos este camino.

Publicado por José Luis Moreno en EL VIAJE MÁS LARGO, 2 comentarios