huellas

Sacar a la luz nuestro pasado en América

Sacar a la luz nuestro pasado en América

     Última actualizacón: 22 octubre 2018 a las 18:31

Si eres un lector habitual de este blog sabrás que una de mis debilidades es el estudio de las migraciones de nuestros antepasados. En este sentido, es muy importante el trabajo que hacen los arqueólogos para resolver uno de los interrogantes que más debate genera en relación a este tema: cuándo y por dónde se produjo la entrada de Homo sapiens en el continente americano.

He publicado varias anotaciones sobre el particular, muchas de ellas basadas en los trabajos de un equipo de arqueólogos pertenecientes al Instituto Hakai 1 ubicado en la isla Calvert, en la Columbia Británica canadiense.

Hoy me gustaría que vierais un vídeo de corta duración (poco más de 10 minutos) donde vemos el trabajo que están haciendo en una región especialmente interesante para resolver la cuestión que planteábamos arriba.

Durante décadas se ha pensado que la entrada de Homo sapiens en América se produjo cuando los glaciares Laurentino y de la Cordillera se retiraron lo suficiente para dejar un «corredor libre de hielo». Ese espacio abrió la comunicación entre Beringia y el resto del continente americano, permitiendo el paso tanto de nuestros antepasados como del resto de fauna y flora.

Sin embargo, existen tradiciones orales —o leyendas— transmitidos por los pueblos indígenas que cuentan una entrada en el continente mucho más antigua 2. Se refieren a una travesía por la costa —libre de hielo— donde establecían residencias permanentes mientras se expandían hacia otras áreas del sur e interior.

Y lo cierto es que este pequeño equipo de arqueólogos llevan años cartografiando y excavando a lo largo de las islas del Descubrimiento en la costa oriental de la isla Vancouver en la Columbia Británica para tratar de validar esa hipótesis.

Su objetivo es encontrar pruebas de la presencia de nuestros antepasados así como intentar averiguar cómo fueron capaces de adaptarse a ese ambiente —un paisaje que ha cambiado completamente en los últimos 16.000 años— cuando los glaciares comenzaron a retirarse.

El primer paso en esta investigación ha sido obtener núcleos de sedimentos en pantanos y ciénagas. Estos testigos contienen granos de polen, semillas y restos de plantas cuyo estudio permite a los investigadores obtener información sobre el clima y cómo cambió, así como qué tipos de comunidades plantas había en una zona determinada. Y una de los hechos más importantes que ha permitido constatar el estudio de estos sedimentos es que la línea de costa no permaneció estable durante aquellos años.

Hace entre 14.000 y 12.000 años el nivel del mar cayó bastante rápido, a razón de un metro cada diez años aproximadamente, un cambio fácilmente perceptible para los pobladores según su esperanza de vida. Quizás lo más llamativo para estas personas es que el nivel del mar estuvo cambiando constantemente durante unos 2.000 años. Imagina que al nacer tu pueblo estuviese en la costa. Una tasa de cambio del nivel del mar de esta magnitud implicaría que cuando llegues a viejo ese pueblo estará bastante tierra adentro. Además, con una caída tan pronunciada, las islas comenzaron a quedar unidas por lenguas de tierra, mientras que otras se creaban, así como lagos etc. En definitiva, se ha comprobado un importante nivel de cambio ecológico.

Con los datos obtenidos por el estudio de los núcleos de sedimento se pudieron cartografiar las líneas de costa y junto al uso del LIDAR —un  escáner láser aerotransportado que permite cartografiar el terreno y «eliminar» la vegetación que lo cubre— se pudieron hacer una idea bastante aproximada de los lugares por los que estos pobladores se estuvieron moviendo. Esto les permitió trasladar esa información a sistemas de posicionamiento global y poder elegir así los mejores lugares donde realizar excavaciones de prueba.

Y al final esto es lo que le importa a un arqueólogo, excavar para recuperar objetos del pasado. Gracias a la información recabada se pueden excavar pequeños «parches» de terreno de unos 50 centímetros cuadrados a modo de «prueba», es decir, esa pequeña excavación les da una idea de lo que puede haber debajo. En el caso de que encuentren restos arqueológicos de interés, se abre una unidad de excavación mayor (de un metro cuadrado) y de esa forma se va ampliando la zona poco a poco y en sucesivas campañas.

Esta metodología ha sido bastante exitosa puesto que han localizado decenas de yacimientos interesantes y recuperado herramientas de piedra y, como ya comentamos aquí, las huellas de personas más antiguas de todo el continente americano.

Gracias a las sucesivas campañas de excavación (acaba de terminar la quinta temporada) el equipo comienza a hacerse una idea bastante clara de cómo era la vida en la costa de la Columbia Británica hace más de 10.000 años.

Las conclusiones que han sacado por ahora es que los primeros pobladores no solo estaban de paso, sino que fundaron establecimientos permanentes, utilizaban embarcaciones y lograban así sacar todo el partido a los recursos marinos.

Hay pruebas de un número reducido de grandes yacimientos muy complejos en términos de tecnología —cuatro o cinco de estos yacimientos están ubicados en la isla Quadra— con miles y miles de herramientas de piedra de una enorme variedad. Lo que demuestra que sus ocupantes pasaron mucho tiempo allí, quizás miles de años. De allí se desplazarían para obtener recursos que necesitaban, volviendo de nuevo. Es decir, no estamos ante el clásico ejemplo de cazadores-recolectores, aquí debieron de ser bastante estáticos.

Referencias

  1. Formado por Daryl Fedje, Nicole Smith, Alexander Mackie, Christine Roberts, Jenny Cohen, Quentin Mackie, Joanne McSporran, Louie Wilson y Colton Vogelaar.
  2. Estoy leyendo un libro: Wiget, A. (2012), Handbook of Native American literature. New York: Routledge, xviii, 598 p. para poder extenderme más sobre este tema en una nueva anotación, así que, ¡estad atentos!
Publicado por José Luis Moreno en ANTROPOLOGÍA, 0 comentarios
Huellas humanas en la isla Calvert

Huellas humanas en la isla Calvert

     Última actualizacón: 15 junio 2018 a las 09:40

Hemos comentado en varias ocasiones (ver por ejemplo las anotaciones «¿Cómo llegaron nuestros antepasados a América?» o «La ruta costera de entrada en América») que se están haciendo importantes esfuerzos por recuperar restos arqueológicos que permitan conocer con más detalle cuál fue la ruta seguida por nuestros antepasados para entrar en el continente americano.

Los últimos descubrimientos apuntan a que la hipótesis de que los colonizadores emplearon una ruta costera con la ayuda de embarcaciones cobra cada vez mayor fuerza. La utilización de esta ruta no excluye que el llamado «corredor libre de hielo» 1 jugara un papel relevante, pero lo que los investigadores tratan de averiguar es por dónde y cuándo se produjo esa migración.

Hoy traemos a este blog la publicación de un artículo científico 2 en la revista PLoS ONE que describe un total de 29 huellas halladas en la isla Calvert situada en la provincia canadiense de la Columbia Británica. El pasado mes de febrero ya nos hicimos eco de este descubrimiento cuando se anunció en un congreso de arqueología, pero no hemos podido profundizar hasta conocer todos los detalles gracias a este trabajo.

Localización de la isla Calvert. Fuente imagen: Google Earth.

Contexto geológico

Durante el último máximo glaciar, el borde occidental del glaciar de la Cordillera llegó a cubrir casi por completo la costa del Pacífico de América del norte. Sin embargo, algunas porciones de tierra permanecieron libres de hielo durante largos periodos de tiempo, convirtiéndose en refugios donde la vegetación y los grandes mamíferos terrestres pudieron prosperar. Las pruebas geológicas demuestran que hace entre 19.000 y 16.000 años antes del presente 3 estos refugios se hicieron cada vez más grandes y más abundantes a lo largo de la costa.

Por ese motivo, esa región es un lugar ideal para intentar localizar rastros de la presencia humana aunque, hasta ahora, las pruebas arqueológicas recuperadas a lo largo de esta posible ruta de migración han sido escasas. Esta situación se debe en parte al hecho de que pocos de los arqueólogos que están trabajando allí se han planteado sacar adelante proyectos de investigación con el objetivo de probar si esta hipótesis es correcta.

Sin embargo, los yacimientos arqueológicos de la costa noroeste del continente americano demuestran que las poblaciones humanas del Pleistoceno final utilizaron embarcaciones para llegar a las islas donde la mayoría de ellos están localizados. Por eso es muy probable que aprovecharan esos refugios costeros para su subsistencia.

En cualquier caso, lo cierto es que los arqueólogos que trabajan en esta región se enfrentan a numerosos problemas:

  • Es difícil localizar posibles yacimientos porque la erosión que podría facilitar la tarea, dejando al descubierto pistas de la presencia humana, es bastante rara.
  • A lo dicho anteriormente se suma que la acumulación de materia orgánica en el suelo es abundante, lo que complica esa labor.
  • La mayor parte de la línea de costa actual solo es accesible en barco ya que existen un sinnúmero de archipiélagos, canales marinos y vías fluviales. La logística es enormemente compleja.
  • Por último, la línea de costa durante el Pleistoceno final variaba mucho de una región a otra debido a los complejos procesos geológicos relacionados con las masas glaciares.

Por eso, para afrontar estos inconvenientes, las investigaciones arqueológicas que tratan de descifrar cómo se produjo el poblamiento de América comienzan a menudo con estudios para comprender los procesos geomórficos y, en particular, cartografiando cuál era el nivel del mar en diferentes lugares y momentos.

Hemos de tener en cuenta que en la mayor parte del planeta el nivel del mar se encontraba por entonces 120 metros más bajo que hoy en día –ya que las masas glaciares acumulaban una enorme cantidad de agua. Sin embargo, en algunas regiones a altas latitudes, ese descenso se vio contrarrestado por la isostasia mientras los glaciares avanzaban hacia los márgenes continentales (es decir, el peso de los glaciares hundía la masa continental y de esa forma aumentaba el nivel del mar). Por lo tanto había un enorme contraste: en algunas zonas de la costa el nivel del mar se encontraba hasta 200 metros por encima del actual, mientras que en las islas exteriores podía estar 150 metros más bajo.

La isla Calvert se encuentra entre dos de esas áreas de enorme variación de nivel del mar. Concretamente, hace entre 14.000 y 11.000 años el nivel del mar se encontraba 2 o 3 metros más bajo que hoy en día.

Teniendo esos datos en cuenta, los firmantes de este estudio desarrollaron un programa de muestreo en las playas –haciendo pequeñas prospecciones– entre la subida y la bajada de la marea con la intención de localizar depósitos arqueológicos de esa época. La sorpresa para todos fue enorme cuando se encontraron un conjunto de huellas humanas.

Detalle de la zona de excavación en la isla Calvert. Fuente: McLaren, D., et al. (2018).

La excavación arqueológica

La primera huella apareció en 2014 a una profundidad de 60 cm del actual nivel de la playa. Justo debajo de esa huella se encontraron varios trozos de madera, dos de los cuales fueron datados mediante la técnica del radiocarbono arrojando una antigüedad el primero, de entre 13.169 y 13.095 años antes del presente; y el segundo, de entre 13.317 y 13.241 años antes del presente.

Fotografía de la huella #17, correspondiente a un pie derecho. Fuente: McLaren, D., et al. (2018).

En las campañas de 2015 y 2016 se amplió la zona de excavación y así aparecieron 28 huellas adicionales que estaban orientadas en diferentes direcciones. En algunas de ellas se podían distinguir claramente los dedos de los pies, mientras que en otras fue necesario aplicar técnicas digitales para apreciar todas sus características. En realidad se encontraron muchas más huellas que las 29 descritas en el estudio, pero dado que eran parciales y no se podían estudiar en detalle, no fueron incluidas finalmente.

Vista general del yacimiento. Fuente: McLaren, D., et al. (2018).

Plano general de la zona de excavación (4×2 metros) donde se incluyen las muestras utilizadas para la datación y las fechas que arrojaron los análisis de radiocarbono. Fuente: McLaren, D., et al. (2018).

Estratigrafía y datación

La excavación sistemática del yacimiento (denominado Meay Channel I o EjTa-4) ha revelado la existencia de doce (XII) niveles o estratos de deposición. Vamos a centrarnos en los estratos inmediatamente superiores e inferiores a las huellas:

El estrato X es un paleosuelo que conforma la superficie donde quedaron impresas las huellas.

El estrado IX, que es el inmediatamente superior, constituye el relleno superpuesto a las huellas.

Las fechas radiocarbono de este estrato son inconsistentes, es decir, arrojan unas cifras muy dispares, que van desde la horquilla de 12.640 y 12.576 años, a entre 5.706 y 5.608 años antes del presente.

En la parte sudeste de la zona de excavación se halló parte de lo que se ha interpretado como un hogar, aunque no se han recuperado restos de carbón vegetal o de otros materiales que hubieran permitido una datación. Es posible que dado que la zona ha estado sometida a la acción del agua de forma continuada, todo resto de fuego haya desaparecido.

En el estrato VIII se tomaron muestras de madera –restos de los árboles circundantes– que arrojaron una datación con una horquilla que va de los 12.849 a los 12.751 años antes del presente. También se encontraron en esta capa ocho láminas, ocho herramientas líticas. El estrato VIII recubre claramente las huellas, por lo que la fecha indicada permite suponer –de forma conservadora– que el límite temporal superior de las huellas es ese, es decir, al menos son así de antiguas.

Los sedimentos del estrato VII se han datado entre los 2.757 y 2.764 años y los 2.752 y 2.742 años antes del presente.

Niveles estratigráficos. Las zonas marcadas con letras C, D, E, F y G son huellas. Fuente: McLaren, D., et al. (2018).

El estudio de la estratigrafía del yacimiento ha permitido aventurar una hipótesis acerca del proceso de formación del mismo:

Al final del último evento glacial se depositó una arcilla marina (estrato XI) hace entre 14.500 y 14.000 años antes del presente cuando el nivel del mar era superior al actual. Cuando el nivel del mar descendió hace aproximadamente 13.300 años, se formó una capa por encima de esa arcilla (el actual estrato X). Este es el suelo donde quedaron impresas las huellas. De hecho, los trozos de madera y demás restos de los árboles que han permitido las dataciones que se publican en el artículo, quedaron presionados y hundidos por las pisadas de nuestros antepasados.

Las huellas quedaron finalmente cubiertas por arena y guijarros (estrato IX) y después otra capa de arcilla (estrato VIII) en algún momento hace entre 12.850 y 12.750 años antes del presente. Entre estas fechas y hace 11.350 años, la superficie de las huellas quedó en una zona intermareal donde se formaron piscinas de agua que dieron lugar a los hoyos con forma de campana que interrumpen la superficie de las huellas en la parte suroriental del área de excavación.

Procesos de formación del yacimiento. Fuente: McLaren, D., et al. (2018).

Huellas humanas

De todos los elementos que pueden encontrarse en una excavación arqueológica las huellas tienen un carácter muy especial. Desde que salieron a la luz las que quizás sean las huellas más famosas de nuestros antepasados –las que posiblemente dejaron miembros de Australopithecus afarensis en Laetoli (Tanzania)– este tipo de restos levantan un enorme interés.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que algunos animales pueden dejar unas huellas similares a las nuestras. De todos los grandes mamíferos que viven en la zona de la Columbia Británica hoy en día, sólo las huellas que deja la pata trasera de un oso pardo o un oso grizzli son parecidas a la del ser humano. En este sentido, los investigadores concluyen que se trata de las huellas de seres humanos y no de animales por varias razones:

  • La presencia de un arco plantar y talones claramente definidos.
  • Ausencia de marcas de garras.
  • Las huellas no son triangulares en su forma general.
  • Ausencia de una tercera falange larga (al contrario, las primeras y segundas falanges son más largas).
  • En conjunto son más estrechas que las huellas de oso.

Quizás lo más importante sea que no se han encontrado huellas de las patas delanteras de oso, que son completamente diferentes a las humanas. En cualquier caso, los investigadores son cautos dado que el rastro de huellas se extiende más allá del perímetro de la actual zona de excavación, por lo que es posible que se encuentren otras huellas realizadas por animales cuando la excavación se extienda.

Fotografía de la huella #22, correspondiente a otro pie derecho. Fuente: McLaren, D., et al. (2018).

Conclusiones

Las huellas desenterradas en la isla Calvert demuestran la presencia humana en el margen occidental del glaciar de la Cordillera durante el Pleistoceno final, hace entre 13.300 y 13.000 años antes del presente. Este marco temporal es algo más tardío que la antigüedad atribuida al yacimiento de Manis Mastodon, situado en el borde sur del área sobre la que influyó esa masa de hielo 4.

Las mediciones de las huellas han permitido determinar que al menos tres individuos diferentes dejaron aquellas marcas y que, al contrario de otros yacimientos famosos, las huellas no forman una línea, no indican un camino, sino que más bien representan una congregación. Este tipo de patrón es el que se produce cuando las personas concentran su actividad en un área, centradas quizás alrededor de un punto central. Aquí cobra especial relevancia los rastros de un posible hogar, una zona de cocina, identificado en el estrato IX.

La información paleoambiental del norte de la isla Calvert ofrece un contexto que apoya la afirmación de los investigadores de que las huellas se realizaron en el Pleistoceno final. Las pruebas recopiladas en los sedimentos muestran que la isla no estaba «congelada», no estaba sometida a la acción de masas de hielo hace 15.000 años. Después de ese momento, la parte norte de la isla sí que estuvo sometida a un avance local y corto en el tiempo del glaciar del Monte Buxton, periodo que finalizó hace 14.500 años.

Los datos combinados de la estratigrafía, los paleoambientes y del nivel del mar apoyan la horquilla de fechas conservadoras de entre 13.317 y 12.633 años que se ofrecen en este estudio para la antigüedad de las huellas. Los investigadores sin embargo son conscientes de que existen limitaciones en las pruebas aportadas como la presencia de dataciones que no encajan, concretamente en el estrato IX, que es el que cubre la superficie de las huellas y que ha sufrido una perturbación en algunos puntos debido a la erosión.

Dado que la investigación continúa al haberse decidido ampliar la zona de excavación, más pronto que tarde tendremos nuevos datos que, probablemente, vendrán a confirmar y ajustar en el tiempo las fechas y datos expuestos en este trabajo.

Notas

  1. El camino que se abrió tras el retroceso de los glaciares Laurentino y de la Cordillera, y permitió el paso a través del valle del Yukón hacia el sur por el valle del río Mackenzie al este de las Montañas Rocosas.
  2. McLaren, D., et al. (2018), «Terminal Pleistocene epoch human footprints from the Pacific coast of Canada». PLoS ONE, vol. 13, núm. 3, p. e0193522.
  3. Mientras no se indique lo contrario, todas las fechas incluidas en esta anotación están calibradas.
  4. Ver por ejemplo Waters, M. R., et al. (2011), «Pre-Clovis mastodon hunting 13,800 years ago at the Manis Site, Washington». Science, vol. 334, núm. 6054, p. 351-353.
Publicado por José Luis Moreno en ANTROPOLOGÍA, 2 comentarios
Siete días … 11 a 17 de julio (huellas Homo erectus)

Siete días … 11 a 17 de julio (huellas Homo erectus)

     Última actualizacón: 17 septiembre 2017 a las 16:16

sietediascalendario


NOTICIAS CIENTÍFICAS

Huellas Ileret

Huellas de Homo erectus

En un artículo publicado nuevamente en Nature Scientific Reports los investigadores analizan un total de 97 huellas que corresponden, como mínimo, a una veintena de Homo erectus. Las huellas se encuentran en cinco yacimientos distintos, cerca la actual aldea de Ileret, en el norte de Kenia, y fechados en 1,5 Ma.

Referencia:

Más información:

Las huellas de homínidos ofrecen pruebas sobre su forma de caminar y la forma del pie, pero su escasez, junto a la escasez de otros restos en el registro fósil, dificulta la investigación sobre la evolución de la marcha humana. En este estudio se analizan las huellas de homínidos localizadas en dos capas sedimentarias fechadas entre 1,51 y 1,53 millones de años (Ma) en Ileret, Kenia, y proporcionan la prueba más antigua de una anatomía del pie esencialmente moderna. El tamaño de las huellas es coherente con la estatura y la masa corporal estimadas para Homo ergaster/erectus, y además son morfológicamente distintas de las huellas de 3,75 Ma halladas en Laetoli, Tanzania (dejadas por Australopithecus afarensis). Las huellas de Ileret muestran que hace 1,5 Ma, los homínidos habían desarrollado una función del pie esencialmente moderna y una locomoción bípeda.

Las huellas son la fuente más directa acerca de la biomecánica del aparato locomotor en los vertebrados extintos. Una de las principales suposiciones que sustentan inferencias biomecánicas es que la geometría de la huella se correlaciona con la presión del pie en movimiento, que, a su vez, está vinculada con el movimiento global del miembro del quien la ha dejado. En este estudio se realiza la primera prueba cuantitativa de esta hipótesis, usando un análisis estadístico de las presiones plantares y huellas simuladas por ordenador. En general, estos resultados indican que se requiere mucho cuidado al aplicar el paradigma que afirma que la «profundidad es igual a la presión» en las huellas de homínidos, y por extensión, en las de otros tetrápodos actuales y extintos.

Martinon en China

Yacimientos paleontológicos de China

La comunidad científica comienza a dar la importancia que merece a los yacimientos chinos. Los investigadores del Instituto de Paleontología de Vertebrados y Paleoantropología de Beijing se preguntan si los descendientes de hombre de Pekín y otros miembros de la especie Homo erectus desaparecieron o evolucionaron hasta convertirse en una especie más moderna.

Referencia:

Libro de la semana

FICHA COMPLETA

 

Publicado por José Luis Moreno en SIETE DÍAS, 0 comentarios
Siete días … 3 a 9 de febrero (datando Atapuerca y huellas fósiles)

Siete días … 3 a 9 de febrero (datando Atapuerca y huellas fósiles)

     Última actualizacón: 24 noviembre 2017 a las 10:03

En esta nueva sección pretendo destacar los avances científicos que se han producido en la semana que termina, con enlaces directos a las noticias más relevantes e incluyendo los artículos originales para que el lector pueda acudir directamente a la fuente para tener una información más completa.

ECOLOGÍA

El número de peces de profundidad es diez veces superior a lo estimado. Conocidos como mesopelágicos por vivir en las aguas profundas del océano, entre 400 y 700 metros de profundidad, estos peces son los más numerosos de la biosfera. Ahora un equipo de investigadores, en el cual participa Carlos Duarte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descubierto que el número de estos vertebrados es 10 veces superior al estimado. Duarte fue el impulsor del proyecto español “Malaspina” que se llevó a cabo a bordo del buque oceanográfico Hespérides.

Gracias a las sondas acústicas instaladas en el buque, los científicos han descubierto que el número de individuos es 10 veces superior a las 10.000 toneladas de ejemplares que calculaba hasta ahora la comunidad científica.

«Estos peces no se pueden capturar con redes, por ello su abundancia y biomasa no se había cuantificado, y las aproximaciones estaban basadas en cálculos, con asunciones que ahora sabemos eran erróneas», indica el investigador español.

La importancia de este estudio radica en que los peces mesopelágicos contribuyen a reducir la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que se encuentra en las superficies de los océanos.

• Noticia en El Mundo

• Artículo: Large mesopelagic fishes biomass and trophic efficiency in the open ocean

EVOLUCIÓN HUMANA

Una de las cuestiones de los yacimientos de Atapuerca que genera más debate científico es la datación de los estratos donde se hallan los fósiles. Por ello, investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana –entre otros– se afanan en ajustar las fechas. Un estudio publicado por el Journal of Archaeological Science ha precisado que el sedimento de la Gran Dolina donde se hallaron en 1994 los primeros restos de Homo antecessor tiene una antigüedad de 900.000 años.

“Estamos aplicando nuevos métodos y técnicas, y además tenemos mejor conocimiento de campo y laboratorio. Hemos publicado un estudio que supone un pequeño paso a un gran proyecto que nos va a llevar más tiempo, que es revisar todas las fechas para afinarlas. Queremos incluirlo todo en un marco geocronológico más sólido”, declara a Sinc Josep M. Parés, del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, que lidera este estudio sobre la nueva datación del nivel TD6 de la Gran Dolina.

Lo que estrictamente aporta este trabajo es la combinación de la técnica de paleomagentismo –que supone revisar la polaridad de los materiales que constituyen las capas estratigráficas– con la evaluación de las dataciones numéricas ya existentes

“Este yacimiento ha dado lugar a miles de fósiles y artefactos, y se ha convertido en un punto de referencia en los estudios sobre el Pleistoceno y las primeras ocupaciones humanas fuera del continente africano”, destaca el artículo.

Lo que van a intentar ahora es utilizar fósiles individuales, en particular dientes, y obtener fechas directas de los restos encontrados, además de las ya conocidas por los sedimentos.

• Noticia Agencia SINC

• Artículo: Reassessing the age of Atapuerca-TD6 (Spain): new paleomagnetic results

___

Uno de los eventos más importantes en la historia de nuestra especie es el éxodo desde África hace unos 65.000 años, el inicio de la larga marcha del Homo sapiens en todo el mundo. Ahora, un estudio de los genes del sur de África muestra que, inesperadamente, otra migración tomó ADN de Eurasia occidental de vuelta a la punta sur del continente hace 3000 años.

De acuerdo con el pensamiento convencional, la tribu Khoisan del sur de África, ha vivido casi aislada del resto de la humanidad durante miles de años. De hecho, este estudio muestra que una parte de su ADN coincide más estrechamente con gente actual del sur de Europa, entre ellos España e Italia. Ya que la gente de Eurasia también lleva restos de ADN de Neandertal, el hallazgo muestra también (por primera vez) que el material genético de nuestro primo extinto puede ser algo generalizado en las poblaciones africanas.

“Estas son las poblaciones aisladas, muy especiales, que son, probablemente, los más antiguos linajes de las poblaciones humanas actuales”, dice David Reich de la Universidad de Harvard. “En muchos estudios genéticos les habíamos tratado como grupos que se habían separado del resto de los seres humanos actuales, antes de que se hubieran separado el uno del otro“

Así que él y sus colegas no esperaban encontrar signos de genes euroasiáticos occidentales en 32 individuos pertenecientes a una variedad de tribu Khoisan. “Creo que nos quedamos impactados”.

Los estudios arqueológicos y lingüísticos de la región pueden dar un sentido al descubrimiento. Sugieren que un subconjunto de los Khoisan, conocido como Khoe-Kwadi , llegó a África meridional procedente de África oriental hace unos 2.200 años. Los Khoe-Kwadi eran  y siguen siendo  pastores que viven de la cría de vacas y ovejas. La idea es que introdujeron la cría de ganado importada de una región que era dominada por cazadores-recolectores.

• Noticia New Scientist (traducción al castellano)

• Artículo: Ancient west Eurasian ancestry in southern and eastern Africa (descarga directa en formato PDF)

___

Un equipo científico británico ha anunciado el hallazgo de unas huellas de pisadas humanas, de hace algo más de 800.000 años, que descubrieron en la costa de Norfolk. Es el rastro más antiguo de pisadas de homínidos que se conoce fuera de África, donde están las famosas huellas de Laetoli (Tanzania) de hace 3,6 millones de años. “La importancia del descubrimiento es que las huellas proporcionan evidencia directa de los primeros humanos conocidos en el Norte de Europa”, afirma el Museo de Historia Natural de Londres, donde se presentará el hallazgo en una muestra a finales de este mes. Se trata “de uno de los más importantes descubrimiento, si no el más importante, que se ha hecho en las costas británicas”.

Las huellas de Norfolk, en el yacimiento de Happisburg, quedaron expuestas durante una marea baja en la zona, cuando el mar agitado limpió la arena que las cubría y unos investigadores las vieron. Tomaron imágenes de los sedimentos petrificados antes de que el mar se las tragase de nuevo, explica el museo londinense. Con esas fotografías y un modelo en tres dimensiones del rastro han trabajado los científicos que probablemente correspondían un grupo de cinco individuos, posiblemente familiar, de adultos y niños. La pisada más grande sería de un individuo que calzaría un número 42 actual y los investigadores estiman, por tanto, que mediría algo más de 1,70 metros, y el más pequeño, 90 centímetros.

“En aquella época, Gran Bretaña está todavía unida por tierra a la Europa continental y lo que ahora es el Happisburgh debió ser un terreno encharcado a varios kilómetros de la costa, con ciervos, bisontes y rinocerontes”, explica el museo en un comunicado. La zona habría proporcionado a aquellos humanos primitivos plantas comestibles, algas y mariscos, además allí podrían cazar, continúan esa institución, cuyos expertos forman parte del equipo autor del descubrimiento. En cuanto al clima, sería más frío que el actual, probablemente similar al que ahora tiene el sur de Escandinavia.

Chris Stringer, un reconocido experto en neandertales, del Museo de Historia Natural, considera que los humanos que dejaron aquellas huellas podrían estar relacionados con la población de Atapuerca, en concreto, aquellos cuyos restos se han conservado en el yacimiento de la Gran Dolina tienen también más de 800.000 años y fueron bautizados cuando se descubrieron los primeros fósiles, en 1994, como Homo antecesor.

• Noticia El País

• Artículo: Hominin Footprints from Early Pleistocene Deposits at Happisburgh, UK (descarga directa en formato PDF)

• Vídeo:

PALEONTOLOGÍA

Hace 120 millones de años, un dinosaurio emplumado y muchos otros animales primitivos quedaron atrapados en una muerte instantánea y violenta.

Los fósiles de estas criaturas originarias del Cretácico inferior llegaron excepcionalmente conservados hasta nuestros días, y los expertos creen que fueron erupciones volcánicas similares a la explosión que golpeó la ciudad romana de Pompeya. Como los residentes de aquella ciudad, los animales fueron sepultados por las cenizas y congelados en el tiempo en su último estertor.

Enterradas juntas, estas criaturas están notablemente conservadas y parecen haber sido víctimas de un enorme evento mortífero. Ahora, los científicos sostienen que erupciones volcánicas fueron las responsables. Los bosques de coníferas y lagos en los que una vez vivieron estos animales estaban rodeados de volcanes, y los investigadores creen que grandes explosiones lanzaron una ola de gas increíblemente caliente, cenizas y roca –conocida como flujo piroclástico– a través del paisaje.

«Estas nuevas observaciones confirman y aclaran los que se sospechaba», comentó al respecto Mike Benton, paleontólogo de la Universidad de Bristol, en Reino Unido. «Pero los autores fueron un paso más allá al sugerir que a todos los animales de Jehol los mataron, transportaron y preservaron de forma excepcional los flujos piroclásticos. Esto desafía considerablemente las ideas previas que asumían que la mayoría de los animales vivían en y cerca de los lagos en los que fueron encontrados, y que podían haber sido trasladados por ríos regulares u otros medios», añadió Benton.

• Noticia BBC Mundo

• Artículo: New evidence suggests pyroclastic flows are responsible for the remarkable preservation of the Jehol biota

CIENCIAS PLANETARIAS

Un espectacular nuevo cráter de impacto en Marte

Las imágenes de la Cámara de Contexto (CTX) de la misión HiRISE mostraron un posible nuevo cráter de impacto que se habría formado en Marte entre julio de 2010 y mayo de 2012.

La imagen muestra una gran zona de impacto con rayas radiales y materiales secundarios que han salido despedidos lejos alrededor de un cráter de aproximadamente 30 metros de diámetro, indicando una gran explosión que expulsó materiales hasta unos 15 kilómetros de distancia. Debido a que el terreno donde se formó el cráter está cubierto de polvo, el cráter aparece de color azul en la imagen de color mejorado debido a la ausencia de polvo rojizo.

___

Astrónomos australianos aseguran haber encontrado una estrella de 13,600 millones de años de edad, por lo que sería la estrella más antigua jamás vista. La estrella, afirman, se formó sólo un par de cientos de millones de años después del Big Bang que creó el universo. Se encuentra en nuestra propia galaxia, la Vía Láctea, a una distancia de unos 6.000 años luz de la Tierra. Los catálogos de estrellas la listan por el número de SMSS J031300.36-670839.3.

“La señal de que la estrella es tan antigua es la ausencia completa de cualquier nivel detectable de hierro en el espectro de luz que emerge de la estrella”.

El Big Bang dio origen a un universo lleno de hidrógeno, helio y trazas de litio. Todos los demás elementos que vemos hoy se forjaron en las estrellas, que nacen en nubes de gas y polvo legadas por las estrellas muertas como supernovas enormes que explotan al final de su vida. Este proceso de reciclaje sin fin ha dado una herramienta interesante a los astrofísicos.

Una forma de determinar la edad estelar es el hierro, cuyo contenido en una estrella enriquece con cada parto sucesivo. Así, cuanto menor es el contenido de hierro en el espectro de la luz de una estrella, más antigua es esta.

“En el caso de esta estrella que hemos anunciado, la cantidad de hierro presente es menos de una millonésima parte que de la del sol y está presente con un factor de, como poco, 60 veces menos que cualquier otra estrella conocida. Esto indica que nuestra estrella es la más antigua y encontrada.”

• Noticia en Physorg (traducción al castellano)

• Artículo: A single low-energy, iron-poor supernova as the source of metals in the star SMSS J031300.36−670839.3

INGENIERÍA

Un profesor chino desarrolla un sistema ecológico que abarata el coste de imprimir en un 99%. El profesor de la Universidad de Jilin en China Sean Zhang ha desarrollado un sistema de impresión que emplea agua en lugar de tinta, y un papel especial que cambia de color al reaccionar con la humedad.

Este sistema presenta dos grandes ventajas, ya que además de no contener sustancias tóxicas que sí se encuentran presentes en la tinta convencional, cada hoja de papel puede reutilizarse hasta 50 veces, ya que el contenido del folio desaparece 22 horas después de haber sido impreso.

Por si todo esto fuera poco, los cartuchos con los que funciona este novedoso método se rellenan con agua del grifo y funcionan en cualquier impresora de inyección de tinta sin necesidad de realizarle ningún tipo de adaptación especial. Teniendo en cuenta el elevado precio de la tinta convencional y el del papel empleado en este sistema, los investigadores aseguran que su método de impresión permite un ahorro de hasta el 99 por ciento en comparación con los métodos actuales.

• Noticia ABC

• Artículo: Hydrochromic molecular switches for water-jet rewritable paper

Publicado por José Luis Moreno en SIETE DÍAS, 1 comentario