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Primates con plumas. La inteligencia de los córvidos

Primates con plumas. La inteligencia de los córvidos

Huginn ok Muninn
fljúga hverjan dag
Jörmungrund yfir;
óumk ek of Hugin,
at hann aftr né komi-t,
þó sjámk meir of Munin.
Hugin y Munin
vuelan todos los días
alrededor del mundo
temo menos por Hugin
de que no regrese,
aún más temo por Munin.
Edda poética – Grímnismál, estrofa 20

En la mitología nórdica, Hugin y Munin son un par de cuervos asociados con el dios Odín. Hugin –el «pensamiento»– y Munin –la «memoria»– viajaban alrededor del mundo recogiendo noticias e información para Odín. Cuando regresaban cada tarde, se posaban en los hombros del dios y susurraban a sus oídos todas las noticias que habían conocido, transmitiéndole de este modo su sabiduría.

Los humanos hemos considerado a los córvidos como unas aves especialmente «inteligentes» desde tiempos inmemoriales. Esta idea, desarrollada en primera instancia por la mera observación de su comportamiento en la multitud de ambientes en que se desenvuelven, se ha visto reforzada y modulada con el paso del tiempo gracias a la labor de un buen número de científicos. Pero éstos, para llevar a cabo sus investigaciones y plantear experimentos con los que someter a prueba sus hipótesis, han tenido que tener muy presente el «canon de Morgan».

A finales del siglo XVIII, el psicólogo inglés Conwy Lloyd Morgan puso el énfasis en el peligro de caer en el antropocentrismo cuando se trataba de estudiar el comportamiento de los animales, y propuso el principio que hoy conocemos como «canon de Morgan». Según este –similar en espíritu al de la navaja de Occam– no deberíamos interpretar el comportamiento animal en términos de procesos cognitivos superiores si podemos explicarlo a partir de mecanismos psicológicos más simples.

También deberíamos mencionar la «objetividad» como otra cualidad esencial para este tipo de estudios –básica por otro lado en cualquier ámbito de la ciencia. En este sentido, me gusta la explicación que de este término da S. J. Gould en su libro «La falsa medida del hombre»:

La objetividad puede definirse desde una perspectiva funcional como el justo tratamiento de los datos, no como la ausencia de preferencias. […] La mejor forma de objetividad consiste en identificar explícitamente las preferencias, de modo que su influencia pueda reconocerse y contrarrestarse. […] Debemos identificar las preferencias con objeto de limitar su influencia en nuestro trabajo.

Los córvidos, ¿primates con plumas?

Los córvidos (Corvidae) son una familia de aves que comprende aproximadamente 120 especies diferentes que se hallan diseminadas por todo el planeta (excepto en las regiones polares). Podemos destacar entre ellas a los cuervos, los grajos y las urracas.

Este tipo de aves han sido objeto de un interés cada vez mayor por parte de científicos de diversos campos, quienes han llevado a cabo numerosos experimentos tratando de comprender algo que ya se intuía –como hemos comentado– pero que no resultó por ello menos llamativo: algunos córvidos no sólo son más «inteligentes» que otras especies de aves, sino que podrían ser rivales para algunos primates no humanos.

Antes de profundizar en los aspectos que hacen tan especiales a estas aves, debemos tener en cuenta algunos datos. En primer término, el tamaño del cerebro de un cuervo es mayor del que cabría esperar según su tamaño corporal y, además, tiene el mismo tamaño relativo que el cerebro de un chimpancé. En segundo lugar, cuando viven en libertad, los córvidos precisan al nacer de un largo tiempo de desarrollo antes de ser completamente independientes de sus padres, y muchos viven en grupos sociales complejos. ¿Te suenan algunas de estas características?

El trabajo que Nathan Emery y Nicola Clayton vienen realizando los últimos años ha permitido que tengamos una visión más completa del comportamiento de estas aves. En este sentido, ambos investigadores consideran a los córvidos y los psitácidos (la familia de los loros) como verdaderos «primates con plumas». Veamos con más detalle cuáles son estos comportamientos tan llamativos.

Esconder comida

Muchos córvidos esconden comida cuando disponen de ella en abundancia para poder alimentarse en el futuro. Ya se trate de esconder una gran cantidad de semillas en un área amplia de forma estacional, o bien ocultar una cantidad más pequeña de alimentos perecederos con la intención de recuperarlos horas o escasos días más tarde, este comportamiento exige el desarrollo de diferentes habilidades cognitivas que son esenciales para que esta estrategia tenga éxito.

Los científicos defienden que esta habilidad de recordar el qué, dónde y cuándo de eventos pasados se asemeja bastante a la memoria episódica de los humanos. La memoria episódica es la memoria relacionada con sucesos autobiográficos (momentos, lugares, emociones asociadas y demás conocimientos contextuales) que pueden evocarse de forma explícita. En nuestro caso, las aves tienen que recordar un episodio particular que ha tenido lugar en el pasado (el acto de esconder la comida), el lugar donde la han escondido y, al mismo tiempo, tener en cuenta el marco temporal, es decir, cuándo pueden ir a recuperarla (esencial en el caso de alimentos perecederos).

Estudios recientes han mostrado por ejemplo que el cascanueces americano o de Clark​ (Nucifraga columbiana) recuerda hitos verticales como árboles y grandes rocas porque es poco probable que esos elementos salgan volando o queden sepultados bajo la nieve, sirviendo como elementos clave a la hora de identificar los lugares escogidos para ocultar comida. Del mismo modo, estas aves recuperan primero la comida que se echa a perder en pocos días y, en caso de no poder hacerlo en su momento, la abandonan sabiendo que ya no será comestible.

Si este comportamiento es interesante de por sí, quizás nos sorprenda más saber que los córvidos también emplean una serie de estrategias para reducir el riesgo de que otros pájaros roben sus provisiones. Por ejemplo, prefieren escoger sitios ocultos tras grandes rocas, árboles, maleza etc. porque son elementos que dificultan la visión a los posibles ladrones (y usan estas barreras sólo cuando saben que alguien los está observando, no cuando están completamente solos).

Espías y ladrones

Los pájaros que en un alarde de previsión ante un futuro incierto deciden esconder parte de su alimento, tienen que prestar atención al contexto social en el que se realiza esa conducta: cuando se esconde comida es posible que alguien que te haya visto vaya y te la robe.

En este vídeo podemos ver una de las estrategias que utilizan los cuervos para evitar que otros le roben su comida. Sabiéndose observado, un cuervo «simula» esconder un trozo de carne y taparlo con algunas hierbas. El otro cuervo piensa que ha dejado ahí comida pero cuando llega al escondite se da cuenta de que está vacío.

Para las aves que roban, la habilidad de localizar rápida y eficazmente los almacenes de comida de otros puede ser la diferencia entre un robo exitoso o ser objeto de un ataque. Algunos córvidos observan a sus parientes cuando esconden comida y demuestran una excelente memoria espacial para localizar esos almacenes cuando sus dueños hace tiempo que se han marchado. En este sentido, el contexto social del almacenaje de comida puede verse como una carrera de armamento entre los que esconden la comida y los que la roban. Y en esa carrera, los primeros usan contramedidas para minimizar el riesgo de que roben sus provisiones.

Por ejemplo, se ha observado la conducta de algunos pájaros que deciden cambiar de sitio la comida que habían escondido porque estaban siendo observados por otros pájaros. Es decir, vuelven al escondite a cambiar la comida de lugar cuando el hipotético ladrón ya no está cerca.

Yendo más lejos, un trabajo demostró que la chara californiana (Aphelocoma califórnica) no cambiaba sus piñones de escondite al ver que otras charas la espiaban, sino que únicamente lo hacía cuando ella misma había robado antes a sus congéneres. Esta conducta es la traducción animal del famoso refrán: «piensa el ladrón que todos son de su condición». En este sentido, utilizar tu propia experiencia para predecir el comportamiento futuro de otro individuo ­–o lo que es lo mismo, ponerte en el lugar de otro– es uno de los sellos distintivos de la «teoría de la mente», otra habilidad considerada únicamente humana.

En definitiva, lo que podemos deducir de este comportamiento es que estos pájaros, que han sido ladrones en el pasado, relacionan esa información sobre su experiencia como ladrones con la posibilidad de que otro individuo les robe su comida, de forma que modifican su conducta para evitar esa posibilidad.

Uso y fabricación de herramientas

Hasta que Jane Goodall descubrió que los chimpancés fabricaban herramientas, los científicos pensaban que los humanos éramos los únicos animales con esa capacidad. De hecho, los paleoantropólogos defendían que la habilidad para fabricar herramientas habría actuado como un catalizador para el crecimiento de nuestro encéfalo (lee más: Evolución del tamaño de los dientes y el cerebro en nuestros antepasados) haciéndonos ser lo que somos. Es decir, la fabricación de herramientas habría podido impulsar la evolución de la inteligencia humana.

La propia Goodall definió hace más de cuatro décadas el uso de herramientas como «el empleo de un objeto externo como una extensión funcional de la boca, pico, mano o garra, para la consecución de un objetivo inmediato». En la actualidad sabemos que muchos animales (aves, primates y peces) usan herramientas, pero no tenemos claro si alguno de ellos sabe cómo funcionan y las fuerzas que subyacen a ese funcionamiento.  Los chimpancés (lee más: Comportamiento animal: uso de herramientas en primates), los orangutanes y solo un ave, el cuervo de Nueva Caledonia, destacan precisamente por fabricar herramientas en libertad.

Los cuervos de Nueva Caledonia​ (Corvus moneduloides) son extraordinariamente habilidosos fabricando y usando herramientas para conseguir comida que de otra manera sería inaccesible. Un buen ejemplo de ello es el empleo de ramas cortadas que las aves modifican hasta que consiguen que tenga un gancho al final. Luego la usan para sacar las larvas de insectos de los agujeros de los árboles. También fabrican herramientas aserradas a partir de hojas de pandano que utilizan para cazar: bajo las hojas del suelo del bosque, realizan una serie de movimientos rápidos hacia adelante y hacia atrás o movimientos lentos y deliberados que terminan por atrapar diferentes insectos. Este tipo de herramientas se fabrican según un patrón «estandarizado» y se transportan cuando las aves salen a buscar alimento.

En experimentos de laboratorio, estas aves fueron capaces de modificar un alambre dándole forma de gancho a una de las puntas para acceder a la comida introducida en un tubo.

Un grajo llamado Fry se ayuda de una herramienta fabricada con alambre para sacar un pequeño cubo con un gusano de un tubo. Imagen extraída del artículo: Bird, C. D. y Emery, N. J. (2009), «Insightful problem solving and creative tool modification by captive nontool-using rooks». Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 106, núm. 25, p. 10370-10375.

Existe una posible evolución acumulativa en la complejidad de las herramientas escalonadas (aumentando el número de pasos necesarios para hacer una herramienta más compleja), análoga a las innovaciones tecnológicas menores en humanos. Por lo tanto, las pruebas del uso y fabricación de herramientas sugieren que estos cuervos en ocasiones pueden combinar experiencias pasadas para encontrar nuevas soluciones a los problemas que se les plantean.

¿Cultura?

Emery y Clayton sostienen que los córvidos y los simios han desarrollado habilidades cognitivas complejas notablemente similares, pese a no ser parientes cercanos –los dos grupos divergieron hace más de 300 millones de años–, porque han tenido presiones evolutivas muy similares. Los dos son animales sociales, lo que requiere una comprensión de los motivos y deseos de los demás; y ambos buscan y procesan una extensa variedad de alimentos, algunos de los cuales solo pueden obtenerse mediante la fabricación y empleo de herramientas.

Estos investigadores sugieren que la solución de los problemas con los que se enfrentan viene de la utilización de cuatro herramientas cognitivas que han impulsado la evolución de la cognición compleja en los córvidos y otras aves: el razonamiento causal, la flexibilidad, la imaginación y la previsión.

Razonamiento causal

Algunos de los ejemplos de uso de herramientas que hemos descrito sugieren que las aves pueden entender las relaciones causales que explican por qué esas herramientas funcionan o son efectivas: el hecho de que se transforme un trozo de alambre en una herramienta con un gancho sugiere esta posibilidad.

Flexibilidad

La habilidad de actuar de forma flexible según la información de que se dispone es uno de los conceptos básicos del comportamiento inteligente. El desarrollo de estrategias flexibles de aprendizaje puede ser la base de la creatividad (como sucede cuando tienes que adaptar tu comportamiento de recogida de alimentos perecederos en función del clima).

En este sentido, un aspecto importante que subyace en todo comportamiento flexible es la habilidad de generalizar las reglas que se han aprendido en una situación concreta para aplicarlas a nuevas situaciones.

Imaginación

Cuando hablamos de imaginación nos referimos al proceso en el que los escenarios y las situaciones que ya no son percibidas se forman en la mente. Una de las ventajas de la imaginación es que se pueden practicar situaciones internamente (simuladas) antes de que se lleven a cabo, lo que puede ser importante cuando tenemos que enfrentarnos a un nuevo estímulo dentro de un contexto familiar. Por lo tanto, la habilidad para representar mentalmente la forma de objetos que están fuera de la percepción (como cuando se fabrica una herramienta a partir de cero) puede ser un precursor de la imaginación.

En otro experimento con córvidos se planteó el siguiente problema: se colocó un trozo de carne atado a una cuerda que colgaba del posadero del pájaro. La única forma de hacerse con la comida implicaba tirar de la cuerda con el pico, poner la pata sobre la cuerda después de cada tirón (para que no volviera a caer) y repetir esto varias veces hasta que la comida llegaba a su alcance. Muchos cuervos llegaron a la solución de este problema a la primera (lo que descartaba el aprendizaje por «ensayo y error»).

Aquí vemos como se plantea un experimento en el que un cuervo tiene que seguir varios pasos concretos en orden para poder alcanzar la comida. Según nos cuentan, los pájaros han realizado algunos de los pasos de forma aislada antes de la grabación, pero nunca los habían hecho todos juntos y siguiendo esta secuencia.

Previsión

Prever es la capacidad de imaginar posibles eventos futuros. El ejemplo que hemos estado viendo a lo largo de esta anotación sería el de esconder comida, ya que la comida se esconde en el presente para disponer de ella en el futuro. Otro ejemplo sería el del córvido que vuelve a esconder la comida cuando alguien le estaba observando. Dado que esa conducta no se producía cuando no había nadie vigilando, el ave está siguiendo una estrategia de futuro para protegerse frente a posibles robos.

Tomado de: Clayton, Nicola S. y Emery, Nathan J. (2015), «Avian models for human cognitive neuroscience: a proposal». Neuron, vol. 86, núm. 6, p. 1330-1342.

En conclusión, este tipo de trabajos son esenciales no sólo porque nos permiten conocer mejor la maravillosa variedad de estrategias cognitivas que desarrollan distintos tipos de animales en su vida cotidiana, sino porque la comprensión de este tipo de conductas son importantes para comprender cómo ha evolucionado la mente humana, una cuestión que sigue intrigando a científicos de muy diversos campos y que tiene importantes repercusiones éticas y morales.

Referencias

Bird, C. D. y  Emery, N. J. (2009), «Insightful problem solving and creative tool modification by captive nontool-using rooks«. Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 106, núm. 25, p. 10370-10375.

Clayton, Nicola S. y  Emery, Nathan J. (2015), «Avian models for human cognitive neuroscience: a proposal«. Neuron, vol. 86, núm. 6, p. 1330-1342.

Emery, N. J. y  Clayton, N. S. (2004), «The mentality of crows: convergent evolution of intelligence in corvids and apes». Science, vol. 306, núm. 5703, p. 1903-1907.

Emery, N. J. y  Clayton, N. S. (2009), «Tool use and physical cognition in birds and mammals». Current Opinion in Neurobiology, vol. 19, núm. 1, p. 27-33.

Van Lawick-Goodall, J. (1971), «Tool-using in primates and other vertebrates». En: Lehrman, Daniel S., et al. (eds.). Advances in the study of behavior. Academic Press, 195-249.

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Referencia: Hamm, G., et al. (2016), «Cultural innovation and megafauna interaction in the early settlement of arid Australia«. Nature, en prensa.

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Referencia: Proffitt, T., et al. (2016), «Wild monkeys flake stone tools«. Nature, en línea.

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