fósil

Otra revolución más en paleoantropología

Otra revolución más en paleoantropología

     Última actualizacón: 12 abril 2017 a las 18:33

Como ya hemos apuntado en más de una ocasión, la paleoantropología es una disciplina científica que se presta muy bien a anuncios impactantes y de gran trascendencia mediática. El principal motivo es que se trata de una ciencia que pretende averiguar nada más y nada menos cuál es nuestro origen (evolutivo), uno de los interrogantes que se ha planteado el ser humano desde que tiene capacidad de razonar.

Ayer asistimos a otro de esos momentos “históricos” al hacerse públicos los resultados de un estudio que ha logrado secuenciar el genoma mitocondrial casi completo de un hominino de la Sima de los Huesos, uno de los yacimientos del complejo de la Sierra de Atapuerca. El equipo, formado por investigadores españoles y del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, ha extraído y analizado ADN del resto fósil identificado como “Fémur XIII”, convirtiéndolo así en el ADN humano más antiguo conocido. La importancia de este hito no sólo radica en el avance tecnológico que ha permitido secuenciar un ADN tan antiguo, sino en el hecho de que los datos apuntan a que este hominino ―con una antigüedad aproximada de 400.000 años― está estrechamente relacionado con el linaje que llevó a los genomas mitocondriales de los homínidos de Denisova, un grupo hermano de los Neandertales de Eurasia oriental.

El hallazgo es realmente excepcional porque permite futuras investigaciones de genoma antiguo que, en realidad, se están realizando en estos mismos momentos (hasta ahora sólo se había podido analizar el ADN de restos de aproximadamente 100.000 años de antigüedad). Cierto es que, como sostiene José María Bermúdez de Castro, la paleogenética no es la panacea para resolver todos los enigmas de la evolución humana, pero se ha convertido en una fuente inestimable de conocimiento.

La Sima de los Huesos

Como informa la Fundación Atapuerca en su página web, este yacimiento pertenece al complejo kárstico de Cueva Mayor–Cueva del Silo. Para acceder a este yacimiento hay que recorrer durante 500 metros Cueva Mayor hasta llegar a un pozo de 13 metros de profundidad, al fondo del cual se encuentra la Sima propiamente dicha, uno de los más importantes depósitos fosilíferos del mundo. Su cronología es de unos 500.000 años y se trata de la mayor acumulación de fósiles humanos hallados hasta la fecha en todo el mundo.

Se han recuperado restos de al menos 28 individuos cuyos esqueletos están completos, aunque sus huesos se encuentran muy fragmentados, dispersos y mezclados, lo que dificulta su reconstrucción.

Cuando se extrajeron los primeros restos encontrados en el yacimiento de la sierra burgalesa (corría el año 1976), los primeros análisis de la morfología de los huesos ―sobre todo de la cara, la mandíbula y algunas piezas dentales― apuntaban a que existía una relación filogenética directa entre esos individuos y los Neandertales. Tanto es así que se planteó por el equipo de paleoantropólogos la hipótesis de que el origen de los Neandertales había que situarlo en la Península Ibérica, un planteamiento nada descabellado ya que la mayor parte de Europa estaba cubierta por aquellas fechas con un espeso manto de hielo, lo que dejaba habitable únicamente la zona mediterránea.

Ahora sin embargo, los nuevos resultados del ADN mitocondrial aislado en las muestras de la Sima de los Huesos apuntan a que están más relacionados con los famosos Denisovanos, una población ancestral que vivió en las remotas regiones de Siberia hace unos 40.000 años, que con los Neandertales (debemos tener muy presente no sólo la gran distancia espacial que separa ambos lugares, sino también el marco temporal, ya que estamos hablando de más de 300.000 años de separación entre ambas poblaciones).

Los Denisovanos

Hace tres años se produjo otra revolución en la paleoantropología con el descubrimiento de la que puede ser (aún no se ha verificado) una nueva especie del género Homo en las cuevas de Denísova, en los montes Altái de Siberia. El mismo equipo de científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva que han analizado el ADN del fémur hallado en la Sima de los Huesos secuenció el ADN mitocondrial de dos fósiles: un molar y un fragmento de hueso proveniente del dedo de una niña encontrado en un estrato datado entre hace 50.000 y 30.000 años.

Este análisis indicó que los Denisovanos, una población aislada en Eurasia, poseían un ancestro común junto a Homo sapiens y el hombre de Neandertal que pudo vivir hace aproximadamente un millón de años (se especula que los Denisovanos se separaron de los Neandertales hace unos 700.000 años). El molar presentaba características morfológicas claramente diferentes a las de los Neandertales y los humanos modernos, lo que confirmaría que pertenece a una especie con una historia evolutiva distinta.

Es importante destacar que apenas se tiene información morfológica de estos individuos ―los dos restos fósiles ya han desaparecido en aras a posibilitar los análisis genéticos― por lo que no es posible establecer comparaciones anatómicas con los fósiles de la Sima de los Huesos.

En definitiva, los resultados del análisis del ADN mitocondrial indican que este homínido procede de una migración desde África distinta a la de la entrada de Homo sapiens en Europa, a la de los ancestros de los Neandertales y distinta, asimismo, del éxodo temprano de Homo erectus.

Conclusiones

“Hemos concluido que el pariente más cercano de esta especie de la Sima de los Huesos se encuentra en Siberia, pero eso no implica que se parezcan mucho, de hecho se calcula que llevarían evolucionando por separado 700.000 años. Son muy diferentes pero con un antepasado común que debía de ser una especie que vivió en Europa y en Asia en esa antigüedad de vértigo”, explica Arsuaga en una entrevista a la Agencia SINC.

En la mayor parte de libros de texto la evolución humana se explica mediante un árbol genealógico en el que líneas rectas unen los diferentes fósiles. Las líneas se van separando con el paso del tiempo llevando unas a una especialización y otras a la extinción. Por otro lado, los paleogenetistas han asumido que las líneas que unen la genealogía de ADN mitocondrial deben ser las mismas que las líneas que conectan los fósiles y cuando esto no sucede, los fósiles deben salir del esquema (aunque hay que tener en cuenta que el ADN mitocondrial se transmite por vía exclusivamente materna ―como explicamos aquí― y esto hace que no se recombine, por lo que pueden coexistir varios linajes mitocondriales en la misma población).

Lo que ahora parece evidente es que cada población europea tiene su propia historia y que las diferentes líneas se entrecruzan, a veces se mezclan y otras se separan. Más que un árbol con ramas limpias y ordenadas, nuestro pasado evolutivo se parece cada vez más a un arbusto enmarañado donde es muy difícil determinar dónde nace cada rama y dónde se bifurca o muere.

Datos extendidos (figura 6) tomada Meyer, M. et al. (2013): modelo de evolución de secuencias utilizando la secuencia de consenso de la Sima de los Huesos generada con filtros inclusivos, así como 54 de seres humanos actuales, 9 de seres humanos antiguos, 7 Neandertales, 2 Denosivanos, 22 bonobos y 24 chimpancés.

Aquí reside el eterno problema de conciliar los datos genéticos y morfológicos. Al igual que ocurre con los enfrentamientos entre la teoría que sostiene que el género Homo nació en África y desde allí se expandió, y la que afirma que surgió de forma independiente en diferentes lugares, la evidencia fósil en Atapuerca no es diferente. Los paleoantropólogos han asumido que los homininos de la Sima de los Huesos eran antepasados ​​de los Neandertales y esa es una línea recta que puede ser errónea.

Lo que parece claro es que los Denisovanos heredaron su ADN mitocondrial de un ancestro europeo muy antiguo, que ese ADN llegó más tarde hasta los humanos que poblaron Europa durante el Pleistoceno Medio (en la Sima de los Huesos), que también llegó a formar parte del genoma de los Neandertales y que finalmente heredaron algunas poblaciones de Homo sapiens, es decir, que los humanos de la Sima están relacionados con la población ancestral a partir de la cual evolucionaron por separado Neandertales y Denisovanos.

La tecnología actual no permite llegar más allá. Se hace tremendamente difícil creer que algún día se pueda secuenciar el ADN de restos más antiguos dado que se hallan fosilizados casi por completo (y han perdido por tanto toda información genética) aunque hay algunos estudios prometedores con fósiles de dinosaurios, por ejemplo, que permiten mantener la esperanza.

El paso siguiente de este equipo de investigadores es secuenciar ADN mitocondrial de otros individuos de la Sima, e incluso intentar recuperar algunas secuencias del ADN nuclear para obtener una imagen más nítida de nuestro pasado.

Referencia

Matthias Meyer, Qiaomei Fu, Ayinuer Aximu-Petri, Isabelle Glocke, Birgit Nickel, Juan-Luis Arsuaga, Ignacio Martínez, Ana Gracia, José María Bermúdez de Castro, Eudald Carbonell, & Svante Pääbo (2013). A mitochondrial genome sequence of a hominin from Sima de los Huesos Nature DOI: 10.1038/nature12788

Publicado por José Luis Moreno en ANTROPOLOGÍA, 3 comentarios
Siete días … 11 a 17 de noviembre (de lobos y genomas)

Siete días … 11 a 17 de noviembre (de lobos y genomas)

     Última actualizacón: 12 octubre 2020 a las 15:53

ANTROPOLOGÍA

Los lobos se hicieron perros siguiendo a los primeros cazadores europeos. Un equipo de investigadores ubica en Europa hace más de 15.000 años la domesticación de los perros, que se aprovechaban de los restos de aquellos cazadores-recolectores. Este trabajo presenta algunas lagunas para quienes defienden su origen asiático.

Los investigadores han llegado a varias conclusiones sorprendentes. En primer lugar, que los perros comenzaron a domesticarse en Europa y que fue mucho antes de lo pensado: hace entre 18.800 años y 32.100 años. Y ya estaban integrados con los humanos hace 15.000 o 20.000 años, antes de que se desarrollara la agricultura. “Estos resultados implican que los perros domésticos son la culminación de un proceso que se inició con los cazadores-recolectores europeos y los cánidos con los que interactuaron”, explican los autores en su trabajo.

El bioinformático español Francesc López, del departamento de genética de la Universidad de Yale, que estuvo en el germen de este proyecto (en 2005), explica sus conclusiones a Materia: “Sin ninguna duda, la agricultura provocó grandes cambios en el proceso de domesticación, pero nuestros datos demuestran que ese proceso empezó mucho antes. Tenemos que entender la domesticación como un proceso continuo y largo (y que aún sigue ocurriendo), más que como un evento concreto en el tiempo”. Según afirma López, el estudio consolida un concepto revolucionario: “El perro fue el primer y único animal domesticado antes de la agricultura”. “La del perro es la primera intervención consciente del hombre en el proceso evolutivo de otras especies”.

• Noticia Materia

• Artículo: Complete mitochondrial genomes of ancient canids suggest a european origin of domestic dogs

BIOLOGÍA

Nuevos hallazgos genéticos cuestionan el concepto de “individuo”. Personas con más de un genotipo y mutaciones genéticas que siguen un patrón abren una interesante vía de investigaciones.

Un equipo de científicos de EEUU ha descubierto que una persona puede tener más de un genotipo y que mutaciones genéticas idénticas se repiten en personas no emparentadas, como si siguieran un patrón en lugar de producirse al azar. Ambos hallazgos podrían cuestionar la unicidad del genoma, que hasta ahora se consideraba una seña de la individualidad biológica

Los investigadores han hecho dos novedosos descubrimientos genéticos: en primer lugar, que una persona puede presentar diversas mutaciones del ADN en distintas partes de su cuerpo manteniendo su ADN original en el resto del organismo —lo que supone que haya varios genotipos diferentes en un solo individuo—; y, en segundo lugar, que algunas mutaciones genéticas idénticas se producen en personas no emparentadas.

Estos resultados son sorprendentes, según los científicos, pues se considera que el ADN es una marca de individualidad biológica, al ser único en cada persona, y podrían variar el concepto de “individuo”. Y no sólo eso, podrían además impactar en la manera en que se usan los análisis de ADN a nivel forense o criminalístico, las pruebas de paternidad, los test prenatales, e incluso el análisis genético para determinar la propensión a sufrir ciertas enfermedades, como el cáncer de mama.

La importancia del hallazgo en este terreno radica en que esas mutaciones comunes, recurrentes y en tejidos específicos de sujetos no emparentados y halladas sólo en tres tipos de tejidos orgánicos, “no parecen desarrolladas y mantenidas por un proceso azaroso”, sino que indican la existencia de “un patrón completamente distinto, de un proceso decididamente no aleatorio, que da lugar a mutaciones particulares en tejidos concretos”.

• Noticia Tendencias21

• Artículo: Recurrent tissue-specific mtDNA mutations are common in humans (descarga directa en formato PDF)

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Investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona y del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid han descrito cómo la senescencia celular es un proceso normal en el embrión que no está únicamente ligado al envejecimiento o al cáncer, lo que implica que este proceso incluso es «necesario» para el desarrollo embrionario.

La senescencia es el proceso por el que las células limitan su proliferación en respuesta al estrés y, a pesar de que hasta la fecha se pensaba que su puesta en marcha tenía que ver con el envejecimiento o la proliferación de tumores, los investigadores han descubierto que en realidad se trata de un mecanismo más complejo.

«Nuestro trabajo demuestra que en el embrión las células senescentes son necesarias y mediante su habitual función secretora dirigen el crecimiento y el patrón de los tejidos», ha indicado el jefe del laboratorio de Mecanismos de Cáncer y Envejecimiento del CRG, Bill Keyes.

En concreto, los científicos del CRG han descrito este proceso como una «parte fundamental» en la biología de dos de los principales centros de señalización del embrión que ayuda a controlar el desarrollo de las extremidades y el sistema nervioso.

• Noticia Europa Press

• Artículo: Senescence is a developmental mechanism that contributes to embryonic growth and patterning (descarga directa en formato PDF)

MEDICINA

Según cuentan los investigadores de los Hospitales Universitarios de Lovaina, Bélgica, que han publicado el trabajo, en 1879 el cirujano francés Segond describió la existencia de una banda fibrosa resistente en la cara anterolateral de la rodilla humana. Hasta la fecha, nadie ha proporcionado una descripción anatómica clara de la función y las características de esta estructura anatómica, lo que ha generado confusión en torno a este ligamento que se refleja en los diferentes nombres con los que se ha venido denominado, como “ligamento lateral capsular», «capa cápsulo-ósea de la banda iliotibial» o «ligamento anterolateral”.

En este estudio, los científicos belgas se propusieron describir la función y la estructura de este ligamento de rodilla, al que han denominado definitivamente ligamento anterolateral (ALL, pos sus siglas en ingles). Para ello, examinaron 41 articulaciones de rodilla de cadáveres mediante técnicas de disección macroscópica. En todas ellas, excepto en una, los investigadores identificaron esta estructura ligamentosa, que es claramente distinguible de la cápsula articular anterolateral.

Los resultados de la investigación muestran que el ligamento anterolateral identificado constituye una estructura ligamentosa distinta ubicada en la cara anterolateral de la rodilla humana con origen consistente y características del sitio de inserción.

• Noticia ABC

• Noticia BBC Mundo

• Artículo: Anatomy of the anterolateral ligament of the knee

MICROBIOLOGÍA

¿Pudo la vida soportar el impacto contra la Tierra?

Una de las más fundamentales e importantes cuestiones a las que se enfrenta el conocimiento del ser humano es determinar el origen de la vida. Charles Darwin ofreció una brillante solución para explicar cómo cambian y se adaptan las diferentes especies a lo largo del tiempo. Pero el mecanismo de la evolución no entra a dilucidar la gran pregunta, el instante previo, la chispa que convirtió la química en biología.

Actualmente sabemos que la vida se originó en algún momento hace 4.400 millones de años, pero el cómo y el dónde siguen siendo un misterio en el que multitud de científicos continúan trabajando.

De todas las plausibles explicaciones e hipótesis que en estos momentos se barajan para explicar la emergencia de la vida, existe una llamada “Panspermia” que afirma que la vida se originó en algún lugar fuera de la Tierra y que viajó hasta nuestro planeta a bordo de meteoritos. En la actualidad esta idea de “lluvia de semillas de vida” caída desde el espacio es seguida por muchos investigadores que continúan estudiando las pruebas y fósiles que determinen su veracidad.

Así pues los investigadores dispararon unas muestras congeladas del microalga unicelular Nannochloropsis oculata, muy frecuente en los fondos marinos, y utilizando pistolas de presión, las dispararon a velocidades similares a las que estarían sometidas si viajaran en un meteorito y reentraran en la atmósfera a 6.9 kilómetros por segundo, impactando sobre el océano, y analizaron los resultados.

Como podrán suponer muchas de estas algas fueron destruidas por el impacto, pero lo que demuestran estos experimentos es que una proporción de ellas sí sobrevivió al bombardeo, dispersándose sobre el agua y posteriormente creciendo y multiplicándose.

• Noticia Yahoo

• Artículo: Survival of Nannochloropsis Phytoplankton in hypervelocity impact events up to velocities of 4 km/s (descarga directa en formato PDF)

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Un equipo de científicos internacionales descubrió en el noroeste de Australia un complejo ecosistema fosilizado de microbios de casi 3.500 millones de años y se cree que se trata de las evidencias más antiguas de la vida en la Tierra, han informado medios locales.

«Cuando estos microbios estaban vivos interactuaban con los sedimentos en los que vivían y creaban pequeñas comunidades en las que se daba todo tipo de ayuda para sobrevivir en lo que habría sido un ambiente muy difícil».

El descubrimiento se caracteriza por incluir «fragmentos de microbios degradados en las que no se puede apreciar su forma original» porque ya que no se distinguen las células con claridad, aunque aún conserva material carbonoso que queda de ellas.

Las rocas sedimentarias donde se han hallado los restos de estos microbios probablemente son las «más antiguas y mejor preservadas de la Tierra», destacó el científico al subrayar que el descubrimiento podría contribuir en áreas como la investigación espacial.

Algunos proyectos científicos se centran en la búsqueda de estructuras de microbios en la superficie de Marte para determinar si alguna vez hubo vida en ese planeta.

• Noticia El Mundo

• Artículo: Microbially induced sedimentary structures recording an ancient ecosystem in the ca. 3.48 billion-year-old Dresser Formation, Pilbara, Western Australia (descarga directa en formato PDF)

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En los últimos años los científicos han descubierto que el microbioma humano, un ecosistema de trillones de microorganismos que viven en nuestro cuerpo, realiza decenas de funciones básicas para la salud. A partir de estos hallazgos, el ingeniero químico Bernat Ollé pretende desarrollar medicamentos que modulen este ecosistema de microbios. Su proyecto ha sido galardonado con el premio al Innovador del Año 2013 por la edición en español de la revista MIT Technology Review durante un encuentro que se acaba de celebrar en Valencia.

• Noticia Agencia SINC

ASTRONOMÍA

Ya se ha publicado el catálogo completo del proyecto Alhambra, un mapa para trazar la evolución del universo. Desarrollado desde el Observatorio de Calar Alto, Alhambra ha identificado, clasificado y calculado la distancia de más de medio millón de galaxias repartidas en ocho regiones del cielo.

Tras siete años de precisas observaciones del universo desde el Observatorio de Calar Alto (CAHA, Almería), y gracias a una técnica que descompone la energía de las estrellas en sus colores mediante filtros astronómicos, el proyecto Alhambra ha sido capaz no solo de identificar y clasificar más de medio millón de galaxias, sino también de calcular las distancias a las que se encuentran con una precisión asombrosa.

Como resultado, el sondeo ha permitido reconstruir la que, a día de hoy, representa la visión tridimensional más realista del universo.

La visión del universo que aporta Alhambra permitirá, por una parte, estudiar cómo ha cambiado el contenido estelar de las galaxias a lo largo del tiempo, es decir, saber cómo, cuándo y cuánto han envejecido. Establecer una relación inequívoca entre la morfología, el contenido en estrellas y la edad de las galaxias permitirá comprender finalmente cuáles son los procesos físicos que gobiernan el universo a esas escalas.

Por otra parte, permitirá abordar cómo se distribuyen las galaxias en el universo. «En los últimos trece mil millones de años, la gravedad ha sido la responsable de la formación de estructuras, tales como las galaxias o las estrellas», señala Alberto Molino, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía que forma parte del equipo Alhambra.

«Estudiar cómo se disponen las galaxias nos permite conocer cómo eran las propiedades físicas que dominaban el universo en épocas anteriores. Sería como saber el lugar y las condiciones donde se plantaron las semillas en un bosque a partir de los árboles que vemos a día de hoy», ilustra el investigador.

Asimismo, en su mirada hacia la inmensidad del universo, las observaciones de Alhambra han atravesado enormes regiones de nuestra propia galaxia. Elaborar un censo de estrellas del halo galáctico, descubrir estrellas variables, conocer la frecuencia con la que las estrellas se emparejan o identificar estrellas candidatas a albergar otros planetas permitirá explorar también la historia cósmica de la Vía Láctea.

• Noticia Agencia SINC

• Datos

Publicado por José Luis Moreno en SIETE DÍAS, 1 comentario
Una estrella en ascenso para buscar el origen de la humanidad. La cueva Rising Star.

Una estrella en ascenso para buscar el origen de la humanidad. La cueva Rising Star.

     Última actualizacón: 8 marzo 2018 a las 13:28

El pasado día 6 de noviembre se anunciaba en la Universidad Witwatersrand el comienzo de las excavaciones en un nuevo yacimiento, la cueva Rising Star. El paleoantropólogo Lee Berger dirige la expedición conformada por un grupo de investigadores internacionales en el lugar que podría albergar los restos fósiles más antiguos de los primeros humanos. El Cradle of Humankind World Heritage Site (COHWHS), situado a unos 40 kilómetros al norte de Johannesburgo, es famoso por el registro fósil que alberga, algunos de cuyos descubrimientos más importantes fueron Mrs. Ples (un cráneo de Australopithecus africanus apodado de esa forma por los periodistas para reducir su nombre original: Plesianthropus transvaalensis), y los restos fósiles de Australopithecus sediba desenterrados en las Cuevas de Malapa por el propio Berger y que supuso su salto a la fama mundial.

El “Yacimiento de fósiles humanos de Sudáfrica” (llamado antes de julio de este año “Yacimiento de homínidos fósiles de Sterkfontein, Swartkrans, Kromdraai y sus alrededores”) es el lugar donde se encontró, en 1924, el célebre cráneo fósil de Taung, perteneciente a un espécimen de australopiteco africano. En el valle de Makapan hay numerosas grutas con vestigios arqueológicos que atestiguan la presencia de un asentamiento humano de 3.300.000 años de antigüedad y es aquí donde se está desarrollando esta nueva misión.

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Discurso de Lee Berger explicando los detalles de la expedición (en inglés)

El último descubrimiento en la zona lo logró una expedición dirigida por Berger con el objetivo de recorrer los más profundos recovecos de las cuevas:

«El líder del equipo de exploración Pedro Boshoff y sus dos ayudantes, Steve Tucker y Rick Hunter, fueron capaces de acceder a una cámara profunda que es casi imposible de alcanzar, donde han encontrado algunos fósiles significativos en la superficie de suelo de la cueva” explica Berger.

De esta forma, el primer paso de la expedición Rising Star «estrella en ascenso» es, por tanto, extraer los fósiles de la cueva y estudiarlos minuciosamente antes de hacer ningún pronunciamiento.

“Todavía no sabemos qué especie de homínido hemos encontrado, y no  especularemos. Nuestro propósito es sacar los fósiles con cuidado, estudiarlos, compararlos con otro material fósil de todas las partes del mundo y, entonces, analizarlo y describirlo. Esto es parte del proceso científico y esperamos publicar nuestros descubrimientos ―si todo va bien― a finales de 2014”.

El desafío clave es que el nuevo yacimiento se encuentra en una cueva a una profundidad de 30 metros y con una abertura muy pequeña donde únicamente personas con un diámetro de busto de 18 centímetros o menos pueden acceder. Debido a estas limitaciones, Berger hizo un llamamiento a su comunidad de amigos de Facebook, Twitter y LinkedIn para que le ayudaran a encontrar “espeleólogos especializados, preferiblemente delgados y pequeños, con excelentes habilidades arqueológicas, paleontológicas y de excavación”. En cuestión de días, Berger disponía de una lista de 57 candidatos cualificados, de los que seis fueron elegidos (todas ellas mujeres).

Mapa de los yacimientos de la Cuna de la Humanidad.

“Contamos con científicos perfectamente entrenados con experiencia en espeleología procedentes de EE.UU., Canadá y Australia y que actualmente están en Sudáfrica preparándose para la excavación. Solo un reducido número de personas tendrán autorización para acceder al yacimiento restringido, ya que una de mis prioridades es la seguridad de nuestros científicos e investigadores. Tenemos que hacer lo mejor que podamos bajo estas circunstancias para sacar los fósiles de la cueva, a través de un proceso de recuperación muy complejo”

En este sitio, declarado patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1999, es necesario cumplir unos requisitos muy estrictos a la hora de lleva a cabo excavaciones. Para ello se e trabaja siguiendo a rajatabla los criterios establecidos en la Convención de Patrimonio de la Humanidad, las Guías operacionales y el Acta de la Convención de Patrimonio de la Humanidad de 1999.

Lee Berger afirma que siempre ha enfatizado la necesidad de mostrar los descubrimientos científicos al público, como ya hizo con el descubrimiento de Australopithecus sediba in 2008. Con el mismo espíritu, la expedición está siendo seguida de cerca por un equipo de National Geographic que se asegura de que las todas las actualizaciones llegan en vivo al publico por todos los canales de comunicación social. Por ejemplo, los avances en la excavación podrán ser seguidos a través del blog dirigido por National Geographic que se actualiza a diario, así como siguiendo la cuenta de Twitter.

Comienzan los trabajos in situ

Los trabajos en la zona de investigación comenzaron el pasado día 7 de noviembre con actividades logísticas y de montaje de las tiendas de campaña (que serán el hogar de entre 30 y 60 científicos y espeleólogos). Son un total de quince tiendas dobles, una tienda médica y que posee conexión a internet, una tienda comedor, generadores y tienda de almacenamiento (la tienda “científica” se instalará más lejos de este campamento).

El día siguiente se dedicó a terminar de montar las tiendas (incluidas las duchas) así como tender los cables necesarios para introducir luces dentro de la cueva. Los investigadores procederán con mucha cautela y emplearán las técnicas más novedosas para escanear en tres dimensiones todo el recorrido, permitiendo un seguimiento segundo a segundo desde el exterior. Nada se deja al azar y se toman muestras y fotografías del interior.

Berger llama a las especialistas «astronautas subterráneas», y con mucha razón. Vean este vídeo y entenderán porqué:

El día 10 se produjo la primera gran noticia al localizar una mandíbula, un cráneo y muchos más restos fósiles. El equipo de científicos de avanzada nº 1, formado por Becca Peixotto, Marina Elliott, y Hannah Morris colocaron unas banderas sobre cada fósil y luego escanearon en 3D toda la zona antes siquiera de tocar ningún espécimen. Todas estas operaciones eran seguidas por el equipo de superficie en tiempo real a través de las cámaras instaladas.

Los trabajos continúan y resulta fascinante y apasionante poder seguirlos casi en tiempo real y tener la sensación de que se está allí con los científicos, que podemos tocar los restos fósiles, que estamos desentrañando un misterio de millones de años y que se resolverán muchas de las dudas aún pendientes de resolver acerca de nuestro origen como especie.

Referencias

Biografía y entrevista a Lee Berger en National Geographic

Página oficial del centro de visitantes de Maropeng

Entrevista a Lee Berger tras el descubrimiento de Australopithecus sediba

Publicado por José Luis Moreno en ANTROPOLOGÍA, 2 comentarios
Para entender la paleoantropología. 1ª parte: Los fósiles

Para entender la paleoantropología. 1ª parte: Los fósiles

     Última actualizacón: 15 marzo 2018 a las 19:47

Hace unos días los medios de comunicación y las redes sociales se hicieron eco de una nueva “revolución” en la paleoantropología. Me estoy refiriendo a la publicación en la revista Science de un estudio realizado por el equipo que trabaja en el yacimiento de Dmanisi, en Georgia.

Portada revista Science - 18 octubre 2013

Portada revista Science (18 octubre 2013)

Las conclusiones, tras analizar uno de los restos craneales de homínidos más completos y antiguos conocidos fuera de África ―con cerca de 1.8 millones de años de antigüedad― y su relación con otros fósiles del mismo yacimiento, apuntaban a que la variabilidad de los homininos de Dmanisi relativizarían las diferencias que hasta ahora habían servido para identificar especies como Homo habilis, Homo rudolfensis, Homo ergaster u Homo erectus (para Lordkipanidze, autor principal de la investigación, «las diferencias entre estos fósiles de Dmanisi no son más pronunciadas que las que existen entre cinco humanos modernos o cinco chimpancés»). Siguiendo este razonamiento, los investigadores sostienen que todos ellos formarían parte de una misma especie, siendo como mucho variantes regionales o «razas» de un único linaje que habría ocupado durante cientos de miles, o incluso millones de años, la práctica totalidad de los continentes euroasiático y africano.

Para poder llegar a esta conclusión, eso sí, los autores han partido de la premisa de que los cinco individuos encontrados en Dmanisi vivieron en el mismo lugar y en el mismo tiempo geológico, pertenecieron a la misma población y, por ende, a la misma especie. De esta forma, en lugar de varias especies de Homo ecológicamente especializadas, los autores creen que existió una sola especie que surgió en África. El equipo al menos ha sido cauto a la hora de proponer un nombre científico y ha preferido denominarlo el «Homo temprano».

Dmanisi

Los cinco cráneos de Dmanisi

Ni que decir tiene que este estudio ha suscitado un intenso debate y duras críticas por parte de otros colegas. Sin embargo, no quiero extenderme ahora en este asunto que dejaré para una próxima anotación donde analizaré en detalle la cuestión (recomiendo en cualquier caso la lectura de «Dmanisi nos trae de cráneo» por María Martinón-Torres, responsable del grupo de antropología dental del CENIEH, y «Los nombres escritos en las rocas«, de Emiliano Bruner)

En su lugar quería resaltar el vivo interés que estas investigaciones despiertan en el público en general: se hace patente cuando se escuchan comentarios en la calle sobre la evolución humana, se leen las anotaciones en blogs que normalmente no tratan estos temas, así como el impacto en las redes sociales como Facebook o Twitter. Como ya sabrán ustedes ―que leen habitualmente lo que escribo― soy un apasionado de la paleoantropología, siento una gran curiosidad por comprender la evolución humana y trato de explicar la expansión de Homo sapiens por el planeta tras su salida de África (me refiero a la serie monográfica “El viaje más largo”). Sin embargo creo que no les he facilitado los conceptos esenciales para comprender en profundidad lo que trato de explicar y el reto que supone la investigación de nuestros orígenes. El objetivo por tanto de esta anotación (y algunas más) será tratar de paliar este error.

La paleoantropología

Comencemos por explicar qué es la paleoantropología. Podemos definir esta disciplina, en un sentido amplio, como la rama de la antropología que estudia la evolución humana y su registro fósil. Por lo tanto, entran dentro de su campo de investigación la evolución humana y de los primates, la prehistoria, así como el trasfondo biológico y geológico esenciales para una compresión global de esos temas. La mejor manera de ver el amplio abanico de disciplinas que engloba su ámbito de actuación es examinado el siguiente diagrama:

disciplinas

Vemos como la paleoantropología participa tanto de aspectos de la biología, la antropología y arqueología, así como la geología. En esta y sucesivas anotaciones vamos a introducirnos en cada uno de estos ámbitos para comprender mejor su importancia y su interrelación.

La paleontología es la ciencia que estudia los seres orgánicos que vivieron en épocas pasadas con el objetivo de establecer sus relaciones mutuas y con el medio ambiente donde vivieron, así como su ordenación en el tiempo ―la etimología griega se compone de tres raíces: «παλαιός» (palaios: antiguo), «συτσς» (ontos: el ser, lo que es) y «λογος» (logos: tratado, fundamento, razón).

Este estudio es posible gracias a los restos de tales organismos que han llegado hasta nosotros formando parte de las rocas sedimentarias, los fósiles, la primera fuente de conocimiento acerca de la vida extinta ―la palabra fósil deriva del latín fossilis, y fue empleada por Plinio el Viejo para designar de forma genérica cualquier objeto enterrado bajo tierra (en su sentido original, un fósil era cualquier cosa curiosa que estaba enterrada, de ahí que entraran en su definición los minerales y las rocas).

En la actualidad, y empleada como sustantivo, se aplica exclusivamente a los restos o vestigios de un organismo que vivió en el pasado y que han sufrido un proceso de fosilización gracias al cual se han conservado. Los fósiles se pueden encontrar incrustados en las rocas como partes duras petrificadas del organismo, o como moldes de su configuración externa o interna. Las huellas también tienen la consideración de fósiles.

La paleontología, por tanto, es la ciencia que se ocupa del estudio de los fósiles en todos sus aspectos, analizando en detalle sus estructuras y buscando una interpretación lógica a las diversas particularidades que nos ofrecen, teniendo presente lo que observamos en los animales y vegetales actuales. Su objetivo es llegar a un conocimiento total de los seres vivos que precedieron en el tiempo a los actuales, de su género de vida, condiciones ambientales y bióticas en que se desarrollaron, causas de su muerte o desaparición, así como las posibles relaciones genéticas entre ellos.

En definitiva, la paleoantropología es, siguiendo esta argumentación, el estudio de los fósiles humanos y de sus antepasados.

El proceso de fosilización

Yacimiento de Dmanisi - cortesía de David Lordkipanidze

Yacimiento de Dmanisi – cortesía de David Lordkipanidze

La fosilización es el conjunto de procesos que hacen que un organismo, alguna de sus partes, o los rastros de su actividad, pasen a formar parte del registro fósil. Su escala de duración se mide en millones de años, tiempo durante el que se desencadenan transformaciones más o menos profundas que afectan a su composición y estructura. En realidad, la conservación en el tiempo de los restos de seres vivos es un fenómeno excepcionalmente raro ya que la mayoría de sus componentes tienden a descomponerse rápidamente después de la muerte y a desaparecer sin dejar rastro. De ahí que el trabajo de los científicos sea extremadamente complicado ya que tienen que contentarse, en la mayoría de los casos, con materiales muy escasos (aunque en ocasiones haya sorpresas llamativas como el caso de Autralopithecus afarensis – Lucy, donde se ha podido recuperar un esqueleto casi completo)

Como todos sabemos, cuando un ser vivo muere comienza su descomposición. Esto es lo que llamamos biodegradación y comprende aquellos procesos de descomposición de la materia orgánica que constituye las partes blandas del organismo por la actividad de microorganismos como bacterias, hongos, algas, protozoos y nematodos (la propia flora intestinal de los cadáveres segrega enzimas que también contribuyen a la biodegradación). Tampoco debemos olvidar la actividad de insectos, carnívoros carroñeros y saprótrofos en general.

Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con que estos restos orgánicos quedan rápidamente incluidos en un material protector que los aísla del contacto de la atmósfera y de los microorganismos, dando comienzo una serie de transformaciones químicas que reemplazarán los compuestos orgánicos por minerales, generalmente calcita, sílice, pirita o carbono, que es lo que hace que perduren en el tiempo. Esta transformación depende en parte de la composición originaria del resto orgánico, y en parte también de las condiciones geoquímicas del sustrato en las que se encuentre durante el proceso.

La carbonatación es el proceso de fosilización más frecuente y consiste en la sustitución de los restos orgánicos duros por carbonato cálcico en forma de calcita. El carbonato cálcico en forma de calcita es el mineral de mayor presencia y movilidad en las rocas sedimentarias, y en consecuencia, es también el agente fosilizante más frecuente. Este hecho, unido a que es el principal componente de conchas y esqueletos de muchos organismos (como moluscos y corales), hace que esta forma de fosilización sea la más habitual y permite que los restos mantengan su composición original. Por otro lado, el fosfato de calcio forma parte de muchos restos esqueléticos, como los huesos de los vertebrados donde hasta el setenta por ciento del hueso está constituido por hidroxiapatita, un mineral de fosfato de calcio (también llamado mineral de hueso). Una gran proporción del esmalte dental también es fosfato de calcio. En general, durante el proceso de fosilización es sustituido por carbonato cálcico, aunque siempre queda una parte de fosfato que sirve en ocasiones para reconocer la naturaleza de un fragmento fósil que no se puede determinar directamente.

coral fosil

Coral fósil (CC)

Por ejemplo, el esqueleto de los corales está formado por calcita lo que facilita su rápida fosilización y la conservación extraordinaria de sus detalles. La concha de muchos moluscos también está formada por carbonato cálcico en forma de aragonito, que termina transformándose en calcita al ser ésta la estructura más estable para el carbonato cálcico.

De otro lado, la carbonificación es la forma más habitual de fosilización de los restos vegetales ―compuestos principalmente por celulosa― y de los artrópodos ―en los que su esqueleto está formado por quitina― donde la materia orgánica se transforma en una masa pastosa rica en carbono. Cuando los restos son de origen animal da lugar a los sapropeles, de los que eventualmente pueden formarse hidrocarburos; mientras que cuando se trata de restos vegetales, la acumulación de troncos y hojas en un ambiente con ausencia de oxígeno produce en primer lugar humus, y si el proceso continúa con un aumento de la presión y con una progresiva sustitución del resto de los componentes orgánicos por carbono, acaba formándose carbón (turba, lignito, hulla o antracita).

Estos son solo algunos ejemplos para ilustrar que la fosilización afecta de manera diferente a los organismos o a sus partes, en función de su composición, estructura y comportamiento en las sucesivas etapas del proceso, así como según las condiciones ambientales a las que han estado sometidos. Ninguno de estos factores determina por sí mismo, o garantiza, que sus restos lleguen a fosilizar. Se han recuperado fósiles de organismos de cuerpo blando, sin porciones esqueléticas mineralizadas, que estaban constituidos exclusivamente por compuestos orgánicos fácilmente biodegradables; mientras que han sido destruidos numerosos restos esqueléticos duros que estaban constituidos por minerales relativamente estables (las partes esqueléticas se vuelven ante todo porosas por la destrucción de la materia orgánica asociada, y luego, a causa de esta porosidad, pueden llegar a desaparecer por disolución química).

La tafonomía

El término tafonomía fue propuesto por primera vez por el paleontólogo ruso (y escritor de ciencia ficción) Iván Antónovich Yefrémov en un artículo publicado en 1940 titulado Taphonomy: new branch of paleontology. La tafonomía ―palabra que deriva del griego «τάφος» (taphos: enterramiento), y «νόμος» (nomos: ley)― se ocupa del estudio de los procesos de fosilización y de la formación de los yacimientos de fósiles.

Para cumplir su objetivo toma en consideración dos hechos básicos de la paleontología: en primer lugar, que los fósiles no representan, normalmente, al organismo tal y como era antes de la muerte; y en segundo término, que las asociaciones fósiles tampoco representan, normalmente, las comunidades vivas de dichos organismos. Es importante tener esto presente ―aunque pueda parecer una obviedad― para evitar interpretaciones erróneas a la hora de analizar los fósiles: éstos únicamente son los restos, casi siempre incompletos, de organismos descompuestos que han quedado enterrados en los sedimentos.

Veamos los factores biológicos y geológicos básicos que contribuyen a la formación de yacimientos, o que son la causa de que nunca lleguen a formarse:

  • Factores biológicos. En primer término, es preciso tener en cuenta la dinámica de las poblaciones y las causas que condicionan la concentración de los seres vivos a causa, por ejemplo, de su alimentación. En segundo lugar, las causas que condicionan la acumulación de cadáveres (como el caso de un grupo de animales que, huyendo a la carrera de un depredador, caen a un río o por un acantilado). También se dan factores biológicos negativos, como la destrucción sistemática de los restos por los animales carnívoros o los carroñeros; así como algunos procesos bacterianos que no dan lugar a la fosilización.
  • Factores geológicos. Para la fosilización se requiere:

Que los restos orgánicos se acumulen en un área de sedimentación;

Que la sedimentación se realice con cierta velocidad, para que cubra los restos en poco tiempo, evitando que se destruyan.

Que los sedimentos sean de tal naturaleza que permitan la conservación de esos restos (como vimos por ejemplo al describir los procesos de fosilización, si hay déficit de carbonato cálcico los restos se disuelven sin fosilizar).

Por lo tanto, entre los factores geológicos se cuentan los procesos hidrodinámicos, en los que interviene la velocidad de la corriente de agua; los procesos de formación de la roca sedimentaria donde quedan depositados los restos (llamada diagénesis), los fenómenos de deformación de la corteza (diastrofismo tectónico y metamorfismo) que suelen destruir los fósiles (por ejemplo, en las rocas metamórficas los fósiles son muy raros ya que generalmente se han destruido al alterarse la composición y la estructura del sustrato en el que se encuentran).

Etapas de la formación de un yacimiento

Formacion yacimiento

Del conjunto de animales o vegetales existentes en una determinada zona (biocenosis) se produce la muerte y acumulación de cadáveres (tanatocenosis). En esta fase es normal que desaparezcan las especies raras, poco numerosas, por una simple ley estadística; de ahí que la tanatocenosis contendrá un término medio de la biocenosis donde, en general, solo estarán representadas las formas más abundantes.

La siguiente etapa consiste en que los restos queden depositados en un área de sedimentación. Esto suele producirse con posterioridad al transporte de los restos (por cursos de agua, condiciones meteorológicas etc.) donde que se pierden muchos elementos como las formas muy grandes o muy pequeñas y, en general, aquellos que por flotar en el agua (como los restos vegetales, las conchas de ciertos ammonites etc.) no quedan depositados en la misma área de sedimentación de la mayoría.

La etapa siguiente es la fosilización en la que se eliminan normalmente las formas carentes de esqueleto o que lo tienen cartilaginoso o poco mineralizado como hemos visto con anterioridad.

Las diferentes etapas recorridas suponen una serie de auténticas “cribas” que dan origen a una progresiva “selección” por lo que, en un yacimiento dado, los animales o vegetales allí asociados pueden no haber formado una única biocenosis y sería erróneo suponer que vivieron juntos, igual que de la escasez de restos vegetales sería erróneo suponer que el continente era desértico (la ausencia de determinados fósiles en los yacimientos nunca demuestra que no existiesen, sino únicamente que sus restos no llegaron a las áreas de sedimentación o que no pudieron fosilizar).

Por último, suponiendo que se den todas las circunstancias adecuadas para que llegue a formarse un yacimiento de fósiles en la superficie, éste va ganando profundidad en la litosfera por depósitos sucesivos de nuevos sedimentos (aunque esta profundidad no debe ser excesiva para que no lleguen a actuar sobre el yacimiento los procesos de diastrofismo que lo destruirían). Así, queda incorporado a las rocas sedimentarias durante millones de años, sometido a todas las vicisitudes geológicas por las que pase la formación sedimentaria a que pertenece. Y si todos esos procesos geológicos no lo han destruido, entonces está en condiciones de aflorar de nuevo —como consecuencia de los procesos de erosión que ponen al descubierto zonas de la litosfera cada vez más profundas— permitiendo que los encontremos y analicemos.

Publicado por José Luis Moreno en ANTROPOLOGÍA, 4 comentarios