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La transparencia en los ensayos clínicos: una auditoría necesaria

La transparencia en los ensayos clínicos: una auditoría necesaria

     Última actualizacón: 26 febrero 2018 a las 22:56

Necesitamos medicamentos. La medicina progresa gracias a la continua investigación en nuevos tratamientos para los cientos de enfermedades que nos aquejan, investigación que obliga en un momento dado a realizar estudios en seres humanos para demostrar su validez y eficacia. Necesitamos comprender las causas, la evolución y los efectos de las enfermedades para mejorar nuestra forma de prevenir, diagnosticar y tratar a los pacientes. Incluso los mejores tratamientos ya autorizados, los que se han demostrado eficaces, deben ser evaluados continuamente a través de más investigación para comprobar que son seguros, eficaces, efectivos, accesibles y de calidad. Al mismo tiempo, la demanda de mejores servicios sanitarios hace necesaria una evaluación de las intervenciones disponibles (profilácticas o terapéuticas) para centrarse en las que han demostrado su efectividad, evitando usos inadecuados y reduciendo riesgos y costes innecesarios.

La herramienta necesaria para realizar estas tareas es el ensayo clínico.

¿Qué es un ensayo clínico?

Hay literalmente decenas de definiciones de ensayo clínico. Entre todas prefiero la que da Curtis Meinert 1 –quizás el mayor experto mundial en el tema– ya que pese a haberse publicado en 1985, es la más completa. Así, para Meinert, un ensayo clínico es un:

«Experimento planificado para evaluar la eficacia de un tratamiento en el ser humano, mediante la comparación de los resultados obtenidos en un grupo de pacientes tratados con un tratamiento de control, en el cual el reclutamiento, el tratamiento y el seguimiento de los pacientes de los dos grupos se llevan a cabo en el mismo periodo de tiempo. Los grupos pueden determinarse por asignación aleatoria o de otro tipo. El criterio de evaluación puede ser la muerte, un acontecimiento clínico que no cause la muerte o un análisis de laboratorio. El periodo de observación puede ser corto o largo, dependiendo del criterio de evaluación».

Para poder realizar un ensayo clínico es necesario presentar una solicitud a los organismos reguladores de cada país 2. Un Comité Ético de Investigación Clínica revisa el protocolo del ensayo y da su opinión negativa o positiva. El propósito de este Comité es asegurarse de que la investigación respeta la dignidad, los derechos, la seguridad y el bienestar de los participantes. Con esta finalidad, la mayoría de los protocolos de ensayos clínicos se redactan de acuerdo con la «Declaración de Helsinki», un conjunto de normas éticas para la investigación con seres humanos, material humano o datos de identificación personal, emitida en 1964 por la Asociación Médica Mundial y revisada en varias ocasiones (la última en 2013, que es la versión enlazada más arriba).

Una vez aprobado el protocolo se da luz verde para realizar el ensayo según sus pautas hasta su conclusión, momento en el que se recopilan los resultados. La Academia Europea de Pacientes define los resultados de un ensayo clínico como todos los datos, mediciones y análisis estadísticos generados durante el mismo y que incluyen los siguientes elementos:

  • Descripción de la población del estudio:número de participantes por grupo de tratamiento que han iniciado, completado o abandonado el estudio.
  • Datos iniciales: los efectos de un medicamento pueden variar considerablemente entre distintos grupos de pacientes. Por ese motivo es tan importante conocer los datos de todos los pacientes del ensayo –datos médicos no personales– como por ejemplo las características demográficas (edad y sexo), características físicas (peso, altura, tensión arterial, etc.) y mediciones específicas para el estudio (por ejemplo, características de la enfermedad o tratamientos anteriores).
  • Mediciones para determinar el efecto del tratamiento en los participantes: por ejemplo, la actividad del fármaco en un ensayo de fase II, la supervivencia de los pacientes o la calidad de vida en los ensayos de fase III 3.
  • Acontecimientos adversos experimentados por los participantes del estudio: por ejemplo, dolor, náuseas y otros efectos secundarios.

Toda esta información se recoge en un documento llamado «informe del ensayo clínico» (IEC, o CSR por las siglas en inglés de clinical study report) donde se describen los resultados del ensayo y se aportan pruebas para el uso en seres humanos del medicamento o intervención concreta. Por lo tanto, la información que generan los ensayos clínicos sobre la eficacia y la seguridad de los medicamentos es importante para que tanto los médicos como los pacientes puedan tomar decisiones fundamentadas con respecto a cuál es el más adecuado.

Llegados a este punto, creo que a nadie se le escapa la importancia de poder acceder a la información generada tras la realización de un ensayo clínico. En primer lugar, si disponemos de esta información podemos aumentar considerablemente la eficacia de la investigación médica evitando la duplicación o la repetición de trabajos. En segundo lugar, la transparencia de la información obtenida tras los ensayos clínicos es importante para garantizar la confianza en los resultados que se describen. Además –y no menos importante– el acceso a esos datos permite una revisión crítica de la información publicada y una toma de decisiones más fundamentada.

La legislación europea

Antes de 2001, cada estado miembro de la Unión Europea tenía sus propias normas y sistemas de aprobación de ensayos clínicos. Esto complicaba enormemente la investigación clínica en diferentes países al mismo tiempo debido sobre todo a las trabas burocráticas. En un intento de normalizar y armonizar estos criterios, la Comisión Europea introdujo la primera Directiva europea de ensayos clínicos (la Directiva 2001/20/CE).

Ha llovido mucho desde entonces y esta legislación ya ha sido sustituida por el reglamento sobre ensayos clínicos (Reglamento (UE) No 536/2014) cuya entrada en vigor plena se produjo el pasado 28 de mayo de 2016. Este nuevo reglamento garantiza que las reglas para realizar ensayos clínicos son idénticas en toda la UE. Las principales características del nuevo reglamento son:

  • Un procedimiento de solicitud simplificado a través de un único punto de entrada, el portal de la UE.
  • Un único conjunto de documentos que preparar y presentar para la solicitud.
  • Un procedimiento armonizado para la evaluación de las solicitudes de ensayos clínicos.
  • Definición de plazos estrictos para la evaluación de las solicitudes de ensayos clínicos.
  • La participación de los comités de ética en el procedimiento de evaluación de acuerdo con la ley nacional del estado miembro en cuestión pero dentro de los plazos generales definidos por el reglamento.
  • Procedimientos de informes simplificados, que evitarán que los promotores deban presentar información prácticamente idéntica por separado a distintos organismos y diferentes estados miembro.
  • Mayor transparencia para los ensayos clínicos y sus resultados. [énfasis añadido]
  • Control dentro de los estados miembros y en otros países para garantizar que las reglas de los ensayos clínicos se están supervisando y aplicando correctamente.

El registro de los ensayos clínicos

Ya hemos apuntado lo importante que es el poder acceder a la información sobre los ensayos clínicos y sus resultados. En este sentido, diversas organizaciones participan en iniciativas para promover o requerir el registro y la publicación en línea de esa información.

En Europa, la base de datos europea de ensayos clínicos (EudraCT) de la Agencia Europea de Medicamentos incluye información sobre todos los ensayos clínicos realizados en Europa. Desde julio de 2014, esta base datos incluye además resúmenes de los resultados de los ensayos a disposición del público general. En el caso de los ensayos realizados en la UE después del 1 de enero de 2015, todos estos resultados se deben publicar con independencia de las implicaciones positivas o negativas del ensayo.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS), mediante su plataforma de registros de ensayos clínicos (ICTRP), establece normas internacionales para el registro y la publicación de todos los ensayos clínicos. Por último, en Estados Unidos, el registro ClinicalTrials.gov funciona de forma similar.

En la actualidad, cualquier entidad (empresa pública o privada) que retenga sin hacer públicos los informes de los ensayos clínicos infringe múltiples códigos y regulaciones, incluida la Declaración de Helsinki que hemos indicado, el Reglamento de la UE y la Ley de Enmienda de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, por sus siglas en inglés) de 2007. Sin embargo, una cosa es el incumplimiento, y otra muy diferente que se imponga un castigo por ello (de hecho, un estudio reciente ha demostrado que más de la mitad de los ensayos registrados en ClinicalTrials.gov no incluían los resultados, y aunque la FDA tiene capacidad para imponer multas de 10.000 dólares al día por ese incumplimiento, aún no se han impuesto).

La labor de +AllTrials

Para remediar esta situación se creó +AllTrials. Uno de los fundadores y cabeza visible de esta iniciativa es Ben Goldacre, médico y afamado escritor y divulgador. El objetivo de +AllTrials es conseguir que se registren y se hagan públicos los resultados de todos los ensayos clínicos (hay que señalar que con los ensayos no solo se prueban medicamentos sino también técnicas quirúrgicas, instrumental etc.) porque la situación actual es realmente grave. Por ejemplo, los ensayos clínicos con resultados negativos tienen el doble de posibilidades de no ser publicados en comparación a los que obtienen resultados positivos. Esto implica que quienes tienen que tomar decisiones cruciales para la salud pública no tienen a su disposición toda la información sobre los riesgos y beneficios de los tratamientos que usamos cada día. Además, los pacientes que se presentan voluntarios a esos ensayos esperan que los resultados sean útiles para los médicos y también para los investigadores que están estudiando la enfermedad.

Pues bien, hace unos días se ha publicado en la revista British Medical Journal la primera auditoría sobre transparencia realizada a 42 compañías farmacéuticas. El objetivo de este trabajo ha sido identificar las «Políticas de transparencia» de las principales compañías en relación a los ensayos clínicos, obtener datos estructurados de los compromisos de cada una de ellas y valorar su concordancia con las guías éticas y profesionales de la propia industria impuestas por los diferentes reguladores 4.

Este estudio ha sido posible porque las compañías han adoptado unos compromisos –en muchas ocasiones tras multas millonarias impuestas por los tribunales– en relación con el registro y posterior publicación de los ensayos clínicos que realizan, dando así cumplimiento a la legislación internacional que, de forma somera, hemos expuesto más arriba.

Para facilitar la compresión de tanta información y hacerla más accesible, los autores han creado una página web donde se pueden examinar todos los datos tanto en bruto como de forma estructurada. Al mismo tiempo, han realizado una clasificación para cada compañía según una puntuación obtenida en función del cumplimiento de todos esos compromisos (explicaremos esto con más detalle más abajo).

Los investigadores quisieron incluir 50 compañías: las 25 principales compañías por ventas globales y una selección arbitraria de 25 compañías más pequeñas. De la lista se excluyó a Baxter porque ya no fabrica productos farmacéuticos, y a Teva porque se dedica principalmente a fabricar genéricos. Además, durante el periodo que duró la auditoría, 6 compañías pequeñas dejaron de existir –debido principalmente a fusiones– lo que deja el total de empresas auditadas en 42 (veintidós con sede en la Unión Europea, trece en EE.UU., seis en Japón y una en Canadá). De todas ellas, cuarenta compañías (95%) tenían una Política de transparencia accesible de forma pública a través de sus páginas web.

Para poder realizar una clasificación, los autores fijaron un estándar de referencia –el máximo de transparencia que una compañía debería cumplir– referido a cuatro aspectos:

  1. Todos los ensayos clínicos deben registrarse cumpliendo los requisitos del Comité Internacional de Directores de Revistas Médicas (ICMJE), de la Organización Mundial de la Salud y los incluidos en la legislación internacional. El registro es el nivel básico de transparencia: la inscripción en un registro o base de datos accesible por el público permite saber que el ensayo existe además de ofrecer otra información importante como el tipo de intervención y la población de pacientes. Es cierto que registrar un ensayo no garantiza que se divulguen los resultados más tarde, pero sí permite a los investigadores identificar los ensayos que se han completado como un paso previo a saber si finalmente los resultados se hacen públicos.
  1. Los apartados de métodos y resultados de los ensayos clínicos deben publicarse –al menos en forma resumida– en el plazo de 12 meses tras la conclusión del ensayo. La publicación puede hacerse en revistas académicas o como tablas estructuradas de información en los propios registros públicos.
  1. Los IECs deben hacerse públicos. Ya hemos explicado que los informes de los ensayos clínicos son documentos extensos, a veces de miles de páginas, que se redactan por exigencia legal previa a la autorización del ensayo y según un formato estandarizado.
  1. Y por último, los datos individuales de pacientes (IPD, por las siglas en inglés de individual patient data) deben estar disponibles para los investigadores que lo soliciten. Se trata de los datos brutos recopilados durante la realización del ensayo clínico y que contienen información detallada sobre cada participante. Acceder a estos datos aumenta el riesgo de poder identificar a los pacientes que se han sometido al ensayo bajo la condición del anonimato, por lo que no suelen hacerse públicos. La forma de acceder a esta información, importante para labores de investigación, es hacerlo a través de diferentes mecanismos de acceso controlado.

Con estos requisitos como referencia, los auditores han creado un sistema de puntuación con el que han valorado cada compañía (con un máximo alcanzable de 2000 puntos, puedes verlo detallado aquí) en función de si se cumplían los compromisos en cada uno de los cuatro bloques mencionados.

Los resultados

La tabla 1 (que hemos traducido para facilitar la comprensión) muestra la proporción de las compañías que cumplen cada uno de los criterios de transparencia. De 23 compañías elegibles de las mayores 25 compañías por ingresos, 21 tenían el compromiso de registrar todos los ensayos, 15 (65%) registraban los ensayos pasados, y 2 (9%) llevaron a cabo una auditoría interna para comprobar el cumplimiento de esos compromisos. 22 compañías (96%) tenían el compromiso de hacer disponibles los resúmenes de los resultados, y 17 (74%) lo mantenían incluso en relación a los ensayos pasados; sin embargo –y estos son dos datos muy importantes– las respectivas «Políticas de transparencia» no especificaban cuándo debían hacerse públicos, y solo 6 (26%) compañías incluían los ensayos sobre uso de medicamentos en condiciones distintas de las autorizadas y fuera de indicación (off-label).

Respecto a los informes de los ensayos, 22 compañías (96%) tenían el compromiso de hacer públicos los informes de los ensayos una vez finalizados, de las cuales 21 ofrecían alguna forma de acceso (17 bajo petición y 2 mediante sinopsis). Por último, 22 compañías (96%) tenían el compromiso de compartir los datos individuales de pacientes. La tabla 2 enumera todas las compañías analizadas y los documentos sobre transparencia de cada una, y muestra de forma resumida si cumplen o no los compromisos descritos.

En lo tocante a las compañías farmacéuticas más pequeñas, lo que este trabajo demuestra es que asumen menos compromisos de transparencia que las más grandes.

Conclusiones

Con una única excepción (la de remitir los resultados de los ensayos a una revista científica a los 12 meses de su conclusión) al menos una empresa cumplió todos los aspectos del estándar de transparencia, lo que demuestra que estos compromisos son objetivos realistas y que no existen impedimentos reales para que todas las compañías los puedan cumplir. Sin embargo, muchas carecen aún de compromisos en cuestiones básicas como el registro de los ensayos y el deber de compartir un resumen –al menos– de los resultados obtenidos.

Mientras que las compañías más grandes tienen Políticas más completas, sólo un 71% de todas las compañías estudiadas tienen el compromiso de registrar todos los ensayos, el nivel más básico de transparencia; y el mismo 71% tiene el compromiso de compartir los resultados. De forma casi unánime, las Políticas de transparencia no incluyen los ensayos con medicamentos en condiciones distintas de las autorizadas y fuera de indicación, a pesar de que ese uso es común en la práctica clínica y se promueve de forma ilegal por las compañías como se ha demostrado en recientes y sonados fallos judiciales. Por último, solo el 52% de las compañías incluyen los ensayos clínicos en fase IV dentro de sus Políticas de transparencia.

Aunque hemos dicho que el 71% de las empresas tienen el compromiso de registrar los ensayos y hacer públicos sus resultados, la fecha en que ha comenzado a aplicarse en la práctica esta regla de transparencia es tan reciente que han quedado excluidos la mayoría de los ensayos realizados con los medicamentos que se usan actualmente como tratamientos.

También los investigadores han observado varias deficiencias en las Políticas de transparencia que no se habían identificado con anterioridad. Por ejemplo, muchas compañías permiten el acceso a los informes de los ensayos clínicos cuando el tratamiento se aprueba finalmente de forma conjunta tanto en la UE como en EE.UU.: esto significa que el IEC no será accesible cuando el medicamento se apruebe sólo en la UE, o en EE.UU., o para aquellos comercializados en África pero no aprobados en la UE y EE.UU. Esto es especialmente grave dado que los tratamientos que son rechazados por un regulador son los que con más probabilidad tienen un balance de riesgo/beneficio más ajustado, y por tanto, donde el acceso a los métodos y los resultados de esos ensayos clínicos es más importante.

En definitiva, tras lo dicho hasta ahora salta a la vista un hecho muy importante. Esta auditoría no ha tratado de comprobar el cumplimiento efectivo y real de las «Políticas de transparencia» de cada compañía. Esto sería un trabajo muy complejo, costoso y difícil de llevar a cabo en la práctica.

Sin embargo, aún con esta limitación, el ejercicio de comparar los compromisos de transparencia que las compañías asumen públicamente puede usarse por ellas mismas para revisar su forma de actuar y para saber si los que han adoptado pueden mejorarse. Además, estos resultados también pueden usarse por los propios reguladores, los grupos de pacientes, los inversores privados y demás trabajadores de los sistemas de salud para que propongan mejoras en aquellas compañías que mantengan «Políticas de transparencia» menos exigentes.

Referencia

Más información

Notas

  1. Clinical trials: design, conduct, and analysis.
  2. Llamados «autoridades competentes» en el marco de la Unión Europea.
  3. Para saber más sobre las distintas fases de un ensayo clínico accede aquí.
  4. En este sentido, también se han analizado las Políticas de transparencia sobre ensayos clínicos que «recomiendan» tanto la  Asociación Europea de la Industria Farmacéutica Innovadora (EFPIA) como su homóloga americana, PhRMA.
Publicado por José Luis Moreno en MEDICINA, 0 comentarios
¿Irregularidades en la OMS? Visión retrospectiva de la gripe A

¿Irregularidades en la OMS? Visión retrospectiva de la gripe A

     Última actualizacón: 6 abril 2019 a las 15:51

Cada vez se hace más evidente que la amenaza real de una pandemia provocada por el virus de la gripe A H1N1 ha sido exagerada en diversas instancias internacionales y por personas interesadas en que así suceda. La situación actual de la enfermedad, con la visión retrospectiva que permite el paso del tiempo, parece indicar que las medidas adoptadas por los diferentes países relativas fundamentalmente a la adquisición masiva de medicamentos (antivirales y vacunas) han sido innecesarias. Es lícito argumentar que en cuestiones relativas a la salud mundial, actuar de forma contundente (provocando situaciones de pánico en algunos casos) es un mal menor que debe ser asumido, frente a la posibilidad de que se pueda producir un número elevado de muertes si no se actúa a tiempo.

Sin embargo, no podemos dejar de lado el hecho de que la gestión llevada a cabo por los organismos internacionales (fundamentalmente la Organización Mundial de la Salud) ha sido cuando menos poco acertada. De forma esquemática, podemos explicar la evolución de la enfermedad y los pasos dados de la siguiente forma:

  • Se detectan los primeros casos de gripe en México.
  • En el mes de mayo, la OMS modifica la definición de «pandemia».
  • Se comienza la fabricación de vacunas de forma masiva por los laboratorios farmacéuticos.
  • En el mes de junio se declara el nivel 6 de alerta pandémica.
  • A partir del mes de octubre comienzan los programas de vacunación.

Antes de analizar en detalle algunos aspectos importantes, es conveniente recordar, sin ánimo de exhaustividad, la cronología de los hechos:

  • 24/04/2009: se comunican los primeros casos en México de lo que se denomina “gripe porcina”. Se informa que se han producido 20 fallecimientos y hay más de 1.000 personas infectadas.
  • 25/04/2009: la Organización Mundial de la Salud (OMS) sitúa el nivel de alerta pandémica en 3 (de un máximo de 6).
  • 28/04/2009: la OMS eleva el nivel de alerta pandémica a 4.
  • 29/04/2009: la OMS eleva el nivel de alerta apandémica a 5, lo que implica que ya ha habido contagio entre humanos en al menos dos países. La Comisión Europea cambia el nombre de la “gripe porcina” por el de “nueva gripe” (a pesar de que no nos encontramos ante un virus nuevo) y recomienda que se utilice esta denominación «porque el virus no ha sido detectado en animales». De esta forma se pretende evitar que la población deje de comer cerdo por temor a una infección, provocando enormes pérdidas a la industria cárnica.
  • 30/04/2009: la OMS se decanta por la denominación “gripe A (H1N1)” para referirse a la gripe porcina y descarta aumentar de 5 a 6 el nivel de alerta pandémica. El Centro de Prevención y Control de las Enfermedades de la UE (ECDC) advierte que el 50% la población continental puede padecer la gripe aunque «sólo unas personas la sufrirán de forma severa».
  • 1/05/2009: Marie-Paule Kieny, directora de investigación de vacunas de la OMS aseguró que, aunque las pruebas comiencen en pocos días, la vacuna definitiva no estaría preparada hasta 4 a 6 meses más tarde. Reiteró en otro momento de comparecencia ante la prensa que «hay muy pocas posibilidades de que la vacuna que se utiliza en la mayoría de países (para la gripe estacional) sea efectiva contra este virus», en función del resultado de recientes pruebas realizadas en Estados Unidos. «La opinión (de los científicos) y el consenso es actualmente que esa vacuna no ofrece protección (para la gripe A)».
  • 7/05/2009: el director general adjunto interino de la OMS, Keiji Fukuda, advirtió que «esta es una enfermedad que potencialmente puede infectar a un tercio o más de la población mundial en los próximos meses, en el próximo año”. Pero «incluso si la enfermedad parece relativamente suave a nivel global, el nivel de la población mundial (infectada) puede ser enorme». Añadió que es «bastante probable», que la OMS declare que la nueva gripe ha llegado al nivel de pandemia (pasar del nivel de alerta 5 al 6), aunque dijo que aún no se ha tomado una decisión al respecto y que también podría ocurrir lo contrario, que se baje al nivel 4.  En España, la ministra de sanidad Trinidad Jiménez califica de «irresponsables» las declaraciones relacionadas con potenciales riesgos de contagio de gripe A por comer carne de cerdo infectado, porque «hoy por hoy es completamente seguro comer carne de cerdo». Hablaba de esta forma en declaraciones ofrecidas a una cadena de televisión, tras las advertencias de un experto de la OMS que alerta de un posible riesgo potencial de comer carne de cerdo infectado.  La ministra reacciona de esta manera ante unas declaraciones que podrían poner en riesgo la industria alimenticia española.
  • 13/05/2009: la doctora Nikki Shindo de la OMS, afirma que la nueva cepa de la gripe A H1N1 parece ser un poco más contagiosa y grave que la gripe estacional, pero sólo los pacientes que más lo necesiten deberán recibir vacunas, en parte para que los medicamentos sigan funcionando bien en caso de que el virus se vuelva más peligroso. Resulta notable constatar que la gripe estacional causa la muerte de hasta 500.000 personas en un año medio, pero Shindo estimó que, al menos en México, el virus H1N1 está causando una enfermedad más grave. Acto seguido y de forma contradictoria, señaló que la mayoría de los pacientes pueden recuperarse con tratamientos simples como la hidratación, sin necesidad de medicamentos.
  • 14/05/2009: Keiji Fukuda dijo que la OMS «sigue igual de preocupada que el primer día», pero pidió no «preocuparse de más». Esta aparente contradicción se sustenta en el hecho de que los casos no cesan de crecer, pero aún no se ha comprobado que haya infección comunitaria en otra región que la de las Américas. Sólo en el caso de que esto ocurriera, las normas permitirían subir de la fase actual de alerta 5 a un máximo de 6.
  • 18/05/2009: Se celebra la Asamblea Mundial de la Salud. Los responsables de Sanidad de 193 países se reúnen en Ginebra para debatir la forma de actuar frente a la pandemia. La OMS subió el nivel de alerta a la fase 4 y poco después a la 5 casi al principio de revelarse la crisis, a finales de abril, pero se insiste en que la condición para pasar a la fase más alta es que se compruebe que hay «una transmisión sostenida del virus entre personas en una región de la OMS distinta a Norteamérica». En lo tocante a las vacunas, los países ricos, donde se concentra el 90% de la capacidad para fabricar vacunas contra la gripe, argumentan que no habrá investigación ni producción si las farmacéuticas temen perder los beneficios generados por la venta de dichas vacunas. La reunión termina sin acuerdo.
  • 22/05/2009: Tras la clausura de la 62ª Asamblea Mundial de la Salud, la directora general de la OMS, Margaret Chan, previene que los países deberían prepararse para más contagios graves del virus H1N1 y más muertes por la nueva gripe, que hasta la fecha ha provocado la muerte de 86 personas en todo el mundo, principalmente en México. Declara que «en los casos en los que el virus H1N1 está extendido y circulando entre la población en general, los países deben esperar que haya más casos graves y contagios mortales», para continuar diciendo que «en estos momentos, no prevemos que un salto dramático y repentino en el número de enfermos graves y muertes». Confirma que el virus ha provocado síntomas leves en la mayoría de los pacientes hasta ahora, pero que podría tener efectos más graves mientras se propaga.
  • 3/06/2009: En España se reúne el Consejo Interterritorial de Sanidad en Mérida. En declaraciones realizadas por el consejero de la comunidad valenciana, Manuel Cervera, informó que «hemos llegado a un acuerdo para tener un precontrato para la obtención de vacunas cuando estas estén fabricadas, para ser un país europeo que tenga desde el primer momento una vacuna preparada». No está cerrado el número de dosis de la vacuna que adquirirá el Sistema Nacional de Salud, aunque los consejeros calcularon que serán necesarios unos 12 millones de dosis, para vacunar a entre el 25% y el 30% de la población, el mismo que se vacuna cada año contra la gripe estacional.
  • 11/06/2009: la OMS eleva a 6 (máximo en la escala) el nivel de alerta por la gripe A, aunque precisa que se trata de «una pandemia moderada» a nivel global. «Pandemia significa extensión [del virus]. Margaret Chan insiste en que un mayor nivel de alerta pandémico no significa necesariamente que se vaya a ver un virus más peligroso o que mucha gente vaya a caer gravemente enferma, asegurando que el mundo está preparado para afrontar la primera pandemia del siglo XXI. Reconoce que el hecho de que la mayoría de los casos de gripe A en el mundo sean leves puede llevar a mucha gente a preguntarse «por qué se declara una pandemia», pero advirtió que no hay que dejarse llevar por la complacencia y bajar la guardia.  Sostiene: «el número de muertes registradas en todo el mundo es pequeño, aunque cada una de ellas es un hecho trágico, y tenemos que prepararnos a que haya más. No obstante, no se prevé un aumento súbito y espectacular del número de casos graves o letales».
  • A partir de esta fecha España encarga 18 millones de dosis, y en agosto se dejan de enviar muestras a los laboratorios para confirmar la presencia del virus, por lo que los recuentos se hacen de forma estadística o mediante consultas telefónicas con los propios enfermos.
  • 11/09/2009: la OMS informa de que el número de casos de gripe A en el mundo superan los 277.607 y las muertes producidas por el virus H1N1, causante de esta enfermedad, son al menos 3.205. Son datos correspondientes a los contagios contabilizados hasta el 6 de septiembre.
  • 29/09/2009: la Comisión Europea autoriza las dos primeras vacunas contra la gripe. Los fármacos en cuestión son el Pandemrix, de la compañía farmacéutica GlaxoSmithKline (GSK), y el Focetria, de los laboratorios Novartis.
  • En octubre comienzan las vacunaciones en varios países europeos. En España, el primer día de vacunación es el 16/11/2009.
Estos son los hechos más relevantes acerca de la situación actual de la enfermedad en el mundo.  Por añadir las cifras actualizadas, decir que hasta el 8 de enero de 2010 se han contabilizado un total de 12.799 fallecimientos según indica la página web de la OMS en su actualización nº 82.
El primer punto que quería destacar, guarda relación con un aspecto que en principio podría considerarse como poco relevante: la definición de “pandemia”. En el documento “alerta epidémica y respuesta” elaborado en junio de 2004 por la OMS, se define la pandemia de gripe como:
Una pandemia de influenza [gripe] ocurre cuando aparece un virus nuevo de influenza, al que ninguna persona de la población tiene inmunidad. Esto da lugar a varias epidemias simultáneas en todo el mundo y un número considerable de casos y defunciones [el énfasis es mío].
Continúa el documento afirmando que «los virus de influenza A y B son dos de los tres tipos asociados a brotes y epidemias anuales de influenza. Estas epidemias son el resultado de cambios menores en los virus de influenza, que les permiten eludir a personas que han desarrollado inmunidad, después de sufrir infecciones por esos virus o en respuesta a las vacunaciones.  El virus de influenza A es el único que puede causar una pandemia. Cuando se produce espontáneamente un cambio importante en una o ambas proteínas de superficie de este virus, ninguna persona posee inmunidad contra ese virus completamente nuevo.  Puede surgir una pandemia cuando el virus también tiene la capacidad de transmitirse de persona a persona.  En el pasado, se han producido pandemias mundiales en 1918 (“influenza española”, causada por la cepa H1N1), 1957 (“influenza asiática”, causada por la cepa H2N2) y 1968 (“influenza de Hong Kong”, causada por la cepa H3N2).  La influenza producida por la cepa H1N1 reapareció en 1977 (“influenza rusa”).  Por lo tanto, comprobamos como para que se declare la existencia de una pandemia es preciso un número considerable de contagios y defunciones.
En la presente situación se ha dado la circunstancia notable de que, tras la comunicación en abril de la existencia de contagios y fallecimientos por el virus de la gripe A, la OMS decidió cambiar esta definición, eliminando la parte final de la misma relativa a la exigencia de un número considerable de defunciones:
Una pandemia de influenza ocurre cuando un virus de la influenza animal, contra el cual la mayoría de los seres humanos no tienen ninguna inmunidad, adquiere la capacidad de producir cadenas sostenidas de transmisión de persona a persona, generando brotes epidémicos comunitarios. Tal virus tiene el potencial de propagarse a todo el mundo y causar una pandemia.
Los motivos de este cambio los analizaremos más adelante, pero resulta llamativa esta actuación a la vista de que el número actual de fallecimientos es ínfimo en comparación con los datos europeos sobre muertes por casos de gripe estacional (la gripe común frente a la que nos vacunamos todos los años) que suponen 40.000 muertes los años favorables, y 220.000 los años severos (insisto, fallecimientos únicamente en Europa).  Por lo tanto, parece que la OMS ha decidido cambiar de estrategia actuando de forma más contuntendente ante situaciones que pueden ser más benignas, puesto que si se elimina de la ecuación el número de fallecimientos provocados por la enfermedad, perdemos un criterio cuantitativo imprescindible para valorar la situación médica mundial.
Ante estos datos, cabe preguntarse el porqué de esta actuación.  Para ello podemos barajar múltiples hipótesis, pero la que más fuerza está cobrando en la actualidad guarda relación con la persona del Dr. Albert Osterhaus.  Como se puede comprobar en su perfil de la Comisión Europea, se trata de un virólogo de fama internacional que ha tenido una participación destacada en la declaración del nivel de alerta pandémica, por cuyo motivo está siendo objeto de investigación así como otros científicos vinculados a la OMS y la Unión Europea.
El Dr. Osterhaus está siendo objeto de una investigación en el parlamento de Holanda por conflicto de intereses y malversación.  En esta investigación no se cuestionan ni sus conocimientos ni las referencias profesionales, sino la independencia de su juicio personal en lo tocante a la pandemia de gripe A.  La revista Science publicaba la siguiente noticia:
En Holanda, durante los 6 últimos meses era difícil encender la televisión sin ver aparecer al célebre cazador de virus Albert Osterhaus hablando de la pandemia de gripe porcina. Por lo menos, eso es lo que se creía. Osterhaus, el director de un laboratorio internacionalmente conocido en el Centro Médico de la Universidad Erasmo de Róterdam, ha sido el Señor Gripe. Pero su reputación decayó rápidamente la semana pasada después de que se haya mencionado que ha estado avivando el temor sobre una pandemia para favorecer sus propios intereses comerciales en la elaboración de nuevas vacunas. En el momento en que Science entraba en prensa, la Segunda Cámara del Parlamento de los Países Bajos anunciaba el tema sería objeto de un debate urgente.
Según otras informaciones, el Dr. Osterhaus no sólo ocupaba una posición estratégica para recomendar a la OMS que declarara la «urgencia pandémica», sino que es además el presidente de una organización que se encuentra en la primera línea en lo tocante a ese tema. Se trata del Grupo Europeo de Trabajo Científico sobre la Gripe (ESWI, siglas correspondientes a European Scientific Working group on Influenza), que se define como un «grupo multidisciplinario de líderes de opinión sobre la gripe, cuyo objetivo es luchar contra las repercusiones de una epidemia o de una pandemia gripales».
Lo más significativo en cuanto al ESWI es que su trabajo está enteramente financiado por los mismos laboratorios farmacéuticos que obtienen ganancias millonarias gracias a la urgencia pandémica, puesto que los anuncios de la OMS obligan a los gobiernos del mundo entero a comprar y almacenar vacunas. El ESWI recibe financiación proveniente de los fabricantes y distribuidores de vacunas contra el H1N1, como Baxter Vaccins, MedImmune, GlaxoSmithKline, Sanofi Pasteur, Novartis y otros.  Debemos señalar para concluir, que este organismo colaboró de forma directa en la elaboración del «Plan de Preparación para la Pandemia de Influenza» que establece el papel de la OMS ante la declaración de una pandemia de gripe y que entre otras actuaciones incluye la de la adquisición de vacunas.
El segundo punto a destacar tiene que ver con la seguridad clínica de las vacunas que están siendo empleadas en los diferentes países. Debemos ser cautos a la hora de tratar este asunto, aunque tampoco podemos dejar de señalar que dado el gran número de vacunas que han sido requeridas a los laboratorios farmacéuticos (alrededor de 4.600 millones, las suficientes para la vacunación de toda la población del planeta), y la escasez de antígeno para la sintetización, ha sido preciso el empleo de coadyuvantes muy potentes para que la reacción del sistema inmunitario del ser humano reaccione adecuadamente. Estos coadyuvantes, y en general los posibles efectos secundarios de la vacuna , no han sido objeto de un estudio pormenorizado, lo que ha llevado a las empresas farmacéuticas a solicitar inmunidad total para el caso de que aparezcan reacciones adversas severas en las personas inoculadas.
Curiosamente, en relación con esta petición de inmunidad, podemos leer el documento elaborado por el Dr. Osterhaus (entre otros) titulado «Preparación para la Pandemia de Influenza» en cuyas páginas 117 y 118 se afirma:
En las circunstancias actuales no está totalmente claro qué formulación de vacuna inactivada debe utilizarse, con qué adyuvante, ni qué concentración de antígenos o qué cantidad de inyecciones hacen falta para brindar una protección segura y eficaz contra un virus de pandemia de influenza emergente. Como ya se ha dicho, para resolver estos problemas deben llevarse a cabo, tan pronto como sea posible, estudios clínicos de vacunas en humanos que demuestren la seguridad y la eficacia de vacunas prototipo para la pandemia. Las vacunas contra la influenza interpandemias son únicas desde el punto de vista de la licencia, dado que el proceso de otorgamiento de la licencia incluye un procedimiento para la rápida actualización anual de las cepas para las vacunas. En el caso de una pandemia de influenza, las autoridades reguladoras también deben anticipar un rápido proceso de otorgamiento de licencias para nuevas vacunas. Más aún, los organismos nacionales deben hacer los arreglos para indemnizar a los productores de vacunas en caso de que se hicieran demandas por responsabilidad contra ellos. La capacidad de producción de vacunas que se apoya en la tecnología de la que se dispone actualmente y que utiliza huevos embrionados de gallina definitivamente no será suficiente para satisfacer la necesidad mundial de vacunas durante la pandemia (35). Si bien la utilización de vacunas contra la influenza entre pandemias va en aumento, especialmente en los países menos desarrollados, 60%–70% de las vacunas contra la influenza que se utilizan en el mundo se fabrican actualmente en Europa. La mejor preparación para la pandemia en términos de capacidad de producción y distribución de vacunas es utilizar más la vacuna entre pandemias. Por esta razón, Canadá ha incrementado considerablemente la producción y el uso nacional de vacunas en la etapa entre pandemias y el Grupo Europeo de Trabajo Científico sobre Influenza (ESWI, por sus siglas en inglés) ha promulgado un aumento de la cobertura anual de vacunas en epidemias para un tercio de la población europea (www.eswi.org).
Como se puede ver, el Dr. Osterhaus ya se preocupaba de la industria farmacéutica al sostener que había que indemnizar a los fabricantes de las vacunas en el caso de que provoquen perjuicios a las personas que las utilicen.
Tras lo expuesto, no nos deben sorprender las voces que afirman que la OMS ha sido manipulada, con su consentimiento o no, para favorecer un clima de miedo ante una enfermedad que realmente debe ser considerada más benigna que la gripe estacional a la que nos enfrentamos todos los años, y ello con el único fin de enriquecer a las empresas farmacéuticas con la venta masiva de medicamentos que, en el mejor de los casos, no han sido probados convenientemente y cuya seguridad por tanto, es incierta.
Diferentes gobiernos están comenzando a reaccionar ante este panorama:
REUTERS – ELMUNDO.es 17/12/2009
España y Alemania quieren reducir sus pedidos de vacunas contra la gripe A e incluso, si fuera posible, devolver a los fabricantes el exceso de suministros debido a la baja respuesta a la campaña de inmunización. Una medida que podría afectar a las ganancias de las farmacéuticas.
La ministra española de Sanidad, Trinidad Jiménez, ha declarado que «se está negociando con los fabricantes de la vacuna de la gripe H1N1 la devolución de los excedentes». Desde el Ministerio confirman a ELMUNDO.es que se «están valorando diversas opciones para ver qué se hace con las vacunas que sobran». «Los contratos firmados con las farmacéuticas a las que se adquirieron las vacunas (GSK, Novartis y Sanofi-Pasteur) incluían cláusulas que permitían devolver las vacunas que no se utilizaran para que las distribuyan a otros países», ha reconocido Jiménez. Desde el Ministerio indican que las previsiones de vacunas se hicieron sobre la base de que serían necesarias dos dosis por persona. Al confirmar la Organización Mundial de la Salud (OMS) que bastaba con una única dosis, es lógico que sobren vacunas.
En la línea de Alemania.
Por su parte, el Ministerio de Salud alemán ha explicado que algunos estados alemanes han estado hablando con la británica GlaxoSmithKline sobre la reducción de los pedidos de vacunas de H1N1, pero que las conversaciones no habían dado resultados hasta ahora.
El Gobierno federal alemán también iniciará negociaciones en enero con otros países que podrían estar interesados en parte de los excedentes. Las autoridades han confirmado su intención de vender más de dos millones de dosis por la débil demanda. Alemania realizó un pedido de 50 millones de dosis a Glaxo, mientras que España compró 22 millones de dosis a Novartis , 14,7 millones a Glaxo y 400.000 a Sanofi-Aventis. Analistas de Morgan Stanley han declarado que se preveía que los ingresos generados por la gripe pandémica H1N1 alcanzaran los 600 millones de dólares para Novartis, 3.600 millones de dólares para Glaxo y 1.100 de dólares para Sanofi para el último trimestre del 2009 y los tres primeros meses del 2010.
La devolución de las cantidades excedentes de Alemania y España podría reducir los ingresos totales por la pandemia hasta un 15% para estas compañías, añadieron.
Francia comienza a vender sus excedentes de vacunas contra la gripe H1N1
En la perspectiva de una pandemia mundial temida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ministerio de Sanidad había pedido el pasado verano 94 millones de dosis de la vacuna, por un total de 869 millones de euros, según el ministerio, en caso de que fuese necesaria una doble inyección por persona. Pero el 20 de noviembre, se supo que una única dosis era suficiente.
«Estábamos en un esquema de vacuna de dos dosis, pero puesto que una dosis es suficiente, podemos permitirnos revender una parte del stock», explicó el domingo a la AFP un portavoz del ministerio, confirmando una información publicada el mismo día por el diario Le Parisien.
Qatar ya compró 300.000 dosis y Egipto está negociando la adquisición de 2 millones de ellas, detalló el ministerio. Según el ministerio, también se están llevando a cabo negociaciones con México y con Ucrania, donde Francia compite con Alemania, que trata también de vender a Kiev 2,2 millones de un total de 50 millones de dosis compradas.
Sanofi Pasteur, la división de vacunas del grupo Sanofi-Aventis, declaró el domingo a la AFP estar «dispuesta a examinar» una eventual demanda de renegociación del contrato de compra de dosis de vacunas con el gobierno francés.
Desde el principio de la campaña de vacunación, lanzada el 21 de octubre, se han vacunado unas 5 millones de personas en Francia.Holanda, que encargó 34 millones de dosis, ha anunciado también su intención de vender 19 millones de dosis «a países que carecen fuertemente de vacunas». Francia ya ofreció en septiembre 9 millones de dosis a la OMS, en el marco de un esfuerzo conjunto con Estados Unidos, Australia, Brasil, Italia, Nueva Zelanda, Noruega, Suiza y Reino Unido para poner el 10% de sus reservas al servicio de las poblaciones de los países más pobres.
El pedido francés fue hecho a cuatro laboratorios diferentes: GlaxoSmithKline (GSK), Novartis, Sanofi-Pasteur y Baxter, con el aval de la agencia europea de medicamentos (EMEA).
Para el profesor Marc Gentilini, especialista de enfermedades infecciosas y ex presidente de la Cruz Roja francesa, el desperdicio era previsible, pues «apostar a lo peor no es necesariamente apostar a los justo y se actuó en detrimento de otros problemas de salud pública, nacionales o internacionales», subrayó. Y esto sin tener en cuenta que tras las mutaciones ya comprobadas del virus, las vacunas pueden «a la larga no responder ya al tipo de virus en circulación».
Presente por primera vez a finales de marzo en México, el virus H1N1 se ha declarado hasta ahora menos mortífero de lo previsto. A finales de diciembre, había causado cerca de 200 muertes en Francia y 12.200 en el mundo, entre ellas 10.000 en Estados Unidos, el país más afectado.
Francia, que tiene una población de 65 millones de personas, compró 94 millones de dosis de vacunas contra la gripe porcina H1N1, cifra que representa el 10% del stock mundial, y ahora busca desesperadamente vender el sobrante.  Esa «falta de prudencia» en el manejo de la política de prevención contra la pandemia, que «sólo beneficia a los laboratorios farmacéuticos», ha desencadenado un escándalo político-sanitario y la oposición de centro y de izquierda exige la formación de una comisión investigadora del Parlamento.
Publicado por José Luis Moreno en MEDICINA, 1 comentario