Neandertal

Shanidar. Nuevas excavaciones, nuevas oportunidades

Shanidar. Nuevas excavaciones, nuevas oportunidades

     Última actualizacón: 11 abril 2020 a las 15:06

Introducción

Hace unas semanas se publicaba un trabajo en la revista Antiquity de la máxima importancia, no solo por los hallazgos que describe y las posibilidades que se anticipan, sino porque supone el retomar la excavación de un yacimiento que se antoja crucial para comprender la evolución de los neandertales y, de paso, de Homo sapiens. Hablamos de la cueva de Shanidar, una gran cavidad kárstica que se eleva unos 750 metros sobre el nivel del mar y situada en la ladera de las montañas Zagros del Kurdistán iraquí.

Figura 1. Culotta, E. «New remains discovered at site of famous Neanderthal ‘flower burial’»

Las primeras excavaciones se desarrollaron durante cuatro campañas entre 1951 y 1960 por el equipo encabezado por Ralph Solecki. Solecki y sus colaboradores (entre los que destacaban el Dr. Muzaffer Şenyürek y el Dr. T. Dale Stewart) comenzaron los trabajos abriendo una zanja de unos 20 metros de largo por 6 de ancho en el centro de la cueva. En el punto más profundo se llegaron a alcanzar los 14 metros bajo el nivel del suelo. Conforme avanzaban los trabajos, Solecki se hizo una idea de cómo se había formado el yacimiento y estableció cinco capas estratigráficas. La más superior (nivel A) incluía materiales desde el Neolítico hasta el presente. El hallazgo más importante se produjo en el nivel D, de unos 8,5 metros de espesor, donde el equipo desenterró los huesos de 9 neandertales, entre los que se incluían hombres, mujeres y dos niños (desde esqueletos casi completos a algunos pocos huesos de las extremidades).

Solecki concluyó que, mientras algunos de esos individuos habían muerto tras el derrumbe del techo de la cueva, otros cuatro habían sido «enterrados» siguiendo algún tipo de «ritual funerario». Esta noticia tuvo un enorme impacto ya que hasta ese momento la mayoría de los fósiles recuperados en contextos musterienses eran huesos aislados o restos fragmentarios, por lo que la posibilidad de recuperar esqueletos en articulación anatómica sería un indicio muy prometedor de que se había llevado a cabo algún tipo de «enterramiento».

Y eso fue precisamente lo que hallaron. Los restos que acapararon la atención de la comunidad científica se identificaron como Shanidar 4. Se trataba del esqueleto casi completo de un neandertal adulto en posición fetal. Por si eso fuera poco, al limpiar el sustrato que lo rodeaba, los investigadores encontraron los restos fragmentados de otro individuo (catalogado como Shanidar 6).

Ante esta situación, el equipo tomó una decisión que hoy se calificaría, siendo bondadosos, como desafortunada 1. En lugar de retirar cuidadosamente y poco a poco los huesos y descender en la unidad estratigráfica lentamente, acordaron «cortar» un solo bloque del terreno y llevarlo fuera de la cueva.

Este bloque, con unas dimensiones aproximadas de un metro cuadrado de superficie y medio metro de profundidad, se protegió con yeso y madera. El bloque se llevó al Museo de Bagdad para su estudio (llevado a cabo en 1962), durante el que se pudo comprobar que al menos había huesos pertenecientes a tres adultos (identificados como Shanidar 4, 6 y 8), junto con algunas vértebras de un niño (Shanidar 9). Shanidar 6 en realidad podían ser dos individuos, por lo que se catalogaron como Shanidar 6-7 2.

Smithsonian Institution: series 1.7 photographs and slides 1950– 2017, box 59, folder ‘shanidar 4 flower burial’, Ralph S. and Rose L. Solecki papers, National Anthropological Archives.

Debido a los daños causados en el bloque durante su transporte –se hizo en el techo de un taxi– las relaciones estratigráficas precisas entre los distintos individuos se desconocen. De lo que no hay duda es que Shanidar 4 se encontraba encima de los demás. Parecía que el niño (Shanidar 9) se había depositado en primer lugar (y por lo tanto, estaba en la base del bloque) y encima se habían «depositado» dos mujeres. Por último se colocó al varón (Shanidar 4) que, según escribió Solecki, era «evidentemente» un hombre «importante» 3.

Tras el estudio del conjunto, los investigadores concluyeron que, o bien todos habían muerto al mismo tiempo y fueron enterrados en el mismo lugar; o bien los neandertales habían vuelto al mismo lugar para depositar los cuerpos en diferentes épocas.

Como parte del proceso de la investigación, Solecki tomó muestras del suelo alrededor de Shanidar 4 que envió a Arlette Leroi-Gourhan, palinóloga, para que realizara un análisis más detallado, resultando que dos de las muestras contenían restos de polen en una abundancia mucho mayor que el resto de sedimento. Ese hallazgo no tenía precedentes y los investigadores asumieron que estábamos ante un enterramiento en el que se habían depositado flores. Era, según informó Solecki, una nueva dimensión en la «humanidad» de los neandertales, una muestra de que tenían «alma» 4.

Las críticas a este planteamiento no se hicieron esperar. En el fondo subyacía una idea muy arraigada en aquel momento: los neandertales no poseían la capacidad simbólica de nuestra especie, eran «inferiores» culturalmente hablando, por lo que era impensable que Shanidar 4 hubiera sido enterrado de forma intencionada con una ofrenda floral. Mientras que Leroi-Gourhan defendía que la flores no habían sido introducidas de forma accidental o natural, sino que se trataba de ofrendas colocadas expresamente en la tumba; otros investigadores como Robert Gargett y Jeffrey Sommer argumentaron que había otras explicaciones más plausibles: el polen se había introducido por los propios trabajadores de la excavación, o por medio de un roedor que acostumbra a acumular semillas y flores en sus madrigueras. El debate continúa hoy en día.

Ralph Solecki no volvió a excavar en Shanidar. Pese a que intentó reanudar los trabajos varias veces tras la última campaña de 1960, la inestabilidad política impidió cualquier intervención; y la excavación, completamente descuidada, se llenó de escombros.

El nuevo estudio

En 2011, el gobierno regional Kurdo invitó al Dr. Graeme Barker, del Instituto McDonald de Arqueología de Cambridge, a reanudar las excavaciones en Shanidar. Barker aceptó encantado la proposición ya que suponía la oportunidad de volver a un yacimiento que ya era mítico, y comenzó los preparativos de una misión de por sí bastante complicada dada la situación que vivía Irak 5. Emma Pomeroy, autora principal del artículo que ahora comentamos, ha participado en los trabajos como la paleoantropóloga del equipo.

La nueva campaña de excavación comenzó en 2014, aunque solo dos días después de la llegada de los investigadores tuvieron que abandonar la región por las serias amenazas del ISIS. Los trabajos, una vez pasado el peligro, se retomaron en 2015.

El objetivo del nuevo proyecto de excavaciones en Shanidar era tratar de resolver algunas de las preguntas que habían quedado sin responder por Solecki: obtener una datación precisa de los neandertales, establecer con certeza su contexto estratigráfico y, como no podía ser de otra forma, determinar la naturaleza de la actividad mortuoria asociada con la posición de los cuerpos.

Para lograr ese objetivo, los investigadores se propusieron realizar un trabajo minucioso en los márgenes de la zanja original y obtener de esta forma muestras del suelo para establecer el contexto cronológico, paleoclimático, paleoecológico y cultural de los hallazgos de Solecki. La obvia ventaja es que para ello se contaría con el amplio abanico de técnicas modernas de las que dispone la ciencia arqueológica, y que Solecki no podía siquiera imaginar en su época.

Para sorpresa de todos, en 2016 —durante el trabajo inicial de limpieza y acondicionamiento— los investigadores se toparon con una costilla, una vértebra lumbar y algunos huesos de la mano que sobresalían de la pared vertical. La temporada de excavación llegaba a su fin, así que aseguraron la zona para continuar los trabajos al año siguiente. De esta forma, en 2017 comenzó la tarea de retirar lentamente los metros de roca y sedimentos que cubrían la zona. Entre 2018 y 2019 los trabajos dieron su fruto y se halló un cráneo casi completo aunque completamente aplastado por el sedimento que se había depositado durante miles de años. También aparecieron casi todos los huesos del esqueleto hasta la cintura. Estábamos por tanto ante el primer esqueleto neandertal articulado que se recuperaba en casi 25 años.

Figura 2. Culotta, E. «New remains discovered at site of famous Neanderthal ‘flower burial’».

Uno de los problemas con los que se han topado los investigadores es que la consistencia de los huesos era como la de una galleta mojada en leche. Para poder retirarlos aplicaron un consolidante similar al pegamento, antes de que las secciones se extrajeran y se envolvieran en papel de aluminio. Esto implicaba realizar un meticuloso y tremendamente lento trabajo de limpieza del sedimento. El calor y la humedad en la zanja no ayudaron a que el proceso fuera cómodo.

Aunque la labor de los científicos no se limitó a extraer los huesos. El sedimento que los rodeaba se llevó al campamento base donde se lavó y analizó en busca de cualquier pequeño fragmento que hubiera podido pasar desapercibido (en este tipo de excavaciones se recoge y etiqueta todo lo que tenga un tamaño mayor de dos milímetros).

Los nuevos restos recuperados están ubicados muy cerca del bloque de sedimento que Solecki extrajo y donde se había recuperado a Shanidar 4. Precisamente, esa forma un tanto «burda» de retirar los restos seguramente fue la que provocó el corte por la cintura del esqueleto que ahora se ha descuberto. De hecho, Solecki indicaba en sus notas de campo que había algunos huesos que sobresalían del bloque cuando lo sacaron del yacimiento.

Por lo tanto, parece que ahora podemos contemplar la parte superior del cuerpo de Shanidar 6, aunque hasta que no se lleve a cabo un estudio más detallado, los investigadores han etiquetado estos huesos como «Shanidar Z».

Figura 4. Fotografía del lugar donde se recuperó el esqueleto Shanidar 4 en 1960 (c); y en la actualidad (b). Ralph Solecki aparece en la fotografía (c) a la izquierda en primer plano, Thomas Dale Stewart detrás de él, y Jacques Bordaz en la parte posterior derecha (no hay datos de la cuarta persona).
Detalles: con un (1) se identifica la losa vertical, las rocas caídas (2), el hueco parcialmente cubierto de brechas (3) y una piedra triangular (4).
Culotta, E. «New remains discovered at site of famous Neanderthal ‘flower burial’»
Figura 5. Culotta, E. «New remains discovered at site of famous Neanderthal ‘flower burial’».

Aunque el esqueleto se ha excavado solo parcialmente, el equipo de Barker ofrece una primera interpretación de la posición del cuerpo. El individuo estaba tumbado de espaldas con la cabeza descansando sobre la mano izquierda. La piedra triangular que vemos identificada en las fotografías superiores con el número 4 estaría colocada detrás de la cabeza y el hombro izquierdo.

Se desconoce la postura de los miembros inferiores, que pueden ser los que ahora conocemos como Shanidar 6 como hemos indicado antes; o bien permanecer aún en los sedimentos que no se han excavado todavía.

Figura 8. Culotta, E. «New remains discovered at site of famous Neanderthal ‘flower burial’».

Decir que estamos ante un «cementerio», o que hemos localizado una «tumba», es bastante problemático ya que en realidad no tenemos forma de asegurar si los neandertales cavaban agujeros para sus muertos y después los cubrían de tierra. Por lo tanto, sería más adecuado emplear términos como «comportamiento mortuorio».

Pomeroy señala en el artículo que los primeros indicios confirman que algunos de los cuerpos fueron depositados en cavidades naturales en el suelo de la cueva, pero que también ha habido una «excavación intencionada» alrededor de los cuerpos. Podemos estar ante una actividad meramente «práctica» (no querrías tener un cuerpo descomponiéndose en el suelo de la cueva donde estás viviendo), aunque reconoce que debemos ser cautos a la hora de hacer este tipo de interpretaciones.

En lo tocante a Shanidar Z hay pocas dudas acerca de que el cuerpo ha sido «colocado» intencionadamente, ya que los sedimentos así lo atestiguan. Las observaciones estratigráficas, el hecho de haber recuperado los huesos en articulación, la presencia de varios individuos en un espacio (tanto vertical como horizontal) muy reducido, apuntan a que estamos ante un enterramiento intencionado. Además, la asociación de la piedra triangular con los huesos, la propia forma de esa piedra y que es muy diferente del resto de rocas recuperadas en el yacimiento, sugiere que fue colocada en el momento en que se llevó a cabo el enterramiento.

Sin embargo, como indica Christopher Hunt, uno de los arqueólogos del equipo, demostrar que estamos ante algún tipo de «ritual» es casi imposible. Además, dado que los cuerpos no estaban al mismo nivel geológico, probablemente no fueron depositados al mismo tiempo; aunque esto apuntaría a alguna forma de «intencionalidad» o «memoria grupal» ya que los neandertales regresaron al mismo lugar durante generaciones para depositar los cuerpos.

Sabemos que grupos de neandertales vivieron diseminados por Europa y Oriente Próximo y que prosperaron durante miles de años sin mostrar una única forma enfrentarse a la muerte. Barker afirma que «entre arrojar un cuerpo a un agujero, y realizar una actividad funeraria elaborada que incluya elementos como flores, hay una amplia gama de posibilidades».

Otro detalle interesante y que anticipa futuros debates es que se han recuperado fragmentos de tejidos vegetales y material fosfático junto al esqueleto —así como posibles restos de polen—. Se están llevando a cabo análisis más profundos de estos elementos dada la importancia de la controversia acerca de las flores asociadas con Shanidar 4.

Por último, y bajo mi punto de vista quizás lo más interesante, se ha recuperado el hueso petroso completamente intacto de Shanidar Z. Se trata de uno de los huesos más densos del cuerpo y, por tanto, un «santo grial» para los paleogenetistas ya que puede conservar moléculas de ADN durante milenios. Ahora mismo contamos con ADN antiguo de los neandertales del norte, donde los ambientes húmedos ayudan a preservar el ADN, por eso es tan importante este hallazgo que permitirá el estudio —al menos eso esperan— del ADN de los neandertales que vivían en ambientes más cálidos. Además, se trata de una región donde es más probable que tuviera lugar el entrecruzamiento con los seres humanos modernos que salieron de África.

Ralph Solecki murió en marzo de 2019 a la edad de 101 años. Barker y su equipo le mantuvo puntualmente informado de los diferentes descubrimientos y manifestó su entusiasmo ante los avances que se estaban realizando. Espero que en los próximos meses haya más noticias que ayuden a profundizar nuestro conocimiento sobre el mundo neandertal.

Información adicional

Bibliografía

Cameron, D. W. y Groves, C. P. (2004), Bones, stones, and molecules: «out of Africa» and human origins. Burlington: Elsevier Academic Press, xi, 402 p.

Cela-Conde, C. J. y Ayala, F. J. (2007), Human evolution: trails from the past. Oxford: Oxford University Press, vii, 437 p.

Cela-Conde, C. J. y Ayala, F. J. (2013), Evolución humana: el camino de nuestra especie. Madrid: Alianza Editorial, 802 p.

Culotta, E. «New remains discovered at site of famous Neanderthal ‘flower burial’», [en línea], consultado el 22/01/2019. <https://www.sciencemag.org/news/2019/01/new-remains-discovered-site-famous-neanderthal-flower-burial>

Delson, E. (2000), Encyclopedia of human evolution and prehistory. New York; London: Garland Publishing, xiv, 753 p.

Gargett, R. H., et al. (1989), «Grave shortcomings: The Evidence for Neandertal burial [and comments and reply]«. Current Anthropology, vol. 30, núm. 2, p. 157-190.

Pomeroy, E., et al. (2020), «New Neanderthal remains associated with the ‘flower burial’ at Shanidar Cave«. Antiquity, vol. 94, núm. 373, p. 11-26.

Leroi-Gourhan, A. (1975), «The flowers found with Shanidar IV, a Neanderthal burial in Iraq». Science, vol. 190, núm. 4214, p. 562-564.

Solecki, R. S. (1971), Shanidar. The first flower people. New York: Knopf, 290 p.

Solecki, R. S. (1975), «Shanidar IV, a Neanderthal flower burial in northern Iraq«. Science, vol. 190, núm. 4217, p. 880-881.

Sommer, J. D. (1999), «The Shanidar IV ‘Flower Burial’: a re-evaluation of neanderthal burial ritual«. Cambridge Archaeological Journal, vol. 9, núm. 1, p. 127-129.

Trinkaus, E. (1983), The Shanidar Neandertals. New York; London: Academic Press, 502 p.

Notas

  1. Aunque hemos de tener en cuenta tanto la capacidad técnica como los medios con que se contaba en aquella época.
  2. La numeración de los restos ha sido un poco confusa. Erik Trinkaus, en su monografía sobre los neandertales de Shanidar, aclara esta situación de la siguiente manera: Shanidar I-VI se convierten en Shanidar 1-6; los restos simplemente catalogados como «niño Shanidar» (el primer niño) se convierte en Shanidar 7; Shanidar VII, tal y como había sido identificado por Steart y Solecki, se convierte en Shanidar 8; mientras que Shanidar VIII (el segundo niño) se convierte en Shanidar 9.
  3. Solecki, R. S. (1975), «Shanidar IV, a Neanderthal flower burial in northern Iraq», p. 880
  4. Solecki, R. S. (1975), «Shanidar IV, a Neanderthal flower burial in northern Iraq», p. 880
  5. Recordemos que por aquel entonces, tras la retirada de las tropas estadounidenses, la insurgencia irakí comenzó su campaña violenta.
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Siete días … 6 a 12 de marzo (genética y ¿denisovanos?)

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     Última actualizacón: 8 octubre 2019 a las 11:49

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Diez cuestiones sobre genética relacionadas con la evolución humana.

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¿Hallados los primeros restos fósiles importantes de los esquivos denisovanos?

Científicos han descubierto dos cráneos que podrían pertenecer a un nuevo tipo de humano, una variante neandertal o al extraño y esquivo denisovano. Tienen un gran cerebro y una mezcla de rasgos de distinta procedencia.

Referencia: Li, Z.-Y., et al. (2017), «Late Pleistocene archaic human crania from Xuchang, China«. Science, vol. 355, núm. 6328, p. 969-972.

Más información:

  • Ancient skulls may belong to elusive humans called Denisovans. Artículo de Ann Gibbons para Science.
  • Nuevos y sorprendentes hallazgos en China. Anotación en el blog Reflexiones de un primate.
  • Un misterioso pariente de los neandertales, hallado en China. Noticia en ABC.

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Siete días … 9 a 15 de enero (neandertales y retrovirus)

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     Última actualizacón: 18 junio 2020 a las 17:56

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¿Los Neandertales sabían navegar?.

Reseña: Autobiografía (Charles Darwin).

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Retrovirus endógenos

Durante millones de años se han ido incorporando retrovirus en nuestro ADN humano, tanto que hoy representan casi el 10% del total de nuestro genoma. Un grupo de investigación de la Universidad de Lund ha descubierto ahora un mecanismo a través del cual estos retrovirus pueden tener un impacto en la expresión génica. Esto significa que pueden haber desempeñado un papel importante en el desarrollo del cerebro humano, así como en diversas enfermedades neurológicas.

Referencia: Brattås, P. L., et al. «TRIM28 controls a gene regulatory network based on endogenous retroviruses in human neural progenitor cells«. Cell Reports, vol. 18, núm. 1, p. 1-11.

 

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¿Los Neandertales sabían navegar?

¿Los Neandertales sabían navegar?

     Última actualizacón: 29 marzo 2019 a las 11:51

Hoy en día tenemos bastante claro que nuestros parientes neandertales no eran los tipos rudos sin cerebro que aparecían en las ilustraciones de los antiguos libros que hablaban sobre la evolución humana. Mucho ha avanzado la paleoantropología desde entonces, pero aún hoy se plantean interesantes hipótesis acerca de su comportamiento y desarrollo cultural.

En este sentido, hace unos días conocimos la noticia (aún no se ha publicado el necesario artículo científico) de que se habían encontrado varias puntas de lanza de la cultura Musteriense en el yacimiento arqueológico de Stélida, en la isla griega de Naxos.

La importancia de este hallazgo radica en que este tipo de herramientas líticas se han asociado en la Grecia continental con los neandertales y Homo heidelbergensis, lo que vendría a cuestionar lo que sabíamos acerca de la colonización de esta región del Egeo: que un grupo de agricultores llegó a las islas hace aproximadamente 9.000 años, es decir, en plena transición al Neolítico. Este descubrimiento, de confirmarse, daría un vuelco a esta cuestión ya que significaría que los primeros en llegar a Naxos fueron bien neandertales o sus antepasados ​​probables Homo heidelbergensis, o tal vez incluso Homo erectus. Además de la cuestión de la antigüedad del asentamiento, se abren otros interrogantes como por ejemplo saber cómo llegaron los colonizadores a la isla, ¿pudieron estos homininos haber viajado en barco?

Yacimiento de Stélida visto desde el norte (cortesía de D. Depnering).

Los arqueólogos han considerado tradicionalmente que sólo los seres humanos que habían dado el salto del modo de vida de subsistencia –que caracteriza a los cazadores recolectores– a la agricultura y ganadería organizadas podrían haber logrado dominar la variedad de recursos y técnicas necesarios para realizar viajes por mar (recorrer una distancia importante por mar requiere la fabricación de herramientas y la cooperación necesarias para construir una embarcación, el conocimiento de las técnicas de navegación para pilotarla y, bajo mi punto de vista, lo más importante, el plantearse siquiera la necesidad el viaje).

Este reciente hallazgo, unido al descubrimiento de puntas de lanza similares en las islas de Zakynthos, Lefkada y Kefalonia – publicado en 2012 en el Journal of Archaeological Science1– son para algunos una prueba clara de que los orígenes de la navegación en el Mediterráneo preceden con mucho a la llegada de Homo sapiens a las islas. En apoyo a esta hipótesis se citan además los datos recientemente publicados acerca de la antigüedad del yacimiento de Liang Bua, que sitúan a Homo floresiensis en Indonesia hace entre 190.000 y 50.000 años 2 (y, por tanto, asocian a este ancestro con el conocimiento forzoso de las técnicas de navegación).

Pero otros, en cambio, sostienen que la isla de Flores pudo ofrecer un acceso más fácil desde el continente debido al descenso del nivel del mar en aquella época. Los detractores de aquélla hipótesis argumentan que el hecho de que hayamos analizado algunas “excursiones” al azar en Indonesia y el Egeo no demuestra la existencia de viajes deliberados por mar (a diferencia de lo que hemos podido constatar acerca de la colonización del continente americano). Además, es necesario explicar por qué los artefactos paleolíticos en el Egeo son tan escasos: milenios de habitación humana deberían haber dejado un registro más indeleble (aunque la causa de esta situación puede deberse a que la mayoría de los investigadores de la región son especialistas en las culturas que produjeron las exquisitas figuras de marfil y alfarería del Neolítico, y carecen de los conocimientos y el entrenamiento necesario para reconocer un yacimientos de lascas y piedras rotas –industria lítica en definitiva– que pueden confundirse fácilmente con material de desecho).

Modelos en 3D de los niveles de la costa en las islas jónicas. P: Peloponeso, AA: Aetolo-Akarnania, IZ: Zakynthos, IK: Kefallinia, IL: Lefkada. Tomado de Ferentinos, G., et al. (2012), «Early seafaring activity in the southern Ionian Islands, Mediterranean Sea». Journal of Archaeological Science, vol.39, núm. 7, p. 2167-2176.

Como decimos, será necesario contar con todos los datos para poder ofrecer una respuesta a la cuestión de si los neandertales eran capaces de navegar. Por lo pronto, sabemos que el equipo de arqueólogos está empleando la técnica de luminiscencia estimulada ópticamentepara determinar la cantidad de tiempo transcurrido desde que los granos del mineral sedimentario fueron expuestos a la luz por última vez. A diferencia de la más conocida datación por radiocarbono, la luminiscencia estimulada ópticamente trabaja en depósitos de suelo extremadamente antiguos aunque tarda meses en procesarse. Los primeros resultados de laboratorio han fechado algunos de los artefactos de Stelida hace al menos 50.000 años, pero el equipo todavía está esperando los resultados de las capas inferiores del yacimiento que permitirá la datación de las herramientas Musterienses que tanta importancia han despertado.

Estaremos atentos a los resultados de estos trabajos.

Notas

  1.  Ferentinos, G., et al. (2012), «Early seafaring activity in the southern Ionian Islands, Mediterranean Sea». Journal of Archaeological Science, vol.39, núm. 7, p. 2167-2176.
  2. Sutikna, T., et al. (2016), «Revised stratigraphy and chronology for Homo floresiensis at Liang Bua in Indonesia«. Nature, vol. 532, núm. 7599, p. 366-369.
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Siete días … 12 a 18 de noviembre (nuevas huellas Laetoli)

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     Última actualizacón: 8 octubre 2019 a las 12:05

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Reseña: Los cazadores recolectores del Pleistoceno y del Holoceno

¿Los Neandertales se extinguieron por falta de ropa de abrigo?.

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Nuevas huellas de Australopithecus afarensis en Laetoli (Tanzania)

Los Australopitecus afarensis parecen haber tenido una gran variabilidad en el tamaño corporal y parece que se movían en grupo, según sugieren los científicos que han estudiado un nuevo juego de huellas recientemente descubiertas en Tanzania. Las huellas, que al parecer corresponden a varios individuos de esa especie, quedaron impresas hace unos 3,66 millones de años en Laetoli, una localidad paleontológica muy conocida en el norte de esa nación africana.

Referencia: Masao, F. T., et al. (2016), «New footprints from Laetoli (Tanzania) provide evidence for marked body size variation in early hominins«. eLife, vol. 5, p. e19568.

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