CNIO

Siete días … 11 a 17 de noviembre (de lobos y genomas)

Siete días … 11 a 17 de noviembre (de lobos y genomas)

     Última actualizacón: 12 octubre 2020 a las 15:53

ANTROPOLOGÍA

Los lobos se hicieron perros siguiendo a los primeros cazadores europeos. Un equipo de investigadores ubica en Europa hace más de 15.000 años la domesticación de los perros, que se aprovechaban de los restos de aquellos cazadores-recolectores. Este trabajo presenta algunas lagunas para quienes defienden su origen asiático.

Los investigadores han llegado a varias conclusiones sorprendentes. En primer lugar, que los perros comenzaron a domesticarse en Europa y que fue mucho antes de lo pensado: hace entre 18.800 años y 32.100 años. Y ya estaban integrados con los humanos hace 15.000 o 20.000 años, antes de que se desarrollara la agricultura. “Estos resultados implican que los perros domésticos son la culminación de un proceso que se inició con los cazadores-recolectores europeos y los cánidos con los que interactuaron”, explican los autores en su trabajo.

El bioinformático español Francesc López, del departamento de genética de la Universidad de Yale, que estuvo en el germen de este proyecto (en 2005), explica sus conclusiones a Materia: “Sin ninguna duda, la agricultura provocó grandes cambios en el proceso de domesticación, pero nuestros datos demuestran que ese proceso empezó mucho antes. Tenemos que entender la domesticación como un proceso continuo y largo (y que aún sigue ocurriendo), más que como un evento concreto en el tiempo”. Según afirma López, el estudio consolida un concepto revolucionario: “El perro fue el primer y único animal domesticado antes de la agricultura”. “La del perro es la primera intervención consciente del hombre en el proceso evolutivo de otras especies”.

• Noticia Materia

• Artículo: Complete mitochondrial genomes of ancient canids suggest a european origin of domestic dogs

BIOLOGÍA

Nuevos hallazgos genéticos cuestionan el concepto de “individuo”. Personas con más de un genotipo y mutaciones genéticas que siguen un patrón abren una interesante vía de investigaciones.

Un equipo de científicos de EEUU ha descubierto que una persona puede tener más de un genotipo y que mutaciones genéticas idénticas se repiten en personas no emparentadas, como si siguieran un patrón en lugar de producirse al azar. Ambos hallazgos podrían cuestionar la unicidad del genoma, que hasta ahora se consideraba una seña de la individualidad biológica

Los investigadores han hecho dos novedosos descubrimientos genéticos: en primer lugar, que una persona puede presentar diversas mutaciones del ADN en distintas partes de su cuerpo manteniendo su ADN original en el resto del organismo —lo que supone que haya varios genotipos diferentes en un solo individuo—; y, en segundo lugar, que algunas mutaciones genéticas idénticas se producen en personas no emparentadas.

Estos resultados son sorprendentes, según los científicos, pues se considera que el ADN es una marca de individualidad biológica, al ser único en cada persona, y podrían variar el concepto de “individuo”. Y no sólo eso, podrían además impactar en la manera en que se usan los análisis de ADN a nivel forense o criminalístico, las pruebas de paternidad, los test prenatales, e incluso el análisis genético para determinar la propensión a sufrir ciertas enfermedades, como el cáncer de mama.

La importancia del hallazgo en este terreno radica en que esas mutaciones comunes, recurrentes y en tejidos específicos de sujetos no emparentados y halladas sólo en tres tipos de tejidos orgánicos, “no parecen desarrolladas y mantenidas por un proceso azaroso”, sino que indican la existencia de “un patrón completamente distinto, de un proceso decididamente no aleatorio, que da lugar a mutaciones particulares en tejidos concretos”.

• Noticia Tendencias21

• Artículo: Recurrent tissue-specific mtDNA mutations are common in humans (descarga directa en formato PDF)

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Investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona y del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) de Madrid han descrito cómo la senescencia celular es un proceso normal en el embrión que no está únicamente ligado al envejecimiento o al cáncer, lo que implica que este proceso incluso es «necesario» para el desarrollo embrionario.

La senescencia es el proceso por el que las células limitan su proliferación en respuesta al estrés y, a pesar de que hasta la fecha se pensaba que su puesta en marcha tenía que ver con el envejecimiento o la proliferación de tumores, los investigadores han descubierto que en realidad se trata de un mecanismo más complejo.

«Nuestro trabajo demuestra que en el embrión las células senescentes son necesarias y mediante su habitual función secretora dirigen el crecimiento y el patrón de los tejidos», ha indicado el jefe del laboratorio de Mecanismos de Cáncer y Envejecimiento del CRG, Bill Keyes.

En concreto, los científicos del CRG han descrito este proceso como una «parte fundamental» en la biología de dos de los principales centros de señalización del embrión que ayuda a controlar el desarrollo de las extremidades y el sistema nervioso.

• Noticia Europa Press

• Artículo: Senescence is a developmental mechanism that contributes to embryonic growth and patterning (descarga directa en formato PDF)

MEDICINA

Según cuentan los investigadores de los Hospitales Universitarios de Lovaina, Bélgica, que han publicado el trabajo, en 1879 el cirujano francés Segond describió la existencia de una banda fibrosa resistente en la cara anterolateral de la rodilla humana. Hasta la fecha, nadie ha proporcionado una descripción anatómica clara de la función y las características de esta estructura anatómica, lo que ha generado confusión en torno a este ligamento que se refleja en los diferentes nombres con los que se ha venido denominado, como “ligamento lateral capsular», «capa cápsulo-ósea de la banda iliotibial» o «ligamento anterolateral”.

En este estudio, los científicos belgas se propusieron describir la función y la estructura de este ligamento de rodilla, al que han denominado definitivamente ligamento anterolateral (ALL, pos sus siglas en ingles). Para ello, examinaron 41 articulaciones de rodilla de cadáveres mediante técnicas de disección macroscópica. En todas ellas, excepto en una, los investigadores identificaron esta estructura ligamentosa, que es claramente distinguible de la cápsula articular anterolateral.

Los resultados de la investigación muestran que el ligamento anterolateral identificado constituye una estructura ligamentosa distinta ubicada en la cara anterolateral de la rodilla humana con origen consistente y características del sitio de inserción.

• Noticia ABC

• Noticia BBC Mundo

• Artículo: Anatomy of the anterolateral ligament of the knee

MICROBIOLOGÍA

¿Pudo la vida soportar el impacto contra la Tierra?

Una de las más fundamentales e importantes cuestiones a las que se enfrenta el conocimiento del ser humano es determinar el origen de la vida. Charles Darwin ofreció una brillante solución para explicar cómo cambian y se adaptan las diferentes especies a lo largo del tiempo. Pero el mecanismo de la evolución no entra a dilucidar la gran pregunta, el instante previo, la chispa que convirtió la química en biología.

Actualmente sabemos que la vida se originó en algún momento hace 4.400 millones de años, pero el cómo y el dónde siguen siendo un misterio en el que multitud de científicos continúan trabajando.

De todas las plausibles explicaciones e hipótesis que en estos momentos se barajan para explicar la emergencia de la vida, existe una llamada “Panspermia” que afirma que la vida se originó en algún lugar fuera de la Tierra y que viajó hasta nuestro planeta a bordo de meteoritos. En la actualidad esta idea de “lluvia de semillas de vida” caída desde el espacio es seguida por muchos investigadores que continúan estudiando las pruebas y fósiles que determinen su veracidad.

Así pues los investigadores dispararon unas muestras congeladas del microalga unicelular Nannochloropsis oculata, muy frecuente en los fondos marinos, y utilizando pistolas de presión, las dispararon a velocidades similares a las que estarían sometidas si viajaran en un meteorito y reentraran en la atmósfera a 6.9 kilómetros por segundo, impactando sobre el océano, y analizaron los resultados.

Como podrán suponer muchas de estas algas fueron destruidas por el impacto, pero lo que demuestran estos experimentos es que una proporción de ellas sí sobrevivió al bombardeo, dispersándose sobre el agua y posteriormente creciendo y multiplicándose.

• Noticia Yahoo

• Artículo: Survival of Nannochloropsis Phytoplankton in hypervelocity impact events up to velocities of 4 km/s (descarga directa en formato PDF)

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Un equipo de científicos internacionales descubrió en el noroeste de Australia un complejo ecosistema fosilizado de microbios de casi 3.500 millones de años y se cree que se trata de las evidencias más antiguas de la vida en la Tierra, han informado medios locales.

«Cuando estos microbios estaban vivos interactuaban con los sedimentos en los que vivían y creaban pequeñas comunidades en las que se daba todo tipo de ayuda para sobrevivir en lo que habría sido un ambiente muy difícil».

El descubrimiento se caracteriza por incluir «fragmentos de microbios degradados en las que no se puede apreciar su forma original» porque ya que no se distinguen las células con claridad, aunque aún conserva material carbonoso que queda de ellas.

Las rocas sedimentarias donde se han hallado los restos de estos microbios probablemente son las «más antiguas y mejor preservadas de la Tierra», destacó el científico al subrayar que el descubrimiento podría contribuir en áreas como la investigación espacial.

Algunos proyectos científicos se centran en la búsqueda de estructuras de microbios en la superficie de Marte para determinar si alguna vez hubo vida en ese planeta.

• Noticia El Mundo

• Artículo: Microbially induced sedimentary structures recording an ancient ecosystem in the ca. 3.48 billion-year-old Dresser Formation, Pilbara, Western Australia (descarga directa en formato PDF)

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En los últimos años los científicos han descubierto que el microbioma humano, un ecosistema de trillones de microorganismos que viven en nuestro cuerpo, realiza decenas de funciones básicas para la salud. A partir de estos hallazgos, el ingeniero químico Bernat Ollé pretende desarrollar medicamentos que modulen este ecosistema de microbios. Su proyecto ha sido galardonado con el premio al Innovador del Año 2013 por la edición en español de la revista MIT Technology Review durante un encuentro que se acaba de celebrar en Valencia.

• Noticia Agencia SINC

ASTRONOMÍA

Ya se ha publicado el catálogo completo del proyecto Alhambra, un mapa para trazar la evolución del universo. Desarrollado desde el Observatorio de Calar Alto, Alhambra ha identificado, clasificado y calculado la distancia de más de medio millón de galaxias repartidas en ocho regiones del cielo.

Tras siete años de precisas observaciones del universo desde el Observatorio de Calar Alto (CAHA, Almería), y gracias a una técnica que descompone la energía de las estrellas en sus colores mediante filtros astronómicos, el proyecto Alhambra ha sido capaz no solo de identificar y clasificar más de medio millón de galaxias, sino también de calcular las distancias a las que se encuentran con una precisión asombrosa.

Como resultado, el sondeo ha permitido reconstruir la que, a día de hoy, representa la visión tridimensional más realista del universo.

La visión del universo que aporta Alhambra permitirá, por una parte, estudiar cómo ha cambiado el contenido estelar de las galaxias a lo largo del tiempo, es decir, saber cómo, cuándo y cuánto han envejecido. Establecer una relación inequívoca entre la morfología, el contenido en estrellas y la edad de las galaxias permitirá comprender finalmente cuáles son los procesos físicos que gobiernan el universo a esas escalas.

Por otra parte, permitirá abordar cómo se distribuyen las galaxias en el universo. «En los últimos trece mil millones de años, la gravedad ha sido la responsable de la formación de estructuras, tales como las galaxias o las estrellas», señala Alberto Molino, investigador del Instituto de Astrofísica de Andalucía que forma parte del equipo Alhambra.

«Estudiar cómo se disponen las galaxias nos permite conocer cómo eran las propiedades físicas que dominaban el universo en épocas anteriores. Sería como saber el lugar y las condiciones donde se plantaron las semillas en un bosque a partir de los árboles que vemos a día de hoy», ilustra el investigador.

Asimismo, en su mirada hacia la inmensidad del universo, las observaciones de Alhambra han atravesado enormes regiones de nuestra propia galaxia. Elaborar un censo de estrellas del halo galáctico, descubrir estrellas variables, conocer la frecuencia con la que las estrellas se emparejan o identificar estrellas candidatas a albergar otros planetas permitirá explorar también la historia cósmica de la Vía Láctea.

• Noticia Agencia SINC

• Datos

Publicado por José Luis Moreno en SIETE DÍAS, 1 comentario
Siete días … 9 a 15 de septiembre (reprogramación celular y ADN antiguo)

Siete días … 9 a 15 de septiembre (reprogramación celular y ADN antiguo)

     Última actualizacón: 1 julio 2019 a las 21:29

Esta semana tenemos dos grandes noticias que tienen como protagonistas científicos españoles. En primer lugar, se ha hecho público el resultado de una investigación llevada a cabo en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas) que supone un avance enorme en el campo de la reprogramación celular y que abre la vía para, en un futuro, curar algunas de las enfermedades más crueles —tanto para los pacientes y sus familiares— como es el Alzheimer y el Parkinson; y otras cada vez más extendidas como la diabetes. De otro lado, el equipo de paleontólogos del yacimiento de Atapuerca (junto con otros colaboradores del Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva) han diseñado una técnica que permite obtener secuencias completas de ADN prehistórico a partir de fragmentos.

Este tipo de noticias nos deben llevar a reflexionar sobre qué clase de ciencia queremos para nuestra sociedad y, lo más importante, si estamos dispuestos a luchar porque nuestros investigadores tengan la oportunidad de llevar adelante sus proyectos. No se trata de demagogia, si no defendemos que haya una ciencia de calidad, algún día llegará el futuro y nos daremos cuenta que es demasiado tarde. Para mí la cosa está clara.

BIOLOGÍA CELULAR

Un equipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) ha sido el primero en conseguir que células adultas de un organismo vivo retrocedan en su desarrollo evolutivo hasta recuperar características propias de células madre embrionarias. Los investigadores han descubierto además que estas células madre embrionarias obtenidas directamente en el interior del organismo tienen una capacidad de diferenciación más amplia que las obtenidas mediante cultivo in vitro. En concreto, tienen características de células totipotentes, un estado primitivo nunca antes obtenido en un laboratorio.

Las células madre embrionarias son la principal apuesta para la futura medicina regenerativa. Son las únicas capaces de generar cualquier tipo celular de los cientos de tipos celulares que conforman un organismo adulto, por lo que constituyen el primer paso para la curación de enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson o la diabetes. No obstante, este tipo de células tiene una brevísima existencia, limitada a los primeros días del desarrollo embrionario, y no existen en ninguna parte del organismo adulto.

Las células  madre obtenidas en los ratones presentaban además características de totipotencia nunca generadas  en un laboratorio, equivalentes a las de los embriones humanos de 72 horas de gestación, compuestos por una masa de tan solo 16 células.

Los autores recalcan que las posibles aplicaciones terapéuticas del trabajo aún están lejos, pero admiten que sin duda pueden significar un cambio en el rumbo de las investigaciones con células madre, en la medicina regenerativa o en la ingeniería tisular.

• Noticia

• Noticia El PaísEl Mundo, Materia, RNE

• Artículo: Reprogramming in vivo produces teratomas and iPS cells with totipotency features

• Vídeo del CNIO:

PALEONTOLOGÍA

Un equipo científico formado por expertos de varias universidades, entre ellos el director científico del Museo de la Evolución Humana y codirector de Atapuerca, Juan Luis Arsuaga, ha diseñado un método probado en restos de osos que permite obtener secuencias completas de ADN prehistórico a partir de fragmentos.

En el caso del ADN mitocondrial, como el que se ha logrado secuenciar, sólo permite conocer las líneas genealógicas, aunque si se logra hacer lo mismo con el ADN nuclear se podrían conocer también detalles de cómo era el individuo al que corresponden los restos.

Arsuaga ha explicado que el método abrirá nuevas líneas en investigaciones prehistóricas de todo el mundo y ha asegurado que, en el caso de Atapuerca, su intención es poder desarrollar un trabajo de este tipo con restos de Homo heidelbergensis.

• Noticia EFE

• Artículo: Complete mitochondrial genome sequence of a Middle Pleistocene cave bear reconstructed from ultrashort DNA fragments

BIOLOGÍA

El naturalista inglés Charles Darwin consideraba que los rápidos cambios que experimentaron las especies durante la explosión cámbrica, hace unos 530 millones de años, contradecían las reglas de la evolución. Sin embargo, un nuevo estudio revela que este ‘Big bang’ evolutivo sí puede explicarse mediante la teoría de la selección natural. El discurso darwiniano defendía la sucesión gradual de modificaciones, lo que descarta un posible ‘Big Bang evolutivo’. Entonces ¿por qué se conservan tan pocos registros fósiles anteriores al Cámbrico y, sin embargo, a partir de entonces surgió tal abundancia de especies? El inglés nunca pudo explicarlo.

Con el fin de explicar esta contradicción aún vigente, algunos estudios han tratado de hallar nuevas pistas mediante el análisis de los pocos restos animales y vegetales conocidos previos al Cámbrico.

Según los análisis de los investigadores, las modificaciones físicas acontecidas durante el Cámbrico fueron unas cuatro veces más rápidas que las actuales, mientras que las modificaciones genéticas las superaron 5,5 veces. Además, esta aceleración en la evolución genética y anatómica se produjo casi al mismo ritmo durante todo el periodo. “Un incremento de cinco veces en la velocidad de evolución comprimiría los cambios equivalentes a 150 millones de años en tan solo los 30 millones que duró la explosión cámbrica”.

Según los investigadores, la gran rapidez de evolución podría ser originada por el desarrollo de nuevas adaptaciones competitivas aparecidas durante el Cámbrico, como la depredación, la visión y la natación activa. “Una de las hipótesis apunta a que estos avances ocasionaron el desarrollo masivo de nuevas ramas evolutivas”.

• Noticia Tendencias 21

• Artículo: Rates of phenotypic and genomic evolution during the Cambrian explosión.

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A pesar del pomposo nombre, Issus coleoptratus es uno de esos insectos que uno puede encontrar en cualquier jardín de Inglaterra. Pertenece a la familia de los ísidos, es pequeño y extremadamente rápido.  Igual que otros insectos saltadores, como la pulga o los saltamontes, el tiempo de reacción de estos animales es asombroso. En apenas 2 milisegundos, el insecto se proyecta hacia el cielo con una aceleración de unos 400 g’s

Cuando el zoólogo de la Universidad de Cambridge Malcolm Burrows y su equipo comenzaron a estudiar el mecanismo de salto no esperaban encontrar una rareza natural: este insecto es la primera criatura en la que se descubre un engranaje dentado similar al de nuestras máquinas, solo que en este caso es producto de la evolución.

Los científicos creen que la presión evolutiva – la carrera por saltar más rápido para huir de sus depredadores – es la causa de este curioso diseño. Cuando se trata de tiempos de reacción tan rápidos, ambas patas deben estar perfectamente coordinadas o de lo contrario, explica Burrows, el animal se desequilibrará y empezará a girar fuera de control. En los animales más grandes, como los canguros o las ranas, el sistema de salto está coordinado por el sistema nervioso, pero con los tiempos de reacción de estos insectos, la señal nerviosa tardaría más en llegar al cerebro y regresar a las patas que lo que tarda el mecanismo en ponerse en marcha.

• Artículo: Interacting gears synchronize propulsive leg movements in a jumping insect

• Vídeo:

MEDICINA

Un equipo de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder (EEUU) ha conseguido determinar el patrón neuronal que se corresponde con el dolor físico, en concreto, con el dolor físico provocado por el calor. El hallazgo podría resultar clave para el desarrollo de futuros diagnósticos del dolor padecido por personas con problemas de comunicación, como aquéllas que han sufrido un infarto cerebral.

En el desarrollo de la investigación se usó la técnica de exploración de resonancia magnética funcional (fMRI)‎, que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada. Los 114 participantes sometidos a estos escáneres fueron personas sanas a las que se les suministraron pulsos de calor en el brazo, algunos de ellos dolorosos y otros no.

Durante los pulsos dolorosos, se activó en ellos un grupo diverso de regiones cerebrales, de manera consistente.  Aunque estas regiones ya habían sido previamente asociadas con el dolor, la novedad del presente estudio radica en que en él se consiguió detectar una activación constante del cerebro cuando los voluntarios informaron de la sensación de dolor, con mayor exactitud que en investigaciones previas.

• Noticia en Tendencias21

• Artículo: An fMRI-based neurologic signature of physical pain.

NEUROCIENCIA

Desde hace unos años, algunos neurocientíficos andan embarcados en un proyecto fascinante y megalómano: trazar un mapa con todas las conexiones neuronales de nuestro cerebro. El reto es gigantesco, pues tenemos unas 86.000 millones de neuronas y un número de conexiones que supera lo imaginable. Aún así, varios equipos de todo el mundo trabajan en dibujar estas autopistas y han diseñado una herramienta nueva: el conectograma.

El conectograma es una representación esquemática de las conexiones cerebrales, en forma circular, en la que se representan las áreas de la corteza cerebral y se distinguen los dos hemisferios, el izquierdo y el derecho. Si miramos en la parte exterior del anillo encontramos el lóbulo frontal, el temporal, el parietal y otras estructuras importantes como el cerebelo.

El equipo de John Darrell Van Horn, elaboró un conectograma con las conexiones del histórico paciente Phineas Gage, un trabajador de los ferrocarriles que se clavó una barra de metal en el lóbulo frontal a mediados del siglo XIX, lo que provocó un cambio de su personalidad.

• Artículo: Mapping connectivity damage in the case of Phineas Gage (descarga directa en formato PDF)

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Un grupo de investigadores del Instituto de Neurociencias, centro mixto de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), han descrito un nuevo marcador diagnóstico para el Alzheimer: la presenilina-1.

La presenilina-1 es una proteína relacionada con el desarrollo y progreso del Alzheimer, pero hasta la fecha no se había podido demostrar que estuviera presente en el líquido cefalorraquídeo. Esta investigación demuestra que la presenilina-1 se encuentra en forma de complejos en el líquido cefalorraquídeo humano y de ratones, y que las cantidades y propiedades de dichos complejos varían en enfermos de Alzheimer con la progresión de la enfermedad. Actualmente, hay una búsqueda continua de nuevos biomarcadores en el líquido cefalorraquídeo para el diagnóstico clínico de enfermedades neurológicas y para diagnosticar la enfermedad de Alzheimer en sus primeras etapas.

• Noticia en Instituto de Neurociencias

• Artículo: CSF Presenilin-1 complexes are increased in Alzheimer’s disease  (descarga directa en formato PDF).

ASTRONOMÍA

Nunca algo hecho por el hombre había llegado tan lejos. El Voyager 1 ha salido del sistema solar. Científicos de la NASA, tras analizar los datos recibidos de la sonda espacial, han podido constatar que abandonó la conocida como burbuja solar en torno al 25 de agosto de 2012, aunque hasta la fecha no habían podido corroborarlo.

La sonda automática Voyager 1 partió de la Tierra en 1977 y pasó cerca de Júpiter y Saturno. Luego tomó el rumbo de salida del Sistema Solar y se ha alejado ya de la Tierra hasta una distancia de seis veces la órbita de Neptuno, el planeta más exterior, unos 19.000 millones de kilómetros del Sol. Ahora está “en el abismo del espacio interestelar”, como dice Richard A. Kerr en la revista Science. Y al parecer lleva ya un año fuera de la esfera de influencia del Sol, porque cruzó la frontera en agosto del año pasado. La noticia ahora es que, después de muchos debates sobre si efectivamente la Voyager 1 salió o no de la denominada heliosfera hace un año, los nuevos datos recibidos de la sonda y los análisis de registros anteriores de la misión muestran que efectivamente, tal y como se anunció, fue entonces cuando esta nave de la NASA abandonó la burbuja de partículas cargadas, calientes, que rodea al Sistema Solar y entró en el entorno frío y oscuro del espacio interestelar.

• Noticia El País (con vídeo)

• Artículo: In situ observations of interstellar plasma with Voyager 1.

• Vídeo de la NASA:

Hay sin embargo quienes discuten esta afirmación de que la sonda haya abandonado el Sistema Solar, sino que ha dejado atrás la heliopausa (ver explicación aquí en inglés)

INGENIERÍA

El uso de robots en entornos hostiles como túneles o minas contribuye a mejorar la seguridad laboral. Para que estos dispositivos puedan comunicarse entre sí, un equipo de investigadores, del que forman parte expertos de la UNED, ha diseñado un sistema de coordinación que emula las prácticas de conservación de los animales, en las que predomina el interés del grupo sobre el individual.

“Los robots son programados para elegir la opción que más les interesa. Actúan con el mismo sentido de egoísmo que puedan tener los animales pero, como hacen ellos, a la hora de consensuar las acciones que tomará el equipo, la elección la realizan en función del interés general”, explica Manuel Martín-Ortiz, investigador de Inteligencia Artificial en la UNED, actualmente en la Universidad Tecnológica de Ehindoven (Países Bajos) y autor principal de la investigación.

La clave del método radica en que la interacción del grupo se produce incluso aunque algunos de los dispositivos no logren comunicarse con el resto o se estropeen. “Cada vez que unos cuantos robots se encuentran, comparten la información que tienen, evalúan las posibles rutas inexploradas y realizan una negociación para decidir quién se queda con cada nuevo camino”, afirma Félix de La Paz, investigador de Inteligencia Artificial de la UNED y otro de los autores del estudio.

• Noticia Agencia SINC

• Artículo: Auction based method for graphic-like maps inspection by multi-robot system in simulated and real environments

Publicado por José Luis Moreno en SIETE DÍAS, 1 comentario
ENCODE – Enciclopedia de los elementos del ADN

ENCODE – Enciclopedia de los elementos del ADN

     Última actualizacón: 19 marzo 2018 a las 11:00

En 1958, en el simposio de la Sociedad de Biología Experimental, Francis Crick 1 (descubridor junto con James Watson de la estructura molecular del ADN, la famosa “doble hélice”) propuso el dogma central de la biología molecular basado en el flujo unidireccional de información del ADN a la proteína: del ADN la información pasa por transcripción al ARN, y de éste, por traducción, a la proteína, elemento que realiza la acción celular.  Si bien fue reformulado más tarde en la revista Nature 2, no debemos olvidar que la ciencia no es amiga de los dogmas por muy claros que parezcan algunos procesos.

La ciencia ya ha conocido un intento de estudiar a fondo nuestro código genético.  El objetivo del Proyecto Genoma Humano era conocer en profundidad nuestros genes ya que cuando se decidió acometer la empresa, se pensaba que sobre ellos gravitaba la esencia de lo que somos: conociendo los genes ―se afirmaba―, las funciones que desempeña cada uno, se sabría todo lo que se precisa para entender la vida humana o, al menos, sus patologías.

De esta forma, en el año 2000 se presentó con gran bombo político y mediático por el entonces Presidente de los EE.UU. Bill Clinton y el Primer Ministro británico Tony Blair, un borrador de resultados que se completó en 2003 con la secuenciación completa del genoma humano.

Sin embargo, como sucede a menudo, las expectativas fueron más allá de unos hechos que suelen ser muy tozudos una vez se estudian en profundidad.  Cuando se analizaron los resultados, los científicos se toparon con un número inferior de genes de lo previsto: tenemos alrededor de 20.000 genes codificadores de proteínas, una suma muy pequeña para la gran cantidad de información que se les atribuía.  Además de esta circunstancia, nos percatamos de que no hay una relación lineal entre el número de genes y la complejidad del organismo: es cierto que las bacterias tienen alrededor de 5.000 genes, pero el ser humano tiene más o menos el mismo número de genes que los erizos de mar, y una cantidad notablemente inferior que una salamandra, el arroz (que posee 57.000 genes) u otros vegetales.  Para complicar aún más el panorama, estos genes codificadores de proteínas representan únicamente el 1% de los 30.000 millones de nucleótidos que encontramos en el ADN humano.

Introducción. Genética

Para comprender en su justa medida los avances que ha supuesto el Proyecto ENCODE, se hace necesario contar con unos conocimientos genéticos básicos.  Para todos aquellos que ya los posean, pueden continuar leyendo el siguiente bloque.

Para nuestros propósitos, definimos un gen desde el punto de vista molecular como una secuencia de ADN que influye en la función y forma de un organismo al codificar y dirigir la síntesis de una proteína.  Por otro lado, una proteína es una molécula formada por aminoácidos (una proteína de tamaño medio puede tener 150 aminoácidos) con funciones muy variadas y que resultan esenciales para la vida.  A modo de ejemplo, entre ellas se incluyen las enzimas (que actúan como catalizadores), los componentes estructurales de las células, de los tejidos (como las que forman parte de los músculos, del cartílago, el pelo etc.) así como factores controladores de la expresión del gen.

¿Cómo se forma una proteína? Para sintetizar una proteína se hace necesario contar con unas instrucciones: el código genético.  Un gen está constituido por una sucesión de nucleótidos.  El lenguaje genético se distingue de cualquier idioma moderno en que las letras no son nucleótidos únicos, sino combinaciones de tres de ellos.  Ya que el ADN posee cuatro tipos de nucleótidos (A, C, G y T por adenina, citosina, guanina y timina) existen 64 combinaciones distintas de tripletes (que llamamos codones porque codifican aminoácidos).  Estas 64 combinaciones o tripletes forman las 21 letras del alfabeto genético entre las que se incluyen los signos de puntuación (hay algunos tripletes que son redundantes, es decir, sinónimos): 61 tripletes codifican los 20 aminoácidos existentes necesarios para formar una proteína, mientras que los tripletes restantes son señales que indican cuando termina la secuencia.

Como hemos dicho, existen un total de veinte aminoácidos, diez de los cuales se denominan “esenciales” porque el ser humano no los puede sintetizar: debemos obtenerlos a través de la alimentación ya que su ausencia provoca daños graves en el organismo.

Pues bien, Crick definió el mecanismo básico a través del cual la información contenida en la secuencia de un gen pasa a sintetizar una proteína concreta: primero la “transcripción” y luego la “traducción”.  La transcripción es un proceso por el que la información contenida en la secuencia de bases (A, C, G y T) se transforma en una secuencia de ARN complementaria (llamada ARN mensajero).  Acto seguido entra en juego la traducción, que es el proceso por el que una vez formados los ARN mensajeros, éstos se encargan de tomar los aminoácidos que constituirán la proteína (esto sucede así porque el ADN no sale nunca del núcleo celular: las “fábricas” de las proteínas, los ribosomas, se encuentran fuera de él de modo que el ARN mensajero debe llevar ese “mensaje” al exterior).

En resumen, la secuencia de nucleótidos (a través de los codones o grupo de tres nucleótidos) determina el orden de los aminoácidos que formarán la proteína.  El ARN mensajero se encarga de trasladar esa secuencia a los ribosomas que fabricarán la proteína con esa sucesión concreta de aminoácidos.

Para que nos hagamos una idea de lo complejo que resulta nuestro código genético, las alrededor de 30.000 proteínas diferentes del cuerpo humano están constituidas por 20 aminoácidos, y es la molécula de ADN la que debe especificar el orden concreto en que unen esos aminoácidos.

Una vez comprendido el mecanismo básico de síntesis de proteínas, ahondemos un poco más en nuestro genoma.  En los seres humanos, como en otros animales y plantas, solo una fracción del ADN (aproximadamente un 1% en humanos) codifica la síntesis de proteínas: son los llamados genes estructurales.  El resto está implicado en tareas como regular la expresión del ADN, separar unos genes de otros y otras funciones: se trata de los genes reguladores, que determinan en qué tejidos, en qué momento o en qué cantidad se ha de sintetizar una proteína determinada.  Sin embargo, los investigadores observaron que la mayor parte del ADN parecía no tener función ninguna: de ahí que recibiera el nombre de “ADN basura” (“junk DNA” en inglés).

Fue el genetista japonés Susumu Ohno quien acuñó este término en 1972 3.  El llamado ADN basura o ADN no codificante, representa secuencias de nucleótidos que no parecen contener genes o tener ninguna función.  Porqué la evolución había mantenido una gran cantidad de ADN “inútil” era un misterio (llamado enigma o paradoja del valor de C), y parecía un despilfarro, algo que se ha desvelado en parte gracias a este proyecto de investigación que aún sigue en curso.

Proyecto ENCODE

El Proyecto ENCODE (enciclopedia de los elementos del ADN) ha sido diseñado para continuar los trabajos donde terminó el Proyecto Genoma Humano.  Aunque este proyecto reveló el diseño de la biología humana, quedó claro que el manual de instrucciones para leer ese diseño era, en el mejor de los casos,  impreciso.  Los investigadores pudieron identificar en sus treinta mil millones de letras muchas de las regiones que codificaban proteínas, aunque éstas constituyen, como hemos señalado, poco más del 1% del genoma en alrededor de 20.000 genes.

Ya antes de acometerse el proyecto, muchos biólogos sospechaban que la información responsable de la maravillosa complejidad de los humanos estaba en algún lugar de los “desiertos” entre los genes:

Aún hoy, mucho después del descubrimiento de secuencias repetitivas y los intrones, señalar que el 25 por ciento de nuestro genoma consiste en millones de copias de una secuencia aburrida no causa ninguna conmoción.  Todos encuentran convincente el argumento de que si este ADN fuera totalmente inútil, la selección natural ya lo habría eliminado.  En consecuencia, debe de tener una función aún por descubrir.  Algunos incluso piensan que podría estar ahí en previsión de una evolución futura (esto es, para permitir la creación de nuevos genes).  Si así se hizo en el pasado, argumentan ¿por qué no en el futuro?

Brenner, S. (1998), «Refuge of spandrels». Current Biology, vol. 8, núm. 19, p. R669.

Además de para la biología molecular, la especial configuración de nuestro genoma ha supuesto y sigue siendo un reto para la antropología evolutiva:

De los tres mil millones de letras que componen el genoma humano, sólo quince millones, menos de un 1%, han sufrido algún cambio desde que el linaje de los chimpancés y el de los humanos divergieron hace unos seis millones de años.  La teoría evolutiva sostiene que el efecto de la inmensa mayoría de estos cambios es pequeño o nulo en nuestra biología.  Sin embargo, entre estos 15 millones de bases se encuentran las diferencias que nos hacen humanos.  La evolución desde un ancestro de humanos y chimpancés hasta un ser humano no resulta de que se acelere el tic-tac del reloj molecular en su conjunto; el secreto radica en que se den cambios rápidos en lugares donde se producen cambios sustanciales en el funcionamiento del organismo.

Pollard, K. S. (2009), «¿Qué nos hace humanos?». Investigación y Ciencia, núm. 394, p. 24-29.

Por ello, tras una fase piloto entre los años 2003 y 2007, el estudio, financiado con 80 millones de dólares por EE.UU., se propuso como meta cartografiar este terreno que se creía baldío.  El objetivo es catalogar las secuencias funcionales de ADN que están escondidas ahí, enterarse de cuándo y en qué células están activas, y rastrear sus efectos en la forma de empaquetar, regular y leer el genoma.

El proyecto ha combinado los esfuerzos de 442 científicos de 32 laboratorios en Reino Unido, EE.UU., Singapur, Japón, Suiza y España (se incluyen el Centro de Regulación Genómica en Barcelona y el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO, en Madrid).  Los investigadores se han centrado en 24 tipos de experimentos estándar y aunque el genoma es el mismo en la mayoría de las células humanas, la forma en que este actúa no (el ADN contenido en las células de nuestros ojos por ejemplo, no necesita formar pelos o uñas).  Por este motivo, se han llevado a cabo estos experimentos en múltiples tipos celulares ―al menos 147― dando lugar a los 1.648 experimentos que ENCODE ha hecho públicos.

Por este motivo, precisamente porque el ADN se comporta de forma distinta en diferentes tipos de células, el proyecto de investigación continúa en marcha: faltan por estudiar muchas más células y tejidos para conocer mejor cómo funciona nuestro ADN y qué hace para producir unos órganos u otros.

Los resultados obtenidos hasta ahora son, en cualquier caso, sorprendentes: el 80% del genoma contiene elementos vinculados a funciones bioquímicas, dando al traste con la visión generalmente aceptada de que el genoma humano era en su mayor parte “ADN basura”.  Se han detectado más de 70.000 regiones promotoras ―los lugares donde las proteínas se unen para controlar la expresión de los genes― y cerca de 400.000 regiones potenciadoras ―que regulan la expresión de genes distantes (se trata de controladores que no tienen porqué estar localizados cerca de los genes sobre los que actúan, ni siquiera en el mismo cromosoma. La estructura tridimensional de nuestro genoma está formada de un modo que, aunque el controlador esté lejos de los genes si leemos la secuencia linealmente, geométricamente está próximo al promotor y al gen ya que se encuentran envueltos alrededor para contactar con ellos).

Hemos encontrado que una gran parte del genoma ―de hecho, una cantidad sorprendente― está implicada en controlar cuándo y dónde se producen las proteínas más allá de su simple fabricación.

Ewan Birney, coordinador de análisis del proyecto.

La imagen de un interruptor es perfectamente válida para comprender estos mecanismos.  Determinadas secuencias dicen cuándo y dónde deben encenderse o apagarse determinados genes, así como la intensidad del funcionamiento.

Los elementos reguladores son responsables de garantizar que las proteínas del cristalino estén en las lentes de tus ojos y que la hemoglobina esté en tu sangre, y no en cualquier otro lugar. Es muy complejo. El procesamiento de la información y la inteligencia del genoma reside en los elementos reguladores. Con este proyecto, probablemente hemos podido pasar de comprender menos del 5% a cerca del 75% de ellos.

Jim Kent, director del Centro de Coordinación de los Datos (UCSC) de ENCODE.

Con estos datos en la mano comenzamos a entender cómo los relativamente pocos genes que codifican proteínas bastan para proporcionar la complejidad biológica necesaria para hacer crecer y funcionar un ser humano.  Como propugnaba Katherine Pollard, «el secreto radica en que se den cambios rápidos en lugares donde se producen cambios sustanciales en el funcionamiento del organismo».

Gracias a esta visión más completa del funcionamiento de nuestro código genético, se ha creado la oportunidad para comprender cómo afectan las variaciones genéticas a los distintos rasgos humanos y las enfermedades.  Características como la altura y la inteligencia, o enfermedades como el Alzheimer van a poder ser analizadas desde un nuevo paradigma.  Desde 2005, los estudios a gran escala del genoma humano (GWAS, genome-wide association studies) que asocian variaciones en la secuencia del ADN con rasgos específicos y enfermedades han mostrado miles de puntos del genoma donde la diferencia en un simple nucleótido parece estar asociada con el riesgo de padecer una enfermedad.  Pero dado que casi el 90% de estas variaciones caen fuera de los genes que codifican proteínas, hasta ahora los investigadores tenían pocas pistas en la forma en que podían causar o afectar a una enfermedad o rasgo fenotípico.

Pero asociación no es causalidad, y la identificación de estas variantes y la comprensión de la forma en que ejercen esa influencia ha sido difícil.

Por ejemplo, las variantes de ADN asociadas a la diabetes se producen en la parte del genoma ahora estudiada, pero no en cualquier punto, sino en la zona que regula los genes que controlan aspectos del metabolismo del azúcar o de la secreción de insulina. Otro ejemplo son las variantes que se dan en las zonas que regulan en sistema inmunológico y que han podido vincular a enfermedades como la esclerosis múltiple, el asma o el lupus.

El proyecto Genoma Humano fue como viajar a la Luna, se hizo con una tecnología primitiva y a base de mucha fuerza bruta.  Encode, sin embargo, es como un viaje a Marte.

Alfonso Valencia, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

Del mismo modo, la exploración del gran número de elementos reguladores revelados por el proyecto y la comparación de sus secuencias con las de otros mamíferos promete cambiar la forma de pensar de los científicos acerca de la evolución del ser humano.

Esto es así porque uno de los grandes desafíos de la biología evolutiva es comprender cómo las diferencias en la secuencia del ADN entre especies determinan las diferencias en sus fenotipos.  El cambio evolutivo puede tener lugar tanto a través de cambios en las secuencias de codificación de proteínas como por cambios en la secuencia que alteran la regulación genética.

Se ha argumentado que los potenciales cambios adaptativos en las secuencias que codifican proteínas pueden ser impedidos por la selección natural porque, aun cuando pueden ser beneficiosas para un tipo celular u órgano, pueden ser perjudiciales en algún otro lugar del organismo.  Por el contrario, dado que las secuencias reguladoras de genes frecuentemente se hayan asociadas con patrones temporal y espacialmente específicos de expresión, los cambios en estas regiones pueden modificar la función sólo de determinados tipos celulares en momentos concretos, haciendo que sea más probable que confieran una ventaja evolutiva.

En definitiva, costará un gran trabajo identificar los cambios críticos en la secuencia de los nuevos elementos reguladores que han sido identificados y que suponen las diferencias entre los humanos y otras especies.

A pesar de la gran cantidad de información ofrecida por ENCODE, aún estamos lejos del objetivo final: comprender el funcionamiento del genoma en cada célula de cada persona, así como a través del tiempo en esa misma persona.  Serán necesarios muchos años más de investigación para completar el nuevo cuadro que se ha abierto ante nosotros.

Referencias

Maher, B. (2012). ENCODE: The human encyclopaedia Nature, 489 (7414), 46-48 DOI: 10.1038/489046a

Ecker, J., Bickmore, W., Barroso, I., Pritchard, J., Gilad, Y., & Segal, E. (2012). Genomics: ENCODE explained. Nature, 489 (7414), 52-55 DOI: 10.1038/489052a

Frazer, K. (2012). Decoding the human genome. Genome Research, 22 (9), 1599-1601 DOI: 10.1101/gr.146175.112

Para facilitar la labor de los investigadores, la revista Nature ha creado un portal específico para explorar los 30 artículos publicados mediante un sistema que complementa los documentos al poner de relieve los temas que son tratados sólo en las subsecciones de los trabajos individuales. Cada hilo o trama (thread en inglés) consta de los párrafos pertinentes, las figuras y las tablas de todos los artículos, unidos en torno a un tema específico.

Por mi parte, os dejo un listado de los artículos publicados con accesos directos para leer su contenido (su acceso es libre).

Notas

  1. Crick, F. H. (1958), «On protein synthesis». Symposia of the Society for Experimental Biology, vol. 12, p. 138-163.
  2.  Crick, F. H. (1970), «Central dogma of molecular biology». Nature, vol. 227, núm. 5258, p. 561-563.
  3. Ohno, S. (1972), «So much «junk» DNA in our genome». Brookhaven Symposia in Biology, vol. 23, p. 366-370.
Publicado por José Luis Moreno en CIENCIA, 8 comentarios