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¿La oveja Dolly envejeció prematuramente?

¿La oveja Dolly envejeció prematuramente?

Hace escasos tres meses que se han cumplido 20 años de un anuncio que conmocionó a la opinión pública, y a la comunidad científica en particular. La oveja Dolly, el primer animal clonado a partir de una célula adulta, nacía el 5 de julio de 1996 en el Instituto Roslin de Edimburgo. Dolly, criada en las instalaciones del Instituto junto con decenas de ovejas de diferentes razas, permaneció en un apacible anonimato –motivado por las gestiones para obtener las patentes relacionadas con la técnica empleada– hasta la rueda de prensa multitudinaria que se celebró en el Instituto el 22 de febrero de 1997, días antes de la publicación del artículo científico que dada cuenta de los detalles en la revista Nature el 27 de febrero 1. Desde ese momento, tres nombres entraron en los libros de historia: Dolly, Ian Wilmut y Keith Campbell.

El Instituto Roslin se dedicaba por entonces a investigar todo lo relacionado con los grandes animales de granja, desde su biología molecular, pasando por su genética, embriología, reproducción y desarrollo, hasta su crecimiento y, por supuesto, su bienestar. A pesar de que tanto el Instituto como otras empresas llevaban bastante tiempo trabajando en diferentes técnicas de clonación y habían obtenido resultados positivos, el caso particular de la oveja Dolly desató una oleada de reacciones. Y como era de esperar, los medios de comunicación se lanzaron sobre la noticia con vivo interés.

Un periódico norteamericano publicó que Dolly era carnívora y que se había comido a varias ovejas de su recinto; mientras que el semanario Der Spiegel ilustró la noticia 2 en portada con un regimiento de Hitlers, como si la técnica de clonación desarrollada por los investigadores permitiera una duplicación exacta, una especie de resurrección, de cualquier organismo.

A raíz de la tormenta desatada, en marzo de ese año el presidente norteamericano Bill Clinton impuso una moratoria de cinco años para todos los experimentos de clonación con humanos llevados a cabo en Estados Unidos, ya fueran financiados con fondos públicos o privados.

¿Cómo se logró la clonación?

El enorme interés que despertó el anuncio del nacimiento de Dolly no tuvo tanto que ver con la clonación en sí –ya se habían clonado con éxito distintas especies de animales antes– sino con la técnica utilizada: «transferencia nuclear de células somáticas3». Vamos a explicar cómo lo lograron:

El ADN empleado provenía de una célula epitelial extraída de la glándula mamaria de una oveja adulta. Concretamente, en marzo de 1995 se sacrificó una oveja de raza Finn-Dorset de seis años de edad que se encontraba en la fase final de gestación, por lo que sus células mamarias estaban preparándose para la lactancia. Estos tejidos se congelaron y fueron los utilizados como ADN donante 4.

El paso siguiente consistió en cultivar esas células y mantenerlas durante cinco días privadas del factor de crecimiento. Este constituye un paso esencial, ya que las coloca en estado quiescente (fase G0) donde se produce su reprogramación, consiguiendo que la célula adulta se convierta en una célula totipotente, es decir, con capacidad de dividirse y dar lugar a un nuevo organismo.

Acto seguido se fusiona esa célula cultivada con ovocitos enucleados de otra oveja por medio de una corriente eléctrica 5 para «reconstruir» un embrión. Éstos se introducen en ovejas receptoras temporales, se recuperan cuando han comenzado a dividirse y luego se transfieren finalmente a las madres sustitutas donde se desarrollan hasta convertirse en nuevas ovejas.

Según hemos ido explicando el proceso, vemos que se necesitan un total de cuatro grupos diferentes de ovejas para esta técnica: un grupo de ovejas proporciona ovocitos que, una vez enucleados, se convierten en los citoplastos 6 receptores del ADN donante. Otro grupo facilita los embriones, cuyas células son cultivadas para proporcionar los carioplastos 7, es decir, los núcleos donantes. Un tercer grupo actúa como receptoras temporales, incubando dentro de sus oviductos los embriones recién reconstruidos hasta que llegan a la etapa de blastocisto 8. El cuarto grupo opera como verdaderas madres sustitutas: los blastocistos son entonces transferidos a sus úteros, donde se desarrollan y nacen las crías.

En el experimento se emplearon distintas técnicas —no  solo la transferencia nuclear de células somáticas— que dieron lugar al nacimiento de siete ovejas sanas: cuatro procedían de células embrionarias cultivadas (a partir de discos embrionarios de nueve días 9 llamadas Cedric, Cyril, Cecil y Tuppence); dos de fibroblastos fetales cultivados (a partir de fetos de ovejas de raza Welsh Black de 26 días llamadas Taffy y Tweed) y, por último, Dolly –que acaparó toda la atención debido a la novedosa técnica empleada– que nació a partir de células mamarias cultivadas.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que sólo 1 de los 277 embriones iniciales preparados mediante transferencia nuclear de células somáticas soportó todo el desarrollo y dio lugar al nacimiento de una oveja viva. Es decir, que el resultado de aplicar esta técnica novedosa fue de un éxito entre 277 intentos. Aun así, los investigadores se sorprendieron de que el experimento siquiera funcionase. Ahora parece evidente que si ninguno de los 277 embriones hubiera llegado a término, la ciencia habría descartado como imposible la posibilidad de clonar un animal a partir de células adultas. Wilmut y Campbell por su parte reconocieron que de haber sido ese el resultado no habrían vuelto a intentar la técnica.

Cuestión de edad

El nacimiento de Dolly demostró que era posible transferir el ADN extraído de una célula adulta a un ovocito sin fecundar y engendrar un animal genéticamente idéntico al donante, es decir, se demostró que era posible la clonación de un animal a partir de células diferenciadas. Como hemos visto, Dolly fue clonada a partir de una célula de una oveja de 6 años de edad, y la pregunta que muchos se formularon era si las células de Dolly eran las mismas de un animal joven o deberíamos añadir seis años a su edad biológica. La cuestión tiene relevancia porque se descubrió que los telómeros de las células de Dolly eran más cortos de lo esperado (los telómeros, los extremos de los cromosomas, tienen una longitud finita que se reduce con cada división celular hasta que la célula muere, de ahí que sean considerados marcadores o temporizadores para la edad de un organismo).

Dolly murió a los seis años y medio, cuando las ovejas de la raza Finn-Dorset alcanzan los nueve años o más de edad por término medio. Cuando el equipo del Instituto Roslin decidió sedar y sacrificar a Dolly para evitarle sufrimientos innecesarios, todo el mundo comenzó a cuestionar la viabilidad de la técnica de clonación y afirmaron que había muerto de forma prematura, que los animales clonados presentaban una menor esperanza de vida.

Sin embargo, Dolly no murió por una enfermedad asociada con la edad, sino por una enfermedad vírica que afectó a todo el rebaño y que le hizo desarrollar cáncer de pulmón. Es cierto que sufrió de artritis en las rodillas a los cinco años que curó aplicando un tratamiento con antiinflamatorios, pero como varios investigadores han puesto de manifiesto, cualquier oveja criada bajo techo y alimentada de la forma en que lo estuvo Dolly habría sufrido también problemas articulares.

En cualquier caso, los investigadores llevan más de dos décadas tratando de resolver los misterios del envejecimiento de los clones.

Los nuevos datos

Así las cosas, resulta muy pertinente un trabajo publicado hace unos meses que trata de arrojar luz sobre esta esquiva cuestión, ya que hasta ahora no había evaluaciones detalladas de las enfermedades no transmisibles de aparición tardía. Para ello, Kevin Sinclair y su equipo de colaboradores –entre los que se encontraba el prematuramente fallecido Keith Campbell, a quien se homenajea con este trabajo– ha examinado a cuatro de los clones de Dolly (por nombres Debbie, Denise, Dianna y Daisy) a lo largo de su vida. Decimos que son clones de Dolly porque las cuatro ovejas procedían del mismo lote de células congeladas del que nació aquella. Además, para completar la muestra de estudio, los investigadores realizaron el mismo seguimiento a otras nueve ovejas clonadas de razas diferentes. Estos trece animales tienen ahora más de 9 años (como hemos señalado, cerca de su máxima esperanza de vida) y todas gozan de buena salud.

El estudio publicado en Nature Communications confirma que los cuatro clones de Dolly no sufren artritis, diabetes, dolencias cardiovasculares u otro trastorno asociado a la edad.

El trabajo ha consistido en realizar evaluaciones musculoesqueléticas, pruebas metabólicas y medidas de presión arterial en las trece ovejas clonadas. Además, se realizaron exámenes radiológicos de todas las articulaciones principales, incluyendo las rodillas –la articulación más afectada por la osteoartritis en Dolly. Todos los datos obtenidos se compararon con los obtenidos para grupos de ovejas no clonadas.

Es importante destacar que, a pesar de su edad avanzada, ninguno de los clones mostró signos clínicos de enfermedad, siendo euglicémicas, insulino sensibles y normotensivas. Ningún animal sufría cojera a pesar de que la mayoría mostraba evidencias radiográficas de osteoartritis leve en una o dos articulaciones, como por otro lado cabría esperar en las ovejas de esa edad. Ninguna precisó tratamiento para esas molestias articulares.

Como hemos apuntado, en ausencia de animales de control de idénticas características a los sometidos a estudio (por edad, por el genotipo y el ambiente donde éstas se han criado), los investigadores siguieron estos parámetros como comparativa:

  • Un grupo contemporáneo de ovejas de seis años de edad que fueron criadas junto con los clones y sometidas a las mismas evaluaciones metabólicas y cardiovasculares
  • Los rangos de referencia publicados en estudios veterinarios previos para los niveles de glucosa en sangre
  • Radiografías pélvicas de ocho ovejas sanas de 5 años de edad
  • Y, por último, otros trabajos científicos disponibles –debidamente reseñados en la bibliografía.

Conclusiones

Algo que tanto Ian Wilmut como Keith Campbel dejaron claro desde la publicación de su trabajo pionero allá por mediados de los años 90 es que la clonación es un procedimiento mucho menos eficaz que la reproducción natural o la fecundación in vitro. Sólo un 1% de las veces que se transfiere un óvulo se consigue que nazca una oveja y sobreviva a sus primeros días. De hecho, esta baja tasa de éxitos llevó al Instituto Roslin a abandonar esta técnica de clonación.

Sin embargo, los trabajos con animales clonados, y concretamente en este caso, el estudio de su envejecimiento, nos permiten afirmar que si un animal clonado sobrevive a la gestación y goza de buena salud durante las primeras semanas de vida, tendrá las mismas posibilidades que otros animales de su raza nacidos de forma natural, y envejecerán del mismo modo.

Si tomamos una célula de un animal de cualquier edad e introducimos su núcleo en un óvulo maduro no fertilizado, los datos actuales apuntan a que podemos obtener un animal que nace con una esperanza de vida igual a los gestados de forma natural. La relación entre la longitud de los telómeros, la salud y la longevidad en organismos multicelulares es bastante compleja y aún no hemos desentrañado todos los misterios. Ahora sabemos que la restauración de la longitud de los telómeros está dictada por intrincadas alteraciones epigenéticas de la cromatina, cuya variación podría explicar las discrepancias entre las especies, y los tipos de células donantes dentro de las especies.

Lo que los científicos sospechan es que parece haber un mecanismo natural incorporado a los óvulos que es capaz de rejuvenecer una célula, así que por ese camino irán los futuros trabajos de investigación.

 

Referencia

Sinclair, K. D., et al. (2016), «Healthy ageing of cloned sheep». Nature communications, vol. 7, p. 12359.

Lee el artículo aquí.

Más información

Wilmutt, I.; Campbell, K. y  Tudge, C. (2000), La segunda creación: de «Dolly» a la clonación humana. Barcelona: Ediciones B, 388 p.

Wilmut, I., et al. (1997), «Viable offspring derived from fetal and adult mammalian cells». Nature, vol. 385, núm. 6619, p. 810-813.

The Life of Dolly. Página web del Instituto Roslin.

Notas

  1. Mediante una carta a la revista que llevaba por título Viable offspring derived from fetal and adult mammalian cells. Puedes leerla aquí.
  2. Puedes descargar el artículo (en alemán) aquí.
  3. SCNT, por las siglas en inglés de somatic cell nuclear transfer.
  4. Como curiosidad señalaremos que en principio no estaban destinados para su uso en la clonación de Dolly, pero por la pérdida de una línea celular se eligieron como «repuestos» de última hora.
  5. Digo que son ovocitos enucleados aunque se hallan detenidos en mitad de la meiosis y por lo tanto, estrictamente hablando, no tienen núcleo ya que en esa fase la membrana nuclear se ha roto. Los ovocitos empleados en la clonación de Dolly fueron aportados por ovejas Scottish Blackface para confirmar a simple vista que no habían aportado ningún gen a la nueva oveja.
  6. En este contexto, un citoplasto es una célula enucleada (es decir, sin núcleo, solo el citoplasma) que se utiliza para recibir un nuevo núcleo (donante) en el proceso de transferencia nuclear.
  7. Un carioplasto es un núcleo donante, con mayor o menor cantidad adherida de citoplasma, que pasa a un nuevo citoplasma en la transferencia nuclear.
  8. Un blastocisto es un embrión que se encuentra en la etapa en que es una pelota de células, más avanzado que una mórula. En el caso por ejemplo de los embriones humanos logrados por fecundación in vitro, éstos pasan de cigoto a blastocisto en una placa de cultivo y luego son transferidos directamente a las madres que los gestarán y parirán.
  9. El disco embrionario está formado por células de la masa interior celular, realmente el comienzo de un nuevo animal en los blastocistos avanzados.
Publicado por José Luis Moreno en CIENCIA, 0 comentarios
Siete días … 14 a 20 de abril (CRISPR-Cas9)

Siete días … 14 a 20 de abril (CRISPR-Cas9)

     Última actualizacón: 24 septiembre 2017 a las 13:05

BIOQUÍMICA

Se ha conseguido aclarar un misterio sobre una proteína que desempeña un papel esencial en el sistema inmunitario bacteriano, y que se está convirtiendo en una valiosa herramienta para la ingeniería genética.

Un equipo de investigadores del Laboratorio Nacional estadounidense Lawrence Berkeley (Berkeley Lab), en California, la Universidad de California en Berkeley y otras instituciones ha determinado cómo la enzima bacteriana conocida como Cas9, guiada por ARN, es capaz de identificar y degradar ADN ajeno a la bacteria durante infecciones virales, así como de inducir cambios genéticos en puntos muy específicos en células animales y vegetales.

Valiéndose de imágenes tan detalladas como para distinguir entre moléculas individuales, y de experimentos bioquímicos a una escala mayor, el equipo de la bioquímica Jennifer Doudna ha demostrado que la capacidad que la enzima Cas9 tiene para hacer modificaciones genómicas es posible gracias a la presencia de secuencias cortas de ADN de un tipo denominado PAM.

Las bacterias afrontan ataques constantes de virus y de plásmidos (fragmentos de ácidos nucleicos). Para sobrevivir, las bacterias ponen en acción a un sistema inmunitario adaptativo basado en ácidos nucleicos que gira en torno a un componente genético conocido como CRISPR. Mediante la combinación de CRISPRs y endonucleasas guiadas por ARN, como por ejemplo la Cas9, las bacterias son capaces de utilizar pequeñas moléculas de CRISPR ARN para guiar la selección del objetivo y la degradación de las secuencias de ADN concordantes en plásmidos y virus invasores, a fin de impedir la replicación viral.

• Noticia NCYT

• Artículo: DNA interrogation by the CRISPR RNA-guided endonuclease Cas9

BIOLOGÍA

Científicos de la Universidad de Washington han revelado como conclusión de un estudio que las moscas de la fruta realizan maniobras de aviones de combate para evitar los ataques de sus depredadores. Lo han podido constatar gracias a varias cámaras lentas que capturaron el movimiento de sus alas y sus cuerpos a 7.500 fotogramas por segundo después de toparse con la amenazadora imagen de un peligro.

El investigador Florian Muijres, autor principal del artículo publicado en la revista «Science», confirma que han descubierto que las moscas –con un cerebro del tamaño de un grano de sal– pueden virar su trayectoria incluso hasta los 90 grados o más, llegando incluso a volar del revés. «Estas moscas normalmente aletean 200 veces por segundo y, en casi un solo golpe de ala, el animal puede reorientar su cuerpo para generar una fuerza que le aleja del estímulo amenazador y luego continúa acelerándose», ha dicho.

«Hemos descubierto que las moscas de fruta modifican el trazado en menos de una centésima de segundo, 50 veces más rápido que un abrir y cerrar de ojos», informa el profesor Michael Dickinson, coautor del estudio. Las moscas de la fruta se basan en su sentido de la vista para huir de los depredadores, por lo que de esta rapidez depende su vida. «El cerebro de la mosca realiza un cálculo muy sofisticado en un lapso muy corto de tiempo para determinar dónde está el peligro y trazar la mejor maniobra de escape», dijo Dickinson.

• Noticia ABC

• Artículo: Flies Evade Looming Targets by Executing Rapid Visually Directed Banked Turns

• Vídeo:

ECOLOGÍA

Un equipo internacional de investigadores considera que las interacciones mantenidas por el ser humano durante milenios con los animales carroñeros, como buitres, hienas y leones, han sido «determinantes de primer orden» en la evolución y el bienestar de los humanos.

Además, los resultados del estudio advierten de que el peligro de extinción de los grandes mamíferos carnívoros «amenaza con hacer desaparecer los numerosos servicios» de los que los humanos actuales y futuros podrían beneficiarse.

Esta investigación, liderada por científicos de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche (Alicante), ha sido publicada en la revista BioScience y sus conclusiones, a juicio de los científicos del proyecto, tiene «numerosas implicaciones en la identidad cognitiva, ecológica y cultural del hombre actual».

El estudio ofrece una perspectiva singular de la evolución humana, desde el origen del primer homínido hace unos dos millones de años, hasta la aparición y el desarrollo del hombre moderno.

Una de las conclusiones más sorprendentes refleja que «los dos atributos más distintivos del ser humano, el desarrollo del lenguaje y la colaboración cooperativa, fueron probablemente resultado de las presiones selectivas asociadas al consumo primigenio de carroña».

• Noticia El Mundo

• Artículo: Humans and Scavengers: The Evolution of Interactions and Ecosystem Services

EVOLUCIÓN HUMANA

Un equipo internacional de investigadores ha reconstruido por primera vez los epigenomas de dos homínidos primitivos -un neandertal y un denisovano- y los ha comparado con los de los humanos modernos, un paso fundamental para entender cómo hemos evolucionado hasta convertirnos en lo que somos hoy en día. El epigenoma son las pequeñas variaciones genéticas que, sin mutar o modificar la estructura de los genes, modulan sutilmente su actividad.

El estudio ha comprobado que, aunque los homínidos primitivos y nosotros tenemos los mismos genes, nuestro epigenoma es distinto.

Y conocer bien los mecanismos que rigen estas pequeñas alteraciones es importante para el estudio de la evolución humana, ya que para unos supusieron la extinción y para nosotros, el éxito evolutivo, y aunque ese éxito fue resultado de una mejor capacidad de adaptarse a un ambiente hostil, unos cambios favorables en el epigenoma pueden favorecer la adaptación del individuo a un medio difícil.

La investigación, publicada en Science, ha sido coordinada por Liran Carmel de la Universidad de Jerusalén, y cuenta con la participación del profesor de la Universidad de Cantabria y del Instituto de Investigación Valdecilla (IDIVAL), José Antonio Riancho, y del científico del CSIC-CNB y del Instituto de Oncología de Asturias Obra Social Cajastur (IUOPA) de la Universidad de Oviedo, Mario Fernández Fraga.

El pasado febrero, investigadores del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania, secuenciaban por primera vez el genoma completo de un neandertal, obtenido gracias al hueso de un pie de un individuo que vivió hace unos 50.000 años. Meses antes, el mismo equipo había descrito el genoma de un denisovano, un grupo de humanos primitivos originarios de Siberia.

Ahora, gracias a una técnica inédita y basada en algoritmos matemáticos, los investigadores del estudio han ido un paso más allá y han reconstruido el epigenoma de ambos individuos, ofreciendo así «una visión más completa» del genoma de estas especies primitivas.

Los resultados obtenidos en el análisis de los huesos de estas dos especies y que se han comparado con los de hombres actuales demuestran que una serie de genes están «modulados de forma distinta en las especies primitivas y la nuestra», ha precisado Riancho.

«Algunos de esos genes están relacionados, por ejemplo, con la forma del esqueleto, lo que explicaría por qué ellos tenían una osamenta tan potente, con huesos más fuertes, anchos y cortos, frente a nuestro esqueleto que es mucho más frágil», ha destacado.

Sin embargo, otras diferencias observadas se refieren a genes relacionados con el sistema cardiovascular, o el nervioso, y  están asociados a enfermedades como el Alzheimer o la esquizofrenia.

• Noticia RTVE

• Artículo: Reconstructing the DNA Methylation Maps of the Neandertal and the Denisovan

• Vídeo:

GENÉTICA

A pesar de los esfuerzos científicos, el mecanismo exacto responsable de los síntomas del síndrome de Down sigue sin entenderse por completo. Esta trisomía en el cromosoma 21 es la causa genética de discapacidad intelectual más frecuente, con una incidencia de uno entre 800 nacimientos.

Un nuevo trabajo, publicado en la última edición de la revista Nature, ha comparado los transcriptomas –la manera en la que se expresan los genes– de un par de gemelos humanos idénticos en los que solo uno de ellos tenía síndrome de Down.

Es rarísimo que un niño tenga trisomía en el cromosoma 21 y su hermano monocigótico no; solo sucede en uno de cada 385.000 casos. Antes de abortar, los padres de los gemelos del estudio dieron su consentimiento para que los científicos pudieran extraer células de ambos fetos. Gracias a ello, un grupo de investigadores de España, Suiza, Holanda y Francia, liderados por la Universidad de Ginebra (UNIGE), han detectado un ‘aplanamiento’ de los niveles de expresión génica de todo el genoma en el feto afectado. Es decir, la expresión de los genes estaba alterada a través de cada cromosoma, no solo el 21.

Para los autores, esto implica que la expresión de genes en cualquier cromosoma puede contribuir al síndrome de Down, por lo que una copia extra de cualquiera de ellos puede alterar la regulación de genes.

Los fetos de estos dos hermanos procedían de una terapia de fecundación in vitro. Sus padres, al ser informados sobre el trastorno de uno de los gemelos, decidieron no proseguir con el embarazo. Con su aprobación y la del comité ético del Hospital Universitario de Ginebra (Suiza), los científicos extrajeron mediante una biopsia post mortem células de la piel de los dos fetos de 16 semanas para poder estudiar sus diferencias.

Para la ciencia, contar con las muestras de estos hermanos es un privilegio. Si comparamos un individuo con Down y otro sin el síndrome que no están relacionados genéticamente, es imposible observar los cambios en la expresión de los genes. Pero “entre los dos gemelos idénticos, lo único que cambia es la trisomía”, explica a Sinc Mara Dierssen, investigadora en el departamento de Biología de Sistemas en el Centro de Regulación Genómica (CRG). “De ahí que sean un modelo genial para estudiar por qué se producen estas diferencias”.

Al comparar los resultados obtenidos con datos de otras investigaciones, los científicos encontraron que la organización del cromosoma 21 se correlaciona con la posición del ADN en el núcleo de la célula. Así, los dominios sobreexpresados en el gemelo con trisomía corresponden con las regiones del ADN que se sabe son las primeras en interactuar con la periferia del núcleo.

El estudio muestra por primera vez que la posición del ADN en el núcleo, o las características bioquímicas de las interacciones entre ADN y proteínas en las células con trisomía, se modifica ocasionando cambios en los patrones de expresión génica.

Federico Santoni, coautor del estudio, agrega que estos cambios «no ocurren solo en el cromosoma 21, sino en todo el genoma. La presencia de solo un 1% de material cromosómico extra modifica la función de todos el genoma e interrumpe el equilibrio de la expresión de los genes».

«Si pudiéramos hacer una analogía con el cambio climático, solo con que la temperatura del planeta aumente en 1 o 2 grados en los trópicos lloverá mucho menos y en las zonas templadas mucho más. El equilibrio completo del clima en el planeta puede ser modificado por un elemento muy pequeño», añade Stylianos Antonarakis, director del laboratorio de la UNIGE.

• Noticia Agencia SINC

• Artículo: Domains of genome-wide gene expression dysregulation in Down’s syndrome

MEDICINA

Científicos del Centro de Tecnología Celular Avanzada de Marlborough, en Estados Unidos, lograron clonar células de un ser humano adulto; algo totalmente inédito hasta el momento.

Esta «clonación terapéutica», como se le ha llamado, significa que se pueden producir células madre embrionarias con un ADN idéntico al del donante, que en este caso fueron dos personas adultas, una de 35 años y otra de 75. Esto con el fin de tratar diversas enfermedades como el Parkinson, la Diabetes o la Esclerosis.

Lo anterior se logró al pasar una corriente eléctrica por una célula, con el fin de «neutralizar» toda la información genética, obteniendo así algo conocido como ovocito; el cual se divide y multiplica durante un lapso de cinco a seis días, al mismo tiempo que le es implantado el ADN del donante, hasta resultar en la formación de un «embrión» cuyo interior está repleto de células madres de pluripotentes; con la capacidad de generar cualquier tipo de célula humana. Esto, por lo general se realizaba sólo con material joven (por no decir embrionario), es la primera vez que se realiza con muestras adultas.

• Noticia SDPNoticias (versión íntegra en Reuters)

• Artículo: Human Somatic Cell Nuclear Transfer Using Adult Cells (descarga directa en formato PDF)

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Investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) han implantado en el esófago de ratas un injerto capaz de resistir el estrés mecánico. “Hemos reemplazado todo el esófago cervical mediante ingeniería de tejidos”, indica a Sinc Paolo Macchiarini, autor principal del estudio.

El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, supone un nuevo paso hacia el desarrollo de técnicas de bioingeniería capaces de reemplazar esófagos dañados. Cada año, numerosas personas se someten a procedimientos quirúrgicos que eliminan ciertas zonas del esófago alteradas por cáncer, traumas o defectos al nacer.

Los expertos aseguran que la mayoría de los procesos quirúrgicos actuales relacionados con este conducto son complejos y pueden provocar complicaciones, pérdida de peso y mortalidad. La razón es que este tipo de intervención reemplaza el esófago dañado con partes del intestino o del estómago del propio paciente. Así, “un nuevo injerto creado mediante ingeniería eliminaría la necesidad de utilizar tejido del propio paciente y mejoraría los resultados de la cirugía”, sostiene Macchiarini.

“Muchos de los pacientes que se someten a la cirugía sufren de disfagia (problemas para la deglución) años después de la operación”, añade el investigador italiano. “Por eso, pensamos que esta nueva técnica mejoraría la calidad de vida de los pacientes”.

Para ello, los autores extrajeron un trozo de esófago de una rata donante. A esta sección se le eliminaron las células, creando un andamiaje biocompatible que retenía las propiedades mecánicas y bioactivas del órgano.

Esta estructura hueca fue ‘sembrada’ con un tipo de células madre de la médula ósea llamadas mesenquimatosas. En tres semanas se formó el nuevo tejido y este reemplazó el 20% del esófago de la rata receptora –perteneciente a la zona cervical–.

“El injerto funcionó mejor de lo esperado. Una complicación típica de la cirugía de esófago es la aparición de fugas o estenosis y no vimos ninguna al usar este método”, sostiene Macchiarini.

Los autores advierten que una limitación de este estudio es que el trasplante de solo un 20% de este conducto del tracto digestivo podría no bastar para la práctica clínica, puesto que el éxito del implante debería ser examinado durante periodos más largos.

Sin embargo, “este tipo de trabajo sirve de guía para la evaluación en modelos animales mayores donde la sustitución del total del esófago y el seguimiento a largo plazo son factibles”, señalan.

• Noticia Agencia SINC

• Artículo: Experimental orthotopic transplantation of a tissue-engineered oesophagus in rats

QUÍMICA

Un trabajo sobre caracterización individual de nanopartículas del Grupo de Espectroscopía Analítica y Sensores del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales de Aragón de la Universidad de Zaragoza ha sido portada del mes de marzo de Analytical Chemistry, la revista más importante en el campo de la química analítica de la American Chemical Society.

El resultado del trabajo viene a paliar, según los autores, la falta de métodos fiables para determinar la identidad de las nanopartículas, las características y las concentraciones de las mismas en productos de amplio consumo humano.

Los doctores Laborda, Bolea y Jiménez-Lamana del Grupo GEAS del Instituto de Investigación en Ciencias Ambientales (IUCA) han optimizado una nueva metodología por acoplamiento de potentes técnicas de separación de campo de flujo (FIFFF, por sus siglas en inglés) con dispositivos de ionización en plasma inductivo y espectrometría de masas.

Una sola nanopartícula individual puede proporcionar información sobre las formas solubles, distribuciones de tamaño, número y concentración de masa.

Debido a su potencial, esta metodología se ha considerado en un informe reciente del Instituto de Materiales y Medidas de Referencia (IRMM) en relación con la aplicación de la definición de ‘nanomaterial’ por parte de la Unión Europea.

En la detección de una sola nanopartícula, sus átomos producen un paquete de iones gaseosos en el plasma, que se miden como un pulso único por el detector en el espectrómetro de masas. La intensidad de este único pulso está relacionada con la cantidad de átomos de analito en la nanopartícula y por lo tanto a la masa de analito y el tamaño de las mismas.

Por otro lado, la frecuencia de los pulsos es proporcional a la concentración del número de nanopartículas. En la práctica, las frecuencias de adquisición de datos adecuados y las concentraciones en número de nanopartículas deben ser seleccionados para asegurar que cada impulso corresponde a sólo una nanopartícula. La técnica desarrollada permite la realización de estudios de gran importancia en el control de estos contaminantes emergentes (nanomateriales) en el ámbito econanotoxicológico y citonanotoxicológico.

• Noticia Agencia SINC

• Artículo: Single Particle Inductively Coupled Plasma Mass Spectrometry: A Powerful Tool for Nanoanalysis (descarga directa en formato PDF)

Publicado por José Luis Moreno en SIETE DÍAS, 2 comentarios