Reseña: «El disco celeste de Nebra. La clave de una civilización extinta en el corazón de Europa», de Harald Meller y Kai Michel

     Última actualizacón: 1 mayo 2021 a las 08:14

Ficha Técnica

Título: El disco celeste de Nebra. La clave de una civilización extinta en el corazón de Europa
Autores: Harald Meller y Kai Michel
Edita: Antoni Bosch Editor, 2020
Encuadernación: Tapa blanda con solapas
Número de páginas: 397 p.
ISBN: 9788494933103

Reseña del editor

Unos expoliadores de tumbas descubrieron este disco en la cima de la montaña de Mittelberg, en el estado alemán de Sajonia-Anhalt; el arqueólogo Harald Meller consiguió rescatarlo para el dominio público tras una ardua persecución. Desde entonces, coordina la investigación de sus secretos. Junto con Kai Michel, historiador y periodista científico, describe el legendario reino de Nebra, cuyas ramificaciones se extendían desde Stonehenge en Inglaterra hasta Oriente, en una era desbordante de ideas revolucionarias sobre los dioses, el poder y el cosmos. El disco celeste de Nebra nos suministra la clave de un mundo desaparecido al que debemos los fundamentos de nuestra Europa moderna. Es la representación concreta más antigua del cielo. El descubrimiento del enigmático disco de Nebra, en pleno corazón de Europa, ha causado furor. Harald Meller y Kai Michel narran de primera mano la emocionante historia de su rescate y su desciframiento, arrastrando al lector hacia el asombroso mundo de Nebra, que se revela como un capítulo fundacional de nuestro pasado, tan desconocido como fascinante. «Un tesoro de bronce y de oro, enterrado hace miles de años, desvela la existencia de una civilización en el corazón de Europa, desconocida hasta ahora.

Reseña

La expoliación de objetos arqueológicos es una actividad que no ha parado de crecer en todo el mundo. El mercado negro de antigüedades alimenta la voracidad de coleccionistas sin escrúpulos que pagan grandes sumas por hacerse con todo tipo de piezas. Esta actividad no solo hurta los objetos a los investigadores sino que también destruye los yacimientos, con lo que el daño se multiplica al perder el contexto arqueológico, una información esencial para reconstruir nuestro pasado. Esto es lo que, en parte, sucedió con el «disco celeste de Nebra», una placa de bronce casi redonda que pesa alrededor de 2 kg y que tiene un diámetro aproximado de 32 cm; aunque la intervención de Harald Meller fue esencial para paliar en parte los daños.

Ahora podemos conocer con detalle todos los aspectos del rescate de esta importantísima pieza que, junto con otros elementos como espadas y hachas, fue enterrada en el monte Mittelberg, cerca de Nebra (estado federado de Sajonia-Anhalt, Alemania). Y digo rescate, porque este tesoro arqueológico fue recuperado de manos de los expoliadores gracias a una operación policial digna de un guion televisivo en la que Meller tuvo un papel protagonista.

Así, tras su recuperación comenzó la fase de investigación —comenzando por el proceso judicial en el que se trató sobre la autenticidad del hallazgo— una ardua tarea que ha permitido concluir que estamos ante una de las representaciones más antiguas de la bóveda celeste y otros fenómenos astronómicos, con una antigüedad de alrededor de 3 600 años. A día de hoy el disco celeste de Nebra hace las delicias de los visitantes del Museo Estatal de Prehistoria de la ciudad de Halle an der Saale y se ha convertido en una de las piezas estrellas de la exposición.

En definitiva, gracias a este libro vamos a participar en la aventura de reconstruir el panorama de una cultura que nació y murió en el corazón de Europa, la denominada «Cultura de Unetice», documentada en buena parte de Europa central entre los años 2 200 y 1 600 a.e.c. Y es que estamos ante uno de los primeros Estados del continente; un sistema en el que una élite muy reducida controla los recursos y los destinos de la inmensa mayoría, principalmente gracias a un cuerpo militar especializado y una administración centralizada.

Esta afirmación no está exenta de controversia, pero lo cierto es que, tras leer el libro, una de las cosas que más me han impactado ha sido confirmar lo simplistas y primitivas que suelen ser no ya las sociedades prehistóricas, sino nuestra visión sobre ellas.

Este hallazgo es una provocación

Enterrado en torno al año 1 600 a.e.c., es la representación concreta del cielo más antigua hallada hasta el momento. No representa los astros como dioses, vírgenes o animales míticos, tal como sucedía en las culturas de la Antigüedad, sino que nos muestra los cuerpos celestes de una manera muy naturalista, tal como se presentan a los ojos humanos en el cielo: como objetos brillantes de distintas formas y tamaños.

Este hallazgo representa un momento estelar de la humanidad

El disco de Nebra nos ofrece el testimonio de un momento estelar de la humanidad y apenas tenemos idea acerca de la cultura en la que surgió.

De hecho, los autores llaman nuestra atención acerca de un parecido chocante: su sorprendente similitud con un objeto extraordinario de nuestro tiempo, un objeto que, de manera provisional, marca el punto final de lo que dio comienzo con el disco celeste. Se trata del «Disco de oro de las Voyager» incorporado en 1977 en las sondas Voyager lanzadas al espacio por la NASA.

Ambos son discos redondos, aproximadamente del mismo tamaño que un elepé. Ambos están compuestos principalmente de cobre (en uno se ha refinado con estaño para formar bronce; en el otro ha recibido un baño de oro), y en ambos el oro sirve para transmitir los mensajes. Además, se trata de un soporte para mensajes a inteligencias no humanas. El disco de oro quiere informar a alienígenas sobre la vida en el planeta Tierra. El disco celeste de Nebra fue enterrado como ofrenda a las fuerzas sobrenaturales.

Es la clave de una cultura desconocida

El disco celeste se trata del producto de un mundo globalizado cuyas conexiones alcanzan desde Stonehenge hasta Oriente. Comprender cómo se construyó, de dónde procedían sus materias primas, y entender el significado del mensaje que transmite, nos hacen ver que las sociedades del pasado estuvieron realmente conectadas entre sí.

De esta forma. el «Grand Tour», ese gran viaje por Europa que formaba parte obligatoria de la educación de los nobles jóvenes desde el Renacimiento, podría haber tenido una especie de precursor en la Edad del Bronce Antiguo.  Un hecho sorprendente para aquellos que, como yo mismo, no hemos prestado la debida atención a los trabajos que los especialistas en la Prehistoria vienen realizando desde hace décadas.

Es el comienzo de nuestro mundo

El disco celeste es también una clave para descifrar nuestra propia historia. Nos permite comprender cómo un conocimiento muy desarrollado hizo surgir una sociedad importante en Europa Central. Esa sociedad del conocimiento no solo inventó la producción en serie, sino que dio lugar a un poder y una riqueza de una magnitud hasta entonces desconocida.

No puedo más que recomendar este magnífico texto que, estoy seguro, hará las delicias de todos los que nos interesamos por conocer un poco mejor nuestro pasado.

 

Por cierto, quizás te interese esta entrevista que, desde el Museo Arqueológico de Alicante le hicieron a Harald Meller con ocasión de la publicación de este libro.

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Publicado por José Luis Moreno

Jurista amante de la ciencia y bibliofrénico. Curioso por naturaleza. Desde muy pronto comencé a leer los libros que tenía a mano, obras de Salgari, Verne y Dumas entre otros muchos autores, que hicieron volar mi imaginación. Sin embargo, hubo otros libros que me permitieron descubrir las grandes civilizaciones, la arqueología, la astronomía, el origen del hombre y la evolución de la vida en la Tierra. Estos temas me apasionaron, y desde entonces no ha dejado de crecer mi curiosidad. Ahora realizo un doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad de Málaga donde estudio el derecho a la ciencia recogido en los artículos 20.1.b) y 44.2 CE, profundizando en la limitación que supone la gestión pública de la ciencia por parte del Estado, todo ello con miras a ofrecer propuestas de mejora del sistema de ciencia y tecnología. Socio de número de la AEAC, miembro de AHdC; AEC2, StopFMF y ARP-SAPC

1 comentario

Buena información; Verdaderamente interesante. A la altura del comienzo del «New Kingdom» en Egipto y en mitad de los vaivenes imperialistas de Babilonia; Y con un conocimiento de la boveda celeste parecido al de estas culturas. Creo que ya va llegando el tiempo de que nosotros, o sea, hoy, comprendamos de una vez que no somos «el cenit» de «La Creación» sino una colonia/cultivo local en esta esquina de La Galaxia que, por cierto y por lo que fuera, no quedó del todo bien. A ver si avanzamos REALMENTE en nuestra «problematica evolución» lo suficiente camo para que «alguienes» se decidan a bajar de sus UFO’s y contarnos cuatro o cinco cosas, y a administrarnos, de pasdo, alguna droga benevola que nos ayude a digerirlas.

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